Hay una razón por la que los mamíferos tenemos dos ojos: la visión estéreo nos permite percibir la profundidad, la distancia a la que se sitúan los objetos. Un avance biológico que el fabricante Roborock ha implementado en su nuevo S6 MaxV, primer robot aspirador con dos ojos, con cámara estéreo. Una tecnología que, sumado a ReactiveAI, logra que este robot sortee cualquier obstáculo del entorno. Una aspiradora resiliente.
Este tipo de innovaciones se denominan diseño biomimético. Y han inspirado muchos de nuestros mayores logros. No bromeamos: el Shinkansen, tren-pájaro de Japón, se diseñó inspirándose en el pico aerodinámico del martín pescador y el abdomen del pingüino adelaida. No solo lograron elevar la resistencia al viento, también redujeron el nivel de ruido. Las aspas de los submarinos inspiraron su diseño en la ballena jorobada. Los rotores deben su forma a las semillas de arce.
¿Y qué podríamos decir del velcro, ese tejido con nombre propio? Harto de traer la ropa llena de semillas de bardana, el ingeniero suizo Georges de Mestral puso bajo la lupa esta capacidad adherente. Diez años más tarde patentaba el velcro. Las escamas del tiburón o las telas de araña han inspirado algunos de los tejidos más resistentes. Y así, miles de ejemplos más.
Cuando naturaleza y tecnología se dan la mano
Dos ojos conceden un ángulo de visión aproximado de 179º, mientras que un solo ojo, además de reducir visión periférica, provoca efecto túnel: perdemos parte de esa visión central complementada gracias al segundo ojo. Pero más allá de este hecho obvio, la clave del análisis espacial reside en nuestra visión estéreo.
Nuestros ojos están separados por una distancia aproximada de cinco centímetros. De esta forma, cada ojo recibe una imagen distinta, pero complementaria. Una percepción inferida. Nuestra capacidad de entender la profundidad focal nos permite ver el mundo en tres dimensiones. Y así podemos predecir trayectorias, sortear obstáculos, desplazarnos a mayor velocidad y construir mundo simulados a nuestra imagen y semejanza —hablamos de la realidad virtual—.
Es por esto que el hito de Roborock en la construcción del S6 MaxV posee un doble valor. Para dotar de la suficiente potencia y rendimiento, este robot aspirador de la línea S-Series cuenta en su interior con un procesador Qualcomm APQ8053. Un SoC de 8 núcleos orientado al Internet de las Cosas que integra las tecnologías WiFi y Bluetooth para dotar de la máxima conectividad.
Rodear y sortear obstáculos es, después de la propia limpieza, la segunda tarea de cualquier robot aspirador. Nuestras piernas, mascotas, los juguetes de los niños y demás convierten el simple acto de barrer en una gymkana frenética, especialmente en hogares con familias. Esta visión dual no solo permite poder dejar el robot “a su aire”, sin preocuparnos en si rendirá bien, también facilita su uso, sin tener que programar su funcionamiento.
Un nuevo paso en la robótica
La naturaleza posee una virtud envidiable: solventa problemas complejos a través de soluciones de aparente simpleza. Pero de simple tiene poco. Y la clave fundamental residen en la eficiencia: anatómica, energética, funcional al fin. Tras milenios de evolución, las alas de las mariposas o el pico de los flamencos no son irregularidades, son “conclusiones” de probada eficiencia.
Los dos ojos del nuevo Roborock S6 MaxV son un paso adelante en esa evolución dentro de la industria robótica para el hogar.
Su procesador Qualcomm APQ8053 es un cerebro que lo dota de mayor autonomía, que procesa las cientos de imágenes detalladas a una velocidad máxima de 30 fps, capturadas para reconocer nuestro hogar y lograr una eficiencia de limpieza superior. Objetos cotidianos como las zapatillas running o la básculas de baño serán un escollo la primera vez. Después, la memoria del Roborock S6 MaxV los reconocerá y sorteará con pericia.
Esto es así gracias a ReactiveAI, un modelo de inteligencia artificial adaptativa, entrenada mediante miles y miles de imágenes, sirviéndose de Redes Neuronales Convolucionales para reconocer el entorno a través del procesamiento de estas imágenes. Diseño biomimético, una vez más, por dentro y por fuera.
Este proceso evolutivo tampoco debemos olvidarnos de las fortalezas en las que Roborock ha construido su filosofía. Este nuevo S6 MaxV asciende en potencia de succión, 2500 PA, lo que supone un 25% más de potencia respecto a su predecesor. Un extra para optimizar la limpieza que no penaliza en la batería, ya que este modelo cuenta con 5200mAh de batería, lo que se traduce en 3 horas de limpieza en modo silencioso y sistema Smart Top-Up —el robot se recarga solo lo suficiente para completar la limpieza habitual—
Más allá del hardware y las funcionalidades básicas, este Roborock S6 MaxV también presenta tecnología de mapeo multi-nivel. Dicho de otro modo, esta característica es capaz de reconocer automáticamente y almacenar los datos de los diferentes niveles del hogar. Es más, cada planta puede configurarse de una manera, con No-Go Zones (zonas donde no aspirar) y No-Mop zones (zonas que no fregar), con reconocimiento automático de cada habitación. Primero identifica, después reconoce y clasifica.
El día que un robot lo cambió todo
Esta evolución no es la única dentro de la industria tecnológica. Durante años, ingenieros del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Harvard han estudiado las propiedades del aragonito y su formación en ciertos tipos de moluscos y crustáceos, un mineral que ya quisieran para sí muchos vehículos de artillería.
Para solventar uno de los principales retos de la escasez de abejas —esas amigas que cuentan con su propia festividad, responsables de la producción del 9,5% de los alimentos del mundo—, la única solución efectiva fue construir abejas robot, de operatividad autónoma, para polinizar cultivos sin impactar sobre la naturaleza.
Estos son dos breves ejemplos de la mucha “bioinspiración” que nos ha llevado, como sociedad, a encontrar soluciones sencillas a problemas complejos. A ser más audaces e inspirar la robótica a la vez que rendimos homenaje a la naturaleza. Esperemos que las tres leyes de Isaac Asimov se cumplan durante muchas generaciones, eso sí.
Desde la geometría de Euclides al escultor griego Fidias —a quien le debemos el descubrimiento de la proporción áurea—, maestros de las matemáticas y la arquitectura, nuestros hogares le debe deben a las termitas, hormigas y abejas sus más grandes hallazgos. Y ahora estos hogares estarán impolutos gracias al cerebro de robots como el S6 MaxV.
Modelos como estos, que incorporan la tecnología más avanzada para volvernos la vida un poco más fácil, ya están disponibles en nuestro país, en retailers como Fnac y PcComponentes.
Imágenes: Roborock y Unsplash
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