Los Mac se la han pegado a lo grande. En los últimos resultados trimestrales de Apple el dato es terrible: un 34% de caída de ingresos con respecto al mismo periodo del año pasado.
Esta división de negocio no ha parado de desangrarse desde que empezó el año, y aunque la presentación de los nuevos Apple M3, M3 Pro y M3 Max debería animar las cosas en los próximos trimestres, una cosa está bastante clara: si los últimos Mac se han vendido poco, la culpa la han tenido (sobre todo) los Apple M1.
Aquellos chips que se anunciaron en noviembre de 2020 dieron un salto excepcional en potencia y eficiencia respecto a los chips de Intel que tradicionalmente habían sido el corazón de los Mac, y eso hizo que se renovase el interés por estos equipos.
Ese gráfico, compilado por mi compañero Javier Lacort, deja muy clara la evolución en los últimos cinco años. Las ventas durante todo el año 2019 y la mitad de 2020 fueron renqueantes y se vieron afectadas por problemas como el de los (tristemente) célebres teclados de mariposa.
Pero las cosas cambiaron justo a partir del lanzamiento de los Apple M1. La expectación que generaron esos chips provocó una repentina subida de las ventas en los dos últimos trimestres de 2020.
No es solo que aquellos chips fueran una revolución para Apple: es que además se sumó la terrible pandemia de COVID-19. Aunque ya hacía unos meses que habíamos salido del confinamiento, el panorama había cambiado y el teletrabajo (y el "teleestudio") se habían vuelto casi masivos.
Ambas circunstancias convirtieron en todo un éxito a los renovados MacBook Air y los Mac mini, pero también a los coloridos iMac que llevaban seis años sin renovarse de forma significativa. Aquellos equipos representaban un verdadero soplo de aire fresco para este segmento, y demostraban lo bien que macOS se había adaptado a la arquitectura ARM. La transición fue como una seda, y pronto quedó claro que esos chips eran un punto de inflexión en la historia de los ordenadores de Apple.
Fue entonces cuando los PCs vivieron una sorprendente nueva época dorada: los fabricantes no daban abasto. El impacto de la pandemia se dejó sentir durante finales de 2020 y buena parte de 2021: a Lenovo, por ejemplo, le quitaban los PCs de las manos, y el segundo trimestre de 2021 fue una absoluta locura para las ventas de los Mac, que se incrementaron en un 70% respecto al mismo periodo del año anterior.
Para entonces Apple ya había tenido el acierto de presentar sus M1 Pro y M1 Max, así que los MacBook Pro y los llamativos Mac Studio se convirtieron en opciones perfectas para quienes buscaban renovar sus antiguos equipos de alta gama basados en chips de Intel.
Pero Apple no contaba con una cosa: los Apple M1 resultaron ser demasiado buenos. En 2022 conocimos al fin a sus sucesores, los Apple M2, y aunque los MacBook Air (2022) aprovecharon el lanzamiento para cambiar de diseño y decir adiós al formato cuña, el chip no representó un salto especialmente significativo.
Aparecieron otros modelos aprovechando las esperadas variantes de los M2, pero una vez más nos encontrábamos con equipos que aunque subían las prestaciones, subían aún más de precio.
De hecho, aunque 2022 siguió siendo un año destacable para las ventas de los Mac gracias a la resaca de la pandemia, las cosas empezarían a cambiar rápidamente tanto para Apple como para el resto de los fabricantes. De hecho la empresa de Cupertino pareció resistir el primer golpe, pero después cayó de forma aún más pronunciada.
Así es como hemos vivido un 2023 nefasto para todos los fabricantes pero que también está siendo especialmente preocupante para Apple. Es cierto que los ciclos de renovación de nuestros ordenadores son más largos que los de los móviles, pero la familia de chips Apple M1 ha sido tan buena que probablemente ha alargado aún más ese ciclo.
La propia Apple pareció convencernos de hecho de que igual era buen momento para renovar esos equipos. Durante la presentación de los Apple M3 todas las comparaciones que se hicieron se enfocaron no al M2, sino al M1.
Las mejoras de rendimiento multinúcleo llegaban al 50% en los núcleos de eficiencia (30% en los de rendimiento) entre el M1 y M3, una cifra llamativa que no obstante no lo es tanto si tenemos en cuenta que han pasado tres años y estamos ante unos chips con una fotolitografía de 3 nm frente a la de 5 nm de aquellos modelos.
¿Lograrán los M3 revertir esa tendencia? Desde luego parece difícil ir a peor, pero el escenario macroeconómico, con una inflación por las nubes, no anima demasiado al gasto. Eso y lo otro, claro.
Que los M1, insisto, han resultado ser demasiado estupendos.
Ver 38 comentarios