¿Pagarías 25.000 dólares por poner un diminuto sello azul con un check blanco junto a tu foto de perfil en Instagram? ¿Estarías dispuesto a burlar los esquemas de Meta para verificar tu nombre y, quizás, si juegas bien tus cartas, firmar acuerdos de patrocinio con empresas o al menos elevar tu estatus y marca personal en Internet? Quizás te suene descabellado. Quizás no. Quién sabe.
Te parezca más o menos razonable, un dispendio o una inversión, lo cierto es que ProPublica acaba de publicar una investigación que destapa una delirante trama que tiene precisamente ese objetivo: aprovechar los puntos débiles del sistema para mercadear con verificaciones en Instagram.
El esquema es tan rentable para sus impulsores como aparentemente elaborado y consiste básicamente en proyectar una imagen falsa en la Red para trasladarla luego a Instagram y que sirva allí como "llave" para hacerse con la preciada insignia azul. Los reporteros Craig Silverman y Bianca Fortis, de ProPublica, una agencia de noticias independiente, describen en detalle su mecánica.
Ya seas cirujano o joyero, el primer paso consiste ni más ni menos que en hacerse pasar por un artista con cierta notoriedad. ¿Cómo? Para empezar con fotografías en las que parezcas un creador influyente, atareado y, a ser posible, con cierto estatus. ¿Que tienes un deportivo o al menos puedes acertarte a uno para sacarte una foto? Genial. ¿Se tercia la posibilidad de sacarte un selfie junto a una cabina de DJ o sentado en un estudio de grabación? Mejor que mejor.
El esquema, paso a paso
No importa que no sepas qué hacer exactamente allí. Los responsables de la trama —explica ProPublica— encargaban piezas musicales simples, en ocasiones poco más que ritmos básicos que sonaban en bucle y durante minutos, para que puedas subirlas a tus perfiles de Spotify, Apple Music y otras plataformas similares. Con el fin de que la impostura quedase más redonda los “cerebros” de la operación pagaban también por artículos en los que se elogiaba tu talento musical.
Siguiente paso: empezar a subir contenido a Instagram. ¿Que no tienes una cohorte de miles de seguidores a los que les chiflan tus creaciones? No pasa nada. Tampoco eso supone un problema insalvable. Los mismos que se han encargado de buscarte música y buenas reseñas garantizan que tus publicaciones en la red social parezcan populares a base de comprar likes y comentarios.
Por si su ayuda no fuera suficiente la misma Google contribuía, de forma automática, a dar más credibilidad al engaño. Al indexar los artículos y perfiles de Spotify, Google o Deezer, el buscador generaba un “knowledge panel” que aparecía cada vez que alguien tecleaba tu nombre, un panel de conocimiento en el que se te presentaba como… —¡Eso es!— un artista musical.
A jeweler. A plastic surgeon. An OnlyFans Model. They and others received a blue check in likely the biggest Instagram verification scheme revealed to date. After ProPublica started asking questions, Meta removed badges from over 300 accounts.https://t.co/UTgXxTh4Qb
— Ida B. Wells Society (@IBWellsSociety) September 6, 2022
Al disponer de perfiles en Spotify y Apple y ser citado en artículos, los supuestos músicos cumplían los requisitos para ser etiquetados como tales. Podrían ser mejores o peores, dignos candidatos a un Disco de Oro o unos compositores pésimos; el caso es que a ojos de Google estaba claro. Al fin y al cabo el buscador, como explica a ProPublica, no es responsable de decidir sobre su legitimidad.
Con la tierra ya abonada quedaba solo seguir trabajando para lograr la verificación. Entre otras vías, los clientes interesados contactaban con los responsables de poner en marcha el proceso por Telegram o chats de la Deep Web. La idea es que tuviesen su insignia azul en 30 o 45 días.
A cambio pagaban hasta 25.000 dólares, si bien uno de los supuestos implicados aseguró a ProPublica que el “cerebro” del esquema, un joven aspirante a criptoempresario y DJ de Miami, llegó a cobrar en ocasiones sumas bastante mayores. La agencia de investigación habla de una trama que generó “millones” de dólares en ingresos y en lo que se refiere al alcance recuerda que una vez inició sus pesquissa Meta eliminó las insignias azules de más de trescientas cuentas.
Entre los usuarios habría modelos de OnlyFans, un joyero, un cirujano plástico, criptoempersarios y estrellas de programas de telerrealidad. ¿Qué buscan con el tick? El preciado escudo azul se usa, básicamente, para acreditar que la cuenta a la que se asocia pertenece a quien dice pertenecer; pero sobre todo es un símbolo de estatus, un distintivo que refuerza el valor de la marca personal y —probablemente lo más importante de todo— allana el camino hacia los jugosos patrocinios.
“Es una forma de que las personas sepan qué cuentas son auténticas y notables”, aclaran desde Instagram al hablar sobre la insignia de verificación. Eso sí, para lograrla el perfil necesita alcanzar antes cierta notoriedad: “debe representar a una persona, marca o entidad conocida y buscada con frecuencia. Revisamos cuentas que aparecen en varias fuentes de noticias y no tenemos en cuenta el contenido multimedia de pago o publicitario como parte del proceso de revisión”.
No es la primera vez que saltan noticias sobre la compraventa de verificaciones. En 2017 Mashable alertaba de que había quienes pagaban miles de dólares por el símbolo azul. Ya por entonces se apuntaba que había quien llegaba a desembolsar hasta 15.000 dólares por el famoso broche.
Cantidades más que considerables que, en cualquier caso, no hacen temblar el pulso de Meta. Sus responsables advierten, tajantes y sin mucho margen para la interpretación: “instamos a las personas a mantenerse alerta y nunca pagar por el estado de verificación porque viola nuestros términos. Cada vez que identificamos un esquema como este, tomamos medidas y eso significa que alguien que pagó por la verificación no solo perderá su dinero, sino también su estado de verificación”.
Imágenes | Kate Torline (Unsplash) y Erik Lucatero (Unsplash)
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