Nunca habíamos hecho tantas videoconferencias y desde tantas aplicaciones posibles como en 2020. De ser algo casi anecdótico hemos pasado a tener varias reuniones al día mediante video llamadas. Algo que se ha incorporado a la rutina laboral como también algunas de las situaciones creadas por el uso de estas herramientas.
He aquí una recopilación de esos momentos que, casi a diario, han pasado a ser una realidad cotidiana en nuestra vida laboral.
Estás en mute
Especialmente en las reuniones con varios participantes y en las que intervenían varias personas, lo normal ha sido escuchar eso de “Estás en mute” al ver mover los labios a un participante pero no oírle su voz. Podemos encontrar también varias versiones como "estás muteado" o un simple "tienes el micro apagado".
La destreza o la costumbre al utilizar una determinada aplicación de videoconferencia marcaba en michos casos la rapidez con la que la persona que tenía el micrófono apagado conseguía activarlo.
Y justo lo contrario, dejar el micro abierto
También se han vivido muchas situaciones en las que los participantes no tenían el micrófono apagado, cuando quizá deberían. Por ejemplo, el ministro de Salud de Gales, Vaughan Gething, no se dio cuenta de que su micrófono estaba abierta y, en una sesión virtual de la asamblea galesa, todos los participantes pudieron oír como no hablaba precisamente bien de Jenny Rathbone, uno de los ministros.
¿Puede todo el mundo ver mi pantalla?
“¿Puede todo el mundo ver mi pantalla?” es otra de esas frases que han marcado 2020. Quienes la han pronunciado querían confirmar que, evidentemente, la opción de compartir el escritorio de muchas aplicaciones de videoconferencia funcionaba correctamente, especialmente si no se era el anfitrión de la reunión (que, en algunos casos, suele tener más privilegios que el resto de participantes).
Niños (y gatos) en pandemia
2020 también ha mostrado que los niños existen y que la conciliación no es siempre fácil. Con las escuelas cerradas, muchos han sido los profesionales que han visto más o menos interrumpidas sus videoconferencias por la presencia de los más pequeños de la casa.
La entrevista de Clare Wenham, profesora del departamento de Salud Global en la London School of Economics and Political Science, en la BBC fue un momento mítico. Su hija Scarlett incluso acababa entablando una conversación en directo con el propio presentador de la cadena pública británica.
ABSOLUTE SCENES ON THE BBC NEWS CHANNEL pic.twitter.com/hvu9iWkkIz
— Scott Bryan (@scottygb) July 1, 2020
También en España un periodista veía como justo cuando le tocaba hacer una pregunta a Inés Arrimada su hija pequeña se colaba con una gran intervención que provocó la risa de todos los compañeros
Algún día tenía que ocurrir y le ha pasado al gran @mariano_alonsof. #Momentazo en la rueda de prensa telemática de @InesArrimadas pic.twitter.com/dWp4b8YqV4
— Óscar García (@OscarGPrieto) April 10, 2020
Pero no solo los niños han aparecido como estrellas invitadas en las videoconferencias: los gatos también han tenido su momento de protagonismo en las videoconferencias de 202. Por ejemplo, el diputado escocés John Nicolson estaba en plena sesión del comité digital de cultura y deporte del Parlamento británico cuando su mascota apareció en pantalla.
Cambiar el fondo de pantalla
La gran explosión de las aplicaciones de videoconferencias se produjo con los confinamientos de los países y la recomendación de teletrabajar en todos los casos que fuera posible.
Muchas personas tuvieron que buscar el mejor sitio para poder trabajar con el ordenador desde sus casas: la cocina, el salón, el dormitorio… Y la intimidad de las residencias de los compañeros de trabajo quedó en entredicho.
En algunas oficinas, llegó incluso a ponerse como obligatorio que todas las personas seleccionaran un fondo de pantalla cuando estuvieran en videoconferencias. Era una manera de respetar esta intimidad y, por qué no decirlo, de evitar distracciones de otro participantes con la decoración de sus colegas.
Salir de forma abrupta de una reunión
Zoom ha sido una de las grandes protagonistas de este 2020. El hecho de que permitiera reuniones gratuitas de hasta 45 minutos sin necesidad de que todos los participantes se registraran fue parte de su éxito. De hecho, otros nombres, como Microsoft, imitaron esta prestación para intentar no perder cuota de mercado.
Pero también el motivo de que haya dejado momentos memorables, como las interrupciones abruptas de conversaciones y reuniones. Y no solo en el ámbito privado, también en el profesional.
A la propia BBC le pasó en mitad de una entrevista, en el que un experto "desapareció" de la pantalla mientras daba explicaciones porque la sesión gratuita con Zoom había terminado.
¿Me oís y me veis?
Pese a que estamos en 2020 y prácticamente todo el mundo ha realizado varias videollamadas y desde aplicaciones diferentes, no siempre la experiencia ha sido como debería.
Antes de iniciarla muchas herramientas te dan la opción de que compruebes que tu micrófono, tus altavoces y tu cámara funcionan perfectamente. Pero, pese a todo, no siempre la llamada acaba saliendo bien. Esto, además, nos lleva a que antes de iniciar muchas de las reuniones, la pregunta del anfitrión sea la misma. "¿Me oís y me veis?". Casi nadie duda de que, si llama por teléfono, se te va a escuchar. Pero con las videollamadas aún tenemos dudas de que vaya a salir todo como debiera. ¿Cuestión de tiempo?
Un extraño invitado
La popularización de las herramientas de videoconferencia también ha conllevado algunos problemas de seguridad. Uno de ellos fue lo que se bautizó como "zoombombing". Es decir, usuarios que se "colaban" en reuniones al conocer la dirección desde la que se estaba realizando.
Zoom, de hecho, actualizó su herramienta en noviembre para dar más poder y control a los anfitriones y que pudieran paralizar la visualización de la imagen en caso de que apareciera algún extraño al que, por cierto, también podían expulsar.
Más recientemente, un periodista holandés consiguió colarse en una reunión secreta de Defensa de la Unión Europea, tras hacerse con el código de seguridad.
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