Consejero delegado de Renault y presidente de ACEA, la patronal de fabricantes del automóvil. Luca de Meo es una de las figuras más importantes de la industria automotriz europea y lo tiene claro: es la gente con dinero la que debe hacer avanzar la transición al coche eléctrico. Con los precios bajando, de Meo sigue defendiendo la estrategia que han seguido la mayoría de las marcas.
"La gente con pasta". Se nota, en su español, los años que Luca de Meo pasó al frente de Seat. El CEO de Renault no tuvo problemas para dejar clara sus posturas durante el Foro ANFAC, organizado por la patronal de fabricantes de automóviles en España, a donde también acudía como presidente de ACEA, la asociación que recoge a las automotrices en Europa.
Fue allí donde de Meo no dudó en señalar a los que, a su juicio, debían fomentar el despegue del coche eléctrico. "Los coches eléctricos van a costar más caros, pero la gente que tiene disponibilidad (de dinero) es la que se tiene que comprometer", ha argumentado el presidente de ACEA en palabras recogidas por Cinco Días.
Pero más baratos. No dudó en afirmar de Meo que el coche eléctrico exige un mayor desembolso inicial pero que, una vez cubierta esta primera parte, el vehículo sale más económico en el largo plazo. "No podemos decir de un lado que la sociedad no quiere cambio climático y luego no decidirse a dar el paso para comprar algo que en precio es más alto, pero a nivel de utilización es más barato", ha recalcado.
Lo cierto es que esto mismo se puede comprobar con la calculadora con la que contamos en Xataka para saber si merece la pena la compra de un coche eléctrico. La cuestión es que, a mayor uso del coche eléctrico, con recargas sensiblemente más baratas que llenar el depósito y un mantenimiento ínfimo, el ahorro puede ser considerable. Para ejemplo, el de estos taxistas.
El problema. "Estos coches estructuralmente cuestan más dinero. Un día van a bajar, pero el 40% del coste está en la batería y una buena parte de esto son las materias primas, que no se encuentran en todos los sitios", ha querido aclarar el CEO de Renault, compañía que se plantea jugar a la contra del mercado en lo que a baterías se refiere.
Lo cierto es que, hasta ahora, el precio de los acumuladores de energía ha sido altísimo. China controla gran parte de la cadena de suministro y sus decisiones tienen un efecto inmediato en el mercado. Pese a ello, poco a poco se encuentras más yacimientos y nuevas formas de explotación de los minerales necesarios, lo que facilita su producción y reduce el precio de las mismas.
A esto hay que sumar que, con el crecimiento de la producción, las compañías empiezan a reducir sus precios hasta el punto de que se ha generado una guerra que ya preocupa a CATL, el mayor productor de baterías del mundo. La firma china, incluso, está estudiando la posibilidad de lanzar sus propias plataformas eléctricas para diversificar parte de su negocio.
Coches baratos para "gente con pasta". En los últimos meses, las ventas del coche eléctrico siguen creciendo pero sus ritmos se están ralentizando. Es lógico pues los vehículos de mayor coste y precio que se lanzaron ya han ido encontrado a sus clientes, al tiempo que, aunque bajen su precio, siguen siendo inalcanzables para una parte importante de la población.
Para remediarlo, los fabricantes llevan tiempo tratando de desarrollar coches eléctricos de unos 20.000 y 25.000 euros. El problema es que estos vehículos seguirán siendo comprados por personas con una economía más que solvente pues tienen sentido si el coche se utiliza a diario como segundo vehículo y se tiene un enchufe disponible en casa o en un garaje.
Sus autonomías apuntan a menos de 300 kilómetros, por lo que sacarlos de la ciudad en un viaje largo dará muchos problemas a sus propietarios. Antes, con menos dinero, el cliente estaba dispuesto a renunciar a ciertas comodidades en los utilitarios porque el coche seguía siendo esa herramienta práctica que, en un momento dado, nos permitía recorrer miles de kilómetros. Hoy día, ese coche está desapareciendo.
"Se igualarán los precios". Esto es lo que defiende de Meo. El problema es cuándo, cómo y a qué precio. "Tenemos una media de ocho nuevas normativas europeas de aquí a 2030 y eso nos obliga a dedicar un 25% del presupuesto del I+D a su cumplimiento", se quejaba durante el Foro de Anfac. Unas normativas que, según su propia marca, elevarán aún más los precios de los coches de combustión.
Al tiempo que se ha ido mejorando la seguridad en los coches, la eficiencia de los motores y reduciendo sus emisiones contaminantes también ha ido aumentando el suelo del automóvil. En este artículo recogíamos cómo los coches de menor precio son los que habían experimentado crecimientos más acusados en sus precios en los últimos siete años.
Todo en el aire. Las palabras de de Meo flotan en el ambiente en un momento de incertidumbre para la industria. La intención de prohibir la venta de todo coche con motor de combustión que no sea neutro en emisiones de carbono a partir de 2035 sigue sobre la mesa de las políticas europeas pero su aprobación no es completamente definitiva. En el horizonte ya asoman las próximas elecciones.
El plan es que, en 2030, se reduzcan sensiblemente las emisiones de los vehículos pero ya hemos visto el poder de la industria del automóvil, que ha conseguido frenar los cambios drásticos que se esperaban con Euro 7 y que, finalmente, apenas influirán en los vehículos vendidos a los particulares.
Los fabricantes defendían que, ante el salto al coche eléctrico, apenas habría coches que utilizaran Euro 7 y que, sin embargo, les iba a suponer inversiones millonarias imposibles de rentabilizar. Ahora, los coches eléctricos empiezan a ralentizar su crecimiento, con unos clientes que siguen esperando vehículos más baratos y que la tecnología siga mejorando para que termine por adaptarse a sus necesidades.
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