Tenemos ante nuestros ojos a todo un robot asesino, que actúa debajo del mar y utiliza un veneno letal para acabar con una especie que rompe el equilibrio natural en la Gran Barrera de Coral australiana. Suena mal, pero parece un acto necesario ante la presencia de unas estrellas de mar invasoras.
Conocidas como corona de espinas - Acanthaster planci -, estamos ante un tipo de estrella de mar que desayuna, almuerza y cena coral, y lo hace a un ritmo que está poniendo en riesgo la población de la zona. ¿Solución? Acabar con ellas de forma relativamente controlada, echando mano del sofisticado robot.
El robot, gracias al sistema de reconocimiento que equipa, es capaz de identificar a dichas estrellas descansando sobre las capas de coral. Se aproxima a ellas y les inyecta un veneno que es letal, dando un poco de descanso a su alimento preferido.
La población de estas estrellas de mar puede devastar una zona debido a su espectacular crecimiento, es posible ver 100.000 individuos por kilómetro cuadrado.
La particular forma de regenerarse - a partir de sus miembros - que tiene este tipo de asteroideos hace que la acción sobre ellas tenga que ser a través del citado veneno. Son tan duras, que hasta hace muy poco había que inyectarlo hasta en diez ocasiones.
Hasta ahora se conseguía acabar con 120 unidades por hora, pero se ha conseguido mejorar el veneno.
Afortunadamente para los intereses de la barrera, se ha descubierto un veneno que es más efectivo con las estrellas, y solo es necesaria una inyección, que dicho sea de paso, no es perjudicial para el resto de elementos que conviven con al estrella.
COTSBot al rescate
Independientemente de las inyecciones que hagan falta, el robot autónomo es el mismo. Responde al nombre de COTSBot, y está siendo desarrollado por el departamento de tecnología de la Universidad de Queensland.
La eficiencia es y debe ser uno de sus puntos fuertes, ya que no tiene sentido que actúe sobre una víctima a la que ya ha inyectado el veneno con anterioridad. En el siguiente vídeo podemos ver a un COTSBot en funcionamiento, en “primera persona”:
COTSBot pesa unos 30 kilos, y como podéis ver en las imágenes, tiene forma de torpedo amarillo. Su velocidad de actuación no es un factor importante - 2 metros por segundo - ya que sus víctimas están completamente quietas. Sí es destacable su autonomía, con seis horas de vida bajo el mar.
Sus creadores tienen claro que con una flota de robots no van a terminar acabando con la población de estrellas, pero sí pueden llegar a controlar la plaga.
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