Puede que los móviles lo hayan conquistado todo, pero el portátil es hoy más que nunca la herramienta en la que muchos profesionales basan su productividad. Estamos de hecho en una verdadera época dorada para el portátil, que nunca fue más ligero, potente y versátil.
Eso es cierto en otros terrenos orientados a usuarios finales, pero desde luego lo es también en el segmento profesional, donde son muchas las tecnologías y componentes que han cambiado totalmente el panorama a mejor. Bueno, con alguna singular excepción.
El tamaño, la potencia o la batería importan
Los profesionales suelen tener en común una serie de características que definen qué portátiles son los más adecuados para ellos, y uno de los primeros factores que se tienen en cuenta es el del tamaño: (casi) nadie quiere un portátil grande y pesado si está todos los días llevándolo de un lado a otro.
Afortunadamente el mercado ha movido ficha en varias direcciones para ofrecer soluciones notables. Los equipos de 13,3 pulgadas (e incluso los de menos, como los Surface Pro 7 de 12,3 pulgadas) plantean una propuesta perfecta para acceder a equipos compactos, por ejemplo.
Sin embargo la reducción de los marcos de pantalla ha logrado que tengamos equipos de 14 o incluso de 15,6 pulgadas sorprendentemente ligeros y transportables. LG ha hecho un arte de esa obsesión con sus Gram, pero hay otros muchos fabricantes que cuentan con equipos que a pesar de esas diagonales logran ofrecer equipos que son sorprendentemente ligeros y transportables.
Esos tamaños y pesos pueden tener impacto en otro apartado crucial para los usuarios empresariales: la batería. Un profesional frecuentemente hará un uso intensivo de esos equipos y necesitará que aguanten casi toda la jornada sin enfhufarlos. Aquí de nuevo hay buenas noticias, pero la culpa no es de las baterías —que se han quedado algo estancadas— sino de los componentes que consumen energía de forma notable en un portátil.
El ejemplo lo tenemos en Intel, que lleva tiempo trabajando con Innolux y Sharp para ofrecer la llamada Low Power Display Technology con la que es posible reducir a la mitad la energía consumida por el panel.
La tecnología LPDT no ha hecho aún acto de presencia masiva, pero se une a otro avance que es igualmente relevante: el de la litografía con el que se fabrican los procesadores. AMD ya trabaja con procesos de 7 nm en sus Ryzen 4000 e Intel acaba (al fin) de lanzar su prometedora familia Tiger Lake fabricada con tecnología de 10 nm.
Esos procesos logran mayor integración de transistores que nunca, lo que se traduce en equipos más potentes y que además consumen menos que nunca. Las baterías "se estiran" gracias a avances como estos dos mencionados, pero incluso la introducción de unidades SSD también ha beneficiado este apartado, y aquí hay otro potente aspirante a darnos buenas sorpresas en el futuro.
Se trata de la arquitectura ARM, que ya conocemos muy bien porque es protagonista absoluta en los procesadores de nuestros dispositivos móviles. Estos procesadores llevan tiempo tratando de despegar en el mercado de los portátiles y hemos visto apuestas como el reciente Acer Spin 7 que presume incluso de conectividad 5G.
Puede que la cosa se anime mucho ahora que Apple ha decidido apostar por procesadores basados en la arquitectura ARM en sus futuros MacBook —muy utilizados entre los desarrolladores— y Mac, y de hecho la promesa de la autonomía en esos equipos es realmente llamativa.
WiFi 6, Thunderbolt 4 y conectividad 5G como apuestas para los próximos años
Estos trabajadores empresariales también tienen todo lo necesario para estar más conectados que nunca aun con portátiles ultraligeros y compactos. La llegada de las redes WiFi 6 (802.11ax) es una realidad cada vez más palpable que tiene especial sentido en redes empresariales, pero también lo tienen otros elementos de conectividad que están comenzando a llegar al mercado.
Uno de ellos es el estándar Thunderbolt 4, una especie de Thunderbolt 3 supervitaminado que hace uso del conector USB-C y que permitirá por ejemplo mejor conectividad a monitores externos y mejor comportamiento cuando usamos docks para un puesto de trabajo, algo que es especialmente frecuente en puestos de trabajo empresariales.
El otro gran elemento de este apartado es el de la conectividad a redes móviles. Son muchos los fabricantes que ofrecen equipos con opción de módulos para conectarnos a redes 4G, pero está claro que el futuro es de las redes 5G y ya empezamos a ver movimiento también en ese área con modelos como los HP Elite Dragonfly G2, los Dell Latitude 9510 o el Lenovo Yoga 5G basado en los citados procesadores con arquitectura ARM. Y eso es solo el principio.
Aún hay más: portátiles resistentes y más seguros privados que nunca
Hay otros componentes que desde luego influyen en una experiencia profesional redonda: las unidades SSD han hecho que todo "vuele" y eso se notará cada vez más con la adopción de unidades SSD en formato M.2 NVMe que aprovechen el nuevo estándar PCIe 4.0.
Samsung acaba de anunciar sus SSD e este formato para PCs de escritorio 980 Pro, pero veremos poco a poco cómo estos dispositivos conquistan el mercado portátil ahora que tanto AMD como Intel lo soportan en sus plataformas para este tipo de equipos. ¿La ventaja? Velocidades de transferencia de vértigo: de los 3.000 MB/s que se consiguen con suerte con PCIe 3.0 pasaremos a 7.000 MB/s.
La durabilidad es también otro de los elementos que los fabricantes consideran a la hora de plantear equipos profesionales. En muchos casos contamos con certificaciones como la MIL-ST-810G orientados a la industria militar pero que acaban validando equipos que los profesionales pueden usar en condiciones extremas si lo necesitan. El ThinkPad X1 Carbon de Lenovo es una referencia aquí, y el fabricante suele sacar pecho y destacar ante qué situaciones puede enfrentar a ese portátil.
Sin embargo en los últimos tiempos estamos viendo cada vez más foco en la privacidad y seguridad de estos equipos empresariales. Los robos de datos y el malware son tristemente más frecuentes que nunca, así que toda protección es poca. A los tradicionales métodos de protección de la BIOS (SafeBIOS en Dell, Sure Start en HP por ejemplo) se le suma por ejemplo la introducción de los módulos TPM (Trusted Platform Module), que no son más que cripprocesadores dedicados a autentificar los componentes de nuestro equipo para impedir que alguien que pueda haberse apropiado de él acceda por ejemplo a los datos de la unidad SSD que han sido cifrados gracias a ese chip.
La biometría es también otro de los elementos que ha ido imponiendo su uso en equipos de todo tipo, pero sobre todo en los empresariales. Las webcams IR compatibles con Windows Hello permiten acceder al cómodo reconocimiento facial, pero en muchos casos contamos también (o de forma alternativa) con sensores de huella dactilar que también sirven para autenticarnos tanto en cada inicio de sesión como en otros muchos escenarios que cobran más sentido que nunca en un entorno empresarial en el que el acceso restringido a ciertos recursos es la norma.
La privacidad se ha convertido en otro de los frentes de batalla, y aquí de nuevo hay opciones para todos los gustos. Las webcams pueden exponernos a hackers y eso hace que muchos utilicen soluciones de andar por casa como pegatinas para tapar la webcam —Zuckerberg, el creador de Facebook, lo hacía—.
Los fabricantes se han dado cuenta del problema y hace tiempo que fabricantes como Lenovo o HP plantean equipos con mecanismos que tapan la webcam e impiden así que nadie la utilice remotamente. En algunos casos incluso hay un interruptor físico para desactivarla completamente.
Junto a esta pequeña pero llamativa opción está la de las pantallas con filtros de privacidad. La idea aquí es simple: impedir que alguien pueda ver lo que estamos haciendo o viendo en el portátil. Solo la persona que está sentada frente a él ve la imagen clara, y este elemento es también importante para muchos profesionales. Dell tiene su opción SafeScreen, Lenovo su Privacy Guard y HP tiene Sure View con esa misma idea, que tomó especial relevancia con la adopción masiva de las oficinas diáfanas y abiertas y que ahora ha perdido algo de peso con el auge del teletrabajo por la pandemia del COVID-19.
Lo que hemos perdido por el camino y lo que tiene magen de mejora
Es todo casi positivo en el ámbito de los portátiles, pero hay algunas áreas en las que las noticias no son tan buenas. Por ejemplo, muchos profesionales prefieren la seguridad y estabilidad de una buena conexión de cable a la red con un conector Ethernet, pero la obsesión por la ligereza y la delgadez de muchos portátiles y convertibles ha hecho que perdamos ese puerto.
En algunos casos, no obstante, es interesante ver cómo los fabricantes se las han apañado para integrar ese puerto de formas sorprendentes, como hacían algunos equipos de Fujitsu o Dell, que en su Latitude 700 mostró otra forma de adaptar ese conector a los requisitos de los Ultrabook.
El ejemplo del puerto Ethernet nos obliga a hablar de la condena del #donglelife, ese término que se ha convertido en viral y que define a todos esas situaciones en las que los usuarios de portátiles deben usar algún tipo de concentrador o dongle para obtener más puertos de conexión de los que le da su equipo.
Estos periféricos se han convertido casi en requisito para ciertos equipos que apenas cuentan con puertos USB-C, y aunque en equipos profesionales lo normal es encontrar más variedad, los dongles son un mal necesario en estos tiempos en los que los equipos ultradelgados fuerzan a los fabricantes (o eso argumentan ellos) a hacer sacrificios para lograr esos diseños.
Pero si hay un elemento que está claramente por debajo de los estándares actuales es la webcam de estos equipos, que a menudo cuenta con una calidad mediocre para los profesionales que dependen de ella más que nunca. En un momento en el que las videoconferencias son algo constante en las jornadas de los profesionales que teletrabajan (y también los que no), seguimos contando con cámaras (y micrófonos) muy decepcionantes en muchos casos en los equipos profesionales.
Hay por tanto aquí mucho margen de mejora, sobre todo considerando los pequeños prodigios que los fabricantes han logrado integrar en nuestros smartphones. Eso nos hace pensar que tarde o temprano llegarán mejoras notables en este sentido, pero hasta entonces al menos tenemos opciones si la webcam de nuestro portátil empresarial no ofrece la suficiente calidad.
Sea como fuere, lo cierto es que estamos ante una época prodigiosa a la hora de elegir un portátil empresarial. Por diseño, potencia y autonomía estamos ante verdaderas maravillas de la miniaturización que sin duda logran hacer que las jornadas laborales sean más productivas y eficientes que nunca.
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