Halloween se empezó a popularizar hace años con una gran ayuda por parte de la industria estadounidense del entretenimiento logrando contagiar al planeta entero la celebración de las bromas, del terror y de las bromas terroríficas. Así, hoy las calles se llenarán de criaturas como zombies y fantasmas, y ante esto nos ha venido a la cabeza algo: ¿sería posible tener una mochila cazafantasmas real con la tecnología existente?
A modo de recordatorio, los Cazafantasmas recurren a un arma especializada cuyo mecanismo y disparador llevan en forma de mochila. Unas pistolas nada habituales que disparan unos rayos capaces de atrapar fantasmas y poder encerrarlos en las trampas, unas unidades de almacenamiento y transporte. La ficción es obvia, pero ¿qué cantidad de ciencia hay? Por ser hoy, hablemos de la tecnología en lo referente a estos fantasmas.
Cuestión de energías positivas y negativas
Si atendemos a lo que se ha dicho de manera puntual en las películas, series y cómics del Universo Cazafantasmas, tenemos que al hablar del arma se hace referencia a un colisionador de positrones, esto es, el rayo se genera al colisionar positrones altamente energéticos. Así, el rayo permitiría al cazafantasmas contener a los espectros, dado que éstos de manera indirecta se definen como entidades cargadas negativamente.
Es decir, hablamos (siempre entrecomillando) de física de partículas sub-atómicas. Así, en un inicio hay una ligera descripción de un sistema que es capaz de hacer chocar positrones (los mellizos positivos de los electrones) con mucha energía, de modo que se genera un rayo con carga positiva que, a modo de imán, atraparía al fantasma, que tendría una carga negativa (¿electrones?), pudiéndolo dirigir hacia la trampa.
Los positrones del inicio, no obstante, virarían a protones más adelante, ya que a partir de Cazafantasmas II se hace referencia a "pistolas de protones" (proton pack). Aunque a efectos de carga y olvidando cualquier otra consideración física, el "tanto monta, monta tanto" se perdona dado que los protones tienen carga positiva.
En la última película esto cambia un poco. La explicación y el replanteamiento de la maquinaria inicial nos viene de la mano ni más ni menos que de un físico de partículas del MIT, el Dr. James Maxwell, asociado postdoctoral en el laboratorio de estudios nucleares de la universidad. Maxwell resume en un vídeo que el primer modelo de mochila tenía un ciclotrón con dos electrodos que hacían girar las partículas en espiral a gran velocidad, pero que en la última película hay un sincrotrón que crea un campo magnético en anillo.
Pero, ¿es posible crear una mochila cazafantasmas funcional?
Maxwell empieza el vídeo hablando de que los creadores de la última película recurrieron a él con el fin de que les asesorase, preguntándole cómo trabajaría el disparador de protones de la manera más científica posible. De ahí que el científico trabajase con ellos ideando un sistema con los fundamentos científicos posibles, rediseñando la mochila inicial con el sistema de imanes que crearía la aceleración de partículas y con un sistema de refrigeración en la base.
¿Qué es posible y que no de todo esto? El fundamento de todo esto es similar al del LHC, pero un acelerador de partículas no tiene que medir kilómetros de éste (de hecho, un tubo de rayos catódicos de un televisor es una simplificación de un acelerador de partículas). Pero aún así la realidad es que lo necesario para crear un sistema como el de la mochila no sería posible en esas dimensiones, así concluye Maxwell.
Los aceleradores de partículas son reales, los superimanes son reales. Pero la parte fantasía o el mito empieza en hacerlo en ese espacio.
Además, aunque el sistema se explicaría en parte con ese pequeño acelerador de partículas, lo que aún no tiene ese intento de respaldo tecnológico o científico es la creación de ese haz de protones o las consecuencias de cuando los unen (lo cual se plantea como una explosión nuclear según la ciencia de la película pero luego resulta en un portal interdimensional).
Si además repasamos los pocos datos en forma de números o unidades que se dan en películas y series de dibujos animados, se habla de que la potencia máxima del rayo es de 500.000 MHz, un gaigámetro que mide 2.5GEV o la escala PKE referida a "energía psicocinética". Aquí se confunden unidades de frecuencia con las que suelen usarse para potencia (vatios) o directamente se inventan unidades e incluso energías (no busquéis la psicocinética, no al menos en webs rigurosas), aunque aquí probablemente se trataba de dar un toque aparentemente científico a modo de adorno.
Más ficción que ciencia
De este modo, las mochilas sí tienen cierta base científica que, como hemos visto en el caso de la última película, se intentó hacer algo más fuerte. Pero los elementos que sí existen del hipotético equipo no hacen posible crearlo a esa escala con la tecnología actual, además de que no se aborda el tema de la producción y salida del rayo, teniendo en cuenta además que éste tiene ondulaciones que tampoco encajan con la colimación de los haces de partículas de los aceleradores modernos (salen paralelos).
Tendremos que esperar algo más a poder tener una mochila así, aunque probablemente fuese algo bastante peligroso (esto lo dicen en las películas y probablemente con razón). Pero sobre todo necesitaríamos que esos fantasmas cargados negativamente existiesen.
Imágenes | Ghostbusters