"Es una locura. Contábamos con que los precios bajasen ahora, pero con la guerra se han disparado". El empleado de la empresa de gasóleos se encoge de hombros y saca el datáfono. Acaba de cargar el depósito de mi casa —del que dependo, entre otras cosas, para calentar el agua o que arranque la calefacción— con 500 litros. La factura: 630 euros. El 7 de enero, cuando nos vimos las caras por última vez, había llenado el mismo depósito hasta los topes con 604 litros y la factura se había quedado en 543 euros. Ya entonces era cara, pero ahora... "La guerra. Y menos mal que pides ahora; el lunes puede que esté peor", me dice mientras el datáfono escupe mi recibo, él arranca su camión y yo me quedo con la duda de si debo reírme o darle un abrazo.
La guerra, sí.
La guerra.
La guerra que se deja sentir en la cartera
La ofensiva de Rusia en Ucrania, en la otra punta de Europa, no solo ha reanimado el miedo a una catástrofe nuclear y acaparado la atención de medios y multinacionales de medio globo. Su huella se deja sentir, y con fuerza, en la cartera. Materias primas, energía y carburantes están experimentando un alza que, al final de la cadena, se traduce en circunstancias como la que le ha tocado vivir a quien esto escribe: depósitos de combustible con menos carga y más caros que hace dos meses.
Una de las curvas que más lo ha sentido, como bien acaba de experimentar mi tarjeta, es la del combustible. No todo es achacable a la guerra, por supuesto. El alza de demanda que ha seguido a la pandemia y la recuperación de la economía influye también. Lo innegable, sin embargo, es que en los últimos días se ha registrado una escalada más que notable. El barril de Brent alcanzaba ayer los 118,19 dólares, lejos de los 98,57 de una semana atrás. Los datos del último Boletín Petrolero de la Unión Europea, publicado hace solo unos días, el jueves, fijaba una medida de venta en España de 1,608 euros por litro de gasolina; el gasóleo, a su vez, rondaba los 1,496.
¿Cómo afecta la guerra exactamente a los precios? Rusia es uno de los grandes exportadores de crudo a nivel mundial, junto con EEUU y Arabia Saudí. Según datos recogidos por The Conversation, produce cerca de 11 millones de barriles diarios de crudo, de los que más o menos se destinan a una demanda interna que presumiblemente ha aumentado por la necesidad de combustible militar.
Gran parte del petróleo exportado acaba dirigiéndose a Europa. Con esas cifras, se entiende mejor que cualquier escenario geopolítico que le afecte repercute en el mercado. "Si fuese un conflicto abierto, estaríamos hablando de un acontecimiento para el mercado energético tan importante como las dos primeras crisis del petróleo", apuntaban ya antes del conflicto los expertos. Firmas como British Petroleum y Shell han cancelado sus inversiones en Rusia y el gigante petrolero de EEUU Exxon Mobil también ha anunciado ya que abandonará sus operaciones en el país.
El ascenso de precios en el sector, en cualquier caso, no se puede achacar de forma exclusiva a la guerra de Ucrania. De hecho, 2021 ya se cerró con un alza notable, de más del 50%, con respecto al ejercicio anterior. En juego hay otros factores, como que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ahogue la oferta, las tensiones geopolíticas en Oriente Próximo, los tributos y el propio aumento de demanda que ha acompañado a la paulatina salida de la pandemia.
La curva del gas natural también ha dejado sentir el efecto de la guerra. El miércoles, a medida que el conflicto se recrudecía y Moscú reforzaba su ofensiva contra Kiev, su precio se disparaba más de un 30% en Europa. En el peor momento de la jornada, su alza llegó a superar el 50% y rozar los 200 euros por megavatio hora, lo que deja muy atrás los récord alcanzados en diciembre. Más allá de las cifras, las consecuencias se dejarán sentir también de forma importante en la cartera.
La electricidad en el mercado mayorista alcanzará hoy los 366,55 euros por megavatio hora (MWh), lo que supone su mayor precio en 2022 y el segundo más elevado desde que hay registros. Los datos del Operador del Mercado Ibérico (OMIE) contemplan además una tendencia alza y que el precio sea mañana un 7,58% superior al de hoy. En general, la luz será un 78,28% más cara que hace poco más de una semana, cuando las tropas del Kremlin avanzaron hacia Ucrania.
Alza de la energía... y lo que no es energía
Los repuntes de precios no se ceban solo con la energía. También las materias primas, como el aluminio, el carbón o incluso el trigo están registrando alzas considerables y van camino de subidas históricas. Varios medios internacionales recogían hace días cómo el índice S&P GSCI, un indicador fundamental para mercados de las materias primas, acumulaba un incremento semanal del 16% y apuntaba al alza más pronunciada en sus registros, que se remontan a 1970.
El trigo, en máximos, deja un buen ejemplo. Antes de la guerra, Rusia y Ucrania —el "granero" de Europa— generaban alrededor de un tercio de las exportaciones mundiales del cereal. Ante el temor de que el conflicto genere una escasez de suministro en solo una semana su precio se ha disparado un 40% en el mercado de referencia de EEUU, alcanzando el valor de 12 dólares por fanega, unos 27 kilos. Hay que remontarse a la crisis financiera de 2008 para encontrar valores similares. Los contratos de futuros del trigo, de hecho, se incrementaron un 58,41% en un mes.
No es el único alimento que ve cómo sus precios dibujan curvas ascendentes. El aumento de la inflación y el efecto de la guerra de Ucrania se deja sentir igualmente en el maíz, con alzas del 28% en lo que va de año en el mercado estadounidense, el mayor del mundo; o de más del 13% en el aceite de girasol, una mercancía que tiene en el país de Volodymyr Zelensky un pilar clave.
Según los datos recabados en 2019 por el Observatorio de la Complejidad Económica (OEC), el exsatélite soviético es el mayor productor mundial de aceite de girasol y aglutina casi el 20% de la exportación mundial del recurso. Ucrania también es el granero de Europa y de España: alrededor del 30 % del maíz que necesita anualmente, el 17 % del trigo, el 60 % de aceite de girasol y el 15 % de leguminosas llega de compras de ese país. La asociación de consumidores Asedas asegura de hecho que hay supermercados que ya han empezado a limitar la comercialización de este tipo de grasa vegetal tras detectar un acopio masivo de clientes con miedo al desabastecimiento.
Otras materias primas en plena escalada son el níquel, aluminio y carbón, sustituto del gas y del crudo en la generación de energía eléctrica. Ambos han alcanzado igualmente máximos. En Asia, su índice de referencia alcanzaba esta semana el récord de 440 dólares por tonelada; y en Europa se anotaban 435 dólares, valores que superaban a los anotados apenas 24 horas antes.
"Son precios fuera de serie. Significa que la gente está realmente desesperada por una entrega rápida", explica James Stevenson, analista de Oil Price Information Service, a E&E News. La clave está de nuevo en el peso de las potencias en lid. Rusia es el tercer mayor exportador mundial de carbón para la generación de energía y en 2020 un tercio de sus envíos se dirigieron a Europa.
La situación es similar en el caso del aluminio, que se mueve igualmente en valores récord y encuentra en Rusia uno de sus grandes productores a escala mundial, por detrás de China e India y que reparte su exportación entre países repartidos, por ejemplo, por Asia, América y la UE. Uno de los hándicaps que encara en tiempos de guerra son las dificultades para el transporte.
Grandes navieras, como MSC, Maersk, Hapag Lloyd u ONE han anunciado ya su decisión de suspender los servicios a Rusia a medida que aumentaban las sanciones internacionales. Maersk, por ejemplo, apuntaba el martes cómo mantendrá únicamente el servicio hacia y desde Rusia de alimentos, suministros médicos y humanitarios. Los últimos datos de Insider apuntan que, tras una escalada notable, el aluminio se sitúa ya en 3,849.00 dólares por tonelada.
"Es la guerra", dice el repartidor de gasóleo.
Imagen | Artyom Korshunov (Unsplash) y Anton Romanko
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