Cuando los gourmets del cine levantan el meñique aquejando cierta presión creativa, de que los blockbusters sufren de una grave falta de libertad y riesgo, tal vez ignoran que esto es común en cualquier disciplina artística. ¿Los videojuegos? Rara vez se invierte una fortuna sin un planing a comité. ¿Y en el cómic? Viendo resultados de ventas, multipliquemos por cien y ya sabemos cómo piensan algunos directores de cuentas.
Por esto, más allá de Marvel o DC, de Dark Horse o Image Comics, existe una pequeña editorial que balancea entre la irreverencia más irrespetuosa y el talento más nervioso. Para que te hagas una idea, cuando cierto entintador, cierto guionista o cierto dibujante acaba hasta las narices de plazos, encargos y reglas impuestas por agenda, termina publicando en Aftershock.
Y algunos de los mejores tebeos modernos nacieron así —que le pregunten a Brian K. Vaughan y Fiona Staples por ‘Saga’—: haciendo lo que al equipo creativo le daba la gana. El cómic americano independiente no siempre es un oasis, pero dibujar sin las limitaciones de cierto duopolio, más allá del superheroico y el correctismo, o guionizar bajo la argolla de seguir a pies juntillas cierto canon cinematográfico, ha dado pie a muchas de las mejores historias actuales.
Qué es Aftershock
La historia es fascinante. En uno de los arcos narrativos de Edad Heroica, el enemigo de Spiderman Electro tuvo una hija que repudió, quien después se aliaría a los Bastardos del Mal, es decir, los hijos ilegítimos de algunos villanos reputados en el universo Marvel. Aftershock fue un personaje menor, pero el núcleo de una idea poderosa. Y no nos referimos a escribir tebeos donde el malo es el protagonista, sino más allá: nuevas tipologías donde caben más líneas morales y más géneros que el binario.
Cinco años después, el 1 de enero de 2015, nacía una editorial del mismo nombre, Aftershock, con la promesa de reunir los mejores talentos para narrar las mejores tramas. Joe Pruett y Mike Marts, el editor que llevó a los X-Men a su propia edad dorada, la fundaron. Y su equipo, conformado por firmas relevantes en las mejores series de DC y Marvel de las dos últimas décadas, hizo el resto.
Si eres seguidor de cómics, esta explicación te sobra. Para el neófito, un apunte histórico: en los 90 fue Vertigo el paraguas editorial donde se publicaron 'Sandman' y 'Lucifer', 'Doom Patrol', 'Hellblazer', '100 balas' o bendiciones como 'Transmetropolitan'. El hogar de Azzarello, Adam Glass ('Deadpool)', Warren Ellis, Garth Ennis ('Crossed') o Clarke ('Juez Dredd') ahora se llama Aftershock. Eso es Aftershock, un casting de campanillas del cómic estadounidense. También están Amanda Conner y Jimmy Palmiotti, Marguerite Bennett o John Layman.
Y algunas de sus mejores grapas y tapas acaban de aterrizar en castellano, garantizadas por Planeta Cómic. 'Animosity' y 'Jimmy’s Bastard' inauguraron la línea editorial el pasado marzo. 'InseXts' y 'American Monster' le siguieron en abril y mayo. 'Pestilence' y Unholy Grail' acaban de aterrizar. Nombres propios como 'Babyteeth' o 'Eleanor & The Egret' completan el catálogo.
Demasiados nombres en poco espacio. Así que mejor vamos poco a poco.
Animosity, ¿quién es la mascota ahora?
'Animosity' abre con una premisa muy simple: un buen día los animales “despiertan”. En cristiano: adquieren consciencia de su ser y sus recuerdos, su estatus social, su función como alimento/compañía/diana de maltratadores, etc. Tras esto se redacta un credo de convivencia. Los animales ya no son comida, tocará convivir. Algunos también actúan en consecuencia con dueños atentos y cariñosos: los protagonistas, el perro Sandor y la niña Jesse, mantienen su fiel amistad tras todo esto.
Citas bíblicas, guiños a Pokémon muy bien traídos, un dibujo para besar las páginas y tramas que coquetean entre el animalismo y las zonas comunes de zonas desmilitarizadas, pacíficas, hasta los puntos calientes donde mueren muchos de uno y otro bando… sin caer en apologías veganistas. ¿Sentiste miedo a bañarte tras ver ‘Tiburón’ o revisabas tu cuarto de juguetes tras ver ‘Toy Story’? Este cómic logra algo que ni Jonathan Safran Foer con ‘Comer animales’ sugirió: pervierte su marco de ficción para arrastrarnos a reflexiones y pensamientos en nuestro día a día.
Una serie que va por 18 entregas y varios spin offs: ‘Animosity Evolution’, la faceta más cyberpunk y futurista de esta supervivencia post-animalista; o ‘Animosity The Rise’, un tríptico enfocado a explicar el ascenso al poder del reino animal. Y todavía quedan cosas por decir.
Marguerite Bennett escribe —aunque sus logros más arriesgados puedes encontrarlos en ‘InseXts’, también de Aftershock—, Rafael de LaTorre dibuja, Rob Schwager colorea y Marshall Dillon rotula este pequeño hito que a buen seguro los fans del este subgénero, donde caben igual clásicos modernos como ‘Fables’ que algunos más longevos como ‘La colina de Watership’, influencia capital, sabrán saborear. Si te apetece una muestra gratis, aquí tienes.
American Monster
Una de las reglas de Aftershock impone el respeto a sus nombres: las ideas pertenecen a sus firmantes y si mañana se marchan, se las pueden llevar consigo. ‘American Monster’ vendió bastante mal cuando empezó y de haber caído en manos de Dark Horse, estamos convencidos de que hubiese corrido mejor suerte. Pero al equipo de Aftershock eso le da igual. Tener a Garth Ennis escribiendo caprichos historicistas de aviadores afroamericanos tiene un precio. El de la libertad.
En ‘American Monster’, Brian Azzarello y Juan Doe se han montado un adictivo thriller rural, primo hermano de ‘God Country’ o ‘Gideon Falls’, aunque sin capas paranormales. Al contrario, el inicio de la serie juega al despiste para después asestar el machetazo tanto al lector como a la cultura americana más arraigada. En cuatro formatos —cómic, ebook, Mobipocket y PDF—, el resto queda en tus manos y así evitamos spoilers.
Shipwreck y Babyteeth
Más sugerente es esta pequeña panacea para lectores aburridos de ironmanes: un doctor atrapado en una zona desconocida, perdido tras un naufragio del que apenas tenemos datos, debe hacer frente a una serie de choques, tanto con sus habitantes como su fauna. Un pueblo gore, bares de carretera y moteles de mala muerte, cierta influencia en Moebius, sectas, algo de terrorismo y cuervos le guían hacia alguna parte desconocida. Warren Ellis y Phil Hester son los responsables de este cómic.
‘Babyteeth’ (Donny Cates, Garry Brown), por otro lado, parte de la premisa una chica embarazada del Anticristo, rodeada de adolescentes idiotas y la nula comprensión de sus iguales. La madre pronto aprenderá a preparar biberones de sangre. Un ‘American Gods’ sin una pizca de comedia.
Pestilence y Unholy Grail
Pestilence le da la vuelta a las reglas de la peste negra del siglo XIV, pandemia que arrasó con un tercio de la población europea, para convertirla en una epidemia zombi. De paso se concede lanzar interesantes relecturas sobre judaísmo y poder sacro.
Una especie de gran secreto que la historia se ha obsesionado en ocultar. Oleg Okunev dibuja y el enorme Frank Tieri (Lobezno, Deadpool, New Excalibur, Marvel vs Capcom) escribe esta historia de sexo salvaje, tortura y sangre que ríete tú de Vikings o Juego de Tronos Una serie que ha dado lugar al spin off ‘A Story of Satan’, con el mismo equipo implicado y portadas del artista nominado al Eisner Tim Bradstreet (The Punisher, Hellblazer).
Por su parte, ‘Unholy Grail’, con Cullen Bunn —'The Damned’, guionista en varias miniseries de 'Deadpool' o su exitoso ‘Uncanny X-Men’— y Mirko Colak —dibujante en series de Masacre, Siniestro, Deathstroke o Cráneo Rojo—, supone una interesante relectura sobre la figura del Rey Arturo, el mago Merlín, la dama del lago y demás mitología reformulada bajo la influencia lovecraftiana. La de Cullen Bunn, además, es una exitosa alianza que ha dado lugar a otras dos series: ‘Brothers Dracul’ y ‘Dark Ark’.
Quien busque escenarios menos sangrientos, 'Eleanor and the Egret' es una divertida y absorbente lectura sobre el clásico juego del gato y el ratón con un detective que busca atrapar a una ladrona indetectable. ¿Su ayuda? Una garza parlante que crió desde que era un huevo. Pintura y mascotas, amor y bandidos eluyendo a la ley bajo la inconfundible firma del guionista de Mars Attacks John Layman (‘Chew’) y Sam Kieth (co-guionista en ‘The Sandman’), el creador de The Maxx o Zero Girl.
Como puedes ver y leer, mientras haya ideas y talento, habrá buen cómic. Está claro que no es fácil sobresalir en el mercado del tebeo EEUU, este amazonas salvaje donde talento nunca es igual a éxito económico, pero la primera piedra está sembrada.
Planeta ha tenido a bien cerrar una alianza en la que los lectores ganamos por partida doble: la oportunidad de seguir a nuestros autores de cabecera fuera de esos espacios comunes paga-facturas. Y dos: sanear nuestros ojos y manos con historias que otras editoriales directamente ningunean si no aparece alguna figura pop en la portada. Un éxito, al fin, para el mundo del cómic.