En junio de 2015 el pequeño Pau, de seis años, moría en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona a causa de una enfermedad que había sido erradicada en España en 1986, la difteria. Unos meses antes, en febrero, más de cien niños estadounidenses se contagiaron de sarampión, a pesar de que el país norteamericano estaba libre de esa afección desde el 2000.
En ambos casos una simple vacuna habría preservado la salud de todos ellos; al menor español, además, le habría salvado la vida. Pero sus padres se dejaron convencer por la desinformación del movimiento antivacunas.
Aquellas traumáticas experiencias no sirvieron para que los negacionistas de la vacunación cejasen en su empeño de difundir sus postulados sin evidencia científica alguna. De hecho, en los últimos años su transmisión ha repuntado en redes sociales gracias al fenómeno de la viralización, lo que ha puesto sobre alerta a las principales organizaciones de salud internacionales y ha obligado a las plataformas a intervenir.
“En 2018 decidimos dejar de mostrar resultados para las búsquedas de vacunas, para evitar que las personas encontrasen información nociva para la salud en nuestra plataforma. A partir de ahora esa búsqueda sólo mostrará el contenido de las principales organizaciones de salud”, señalaba Ifeoma Ozoma, gerente de Políticas Públicas e Impacto Social de Pinterest, en un comunicado difundido en agosto de 2019.
En ese comunicado la red social de los tableros temáticos señalaba que desde marzo de 2018 bloqueó durante más de un año todos los resultados sobre vacunas en su buscador al tiempo que iba eliminando el contenido de salud sin evidencia científica y las cuentas que lo compartían. Y que el pasado agosto levantó esa restricción para mostrar sólo publicaciones de organismos como la Organización Mundial de la Salud.
“Hemos adoptado este enfoque porque creemos que mostrar información errónea junto a la información de los expertos en salud pública era irresponsable”, continúa Ozoma.
Lo cierto es que al buscar publicaciones relacionadas con las vacunas en Pinterest la mayoría de los resultados ofrecen post avalados por la evidencia científica. Sin embargo, pese a las medidas que dicen haber implantado, si se profundiza en la búsqueda siguen apareciendo resultados en los que se cuestiona la efectividad de las inyecciones.
Las demás redes, comprometidas pero sin eliminar contenido
La respuesta del resto de las principales redes sociales ante la desinformación sanitaria también se ha orientado a visibilizar a las fuentes autorizadas y reducir la aparición de los postulados sin evidencia científica, aunque sin especificar que vayan a borrar el contenido antivacunas, al menos en sus publicaciones orgánicas (gratuitas).
Desde Facebook señalan que van a reducir la clasificación de los grupos y páginas que difunden información errónea sobre las vacunas, y no se incluirán en las recomendaciones o predicciones de búsqueda, pero no los eliminarán, sino que limitarán su aparición en el feed.
A esta medida han añadido un mensaje que aconseja visitar la página de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedicada a las vacunas cuando se hace una búsqueda relacionada con el tema: “Cuando se trata de salud, todos queremos tener información actualizada y confiable. Conoce por qué la Organización Mundial de la Salud recomienda la aplicación de vacunas para prevenir numerosas enfermedades”.
Ese mismo mensaje aparece cuando se realizan búsquedas relacionadas con las vacunas en Instagram, plataforma que pertenece a Facebook. En esta red social, explican desde la compañía fundada por Mark Zuckerberg, también se han dejado de mostrar resultados que contengan información sanitaria errónea en el explorador de la aplicación y en la página de hashtags.
Algo parecido a lo que hace Twitter, que desde agosto sugiere publicaciones del Ministerio de Sanidad en la parte superior de los resultados de búsquedas sanitarias, tanto de vacunas como de otros problemas de salud pública, según explica un portavoz de la compañía a Xataka.
YouTube, por su parte, señala que van a mejorar los algoritmos de clasificación de búsqueda y que han endurecido sus las políticas de monetización de contenido que consideran dañino o peligroso. Pero tampoco especifican si eliminarán o bloquearán vídeos y cuentas con desinformación sanitaria, como sí llevan haciendo desde hace tiempo con otros contenidos que violan sus condiciones de uso.
No obstante, como sucede con Pinterest, estos esfuerzos no impiden que en estas redes sociales el contenido orgánico antivacunas sea fácilmente localizable si se profundiza un poco.
Los anuncios, bloqueados a la desinformación sanitaria
Donde si parecen mostrar mayor control las redes sociales es en el contenido publicitario. En este tipo de publicaciones ninguna red social acepta anuncios con información sanitaria que no esté aceptada y consensuada por la comunidad científica, según han explicado sus portavoces a Xataka.
La OMS estima que las vacunas salvan la vida de más de dos millones de personas al año en todo el mundo
“Cuando encontramos anuncios que incluyen información errónea sobre las vacunas, los rechazamos, y si las cuentas que los crean siguen violando nuestras políticas en este sentido, las deshabilitamos”, explican desde Facebook.
Twitter, por su parte, señala que su contenido publicitario “no puede contener afirmaciones engañosas sobre la cura, tratamiento, diagnóstico o prevención de ciertas enfermedades y afecciones, incluidas las vacunas”.
YouTube va más allá y no sólo prohíbe en sus anuncios la información sanitaria inexacta o engañosa, tampoco permite que se incluyan en ellos cualquier técnica que no esté comprobada o se encuentre en fase experimental.
“Hemos prohibido los anuncios que no tienen base biomédica o científica establecida, incluidos aquellos hallazgos científicos y experiencias clínicas preliminares que no cuentan con pruebas formales suficientes para justificar su uso clínico generalizado”, anunciaba Adrienne Biddings, asesora de políticas, Trust & Safety de Google, en el blog de la compañía el pasado mes de septiembre.
Colaboración con las instituciones sanitarias
Para establecer estas políticas contra la desinformación sanitaria en general, y antivacunas en particular, las redes sociales han buscado la colaboración de las principales instituciones sanitarias internacionales, como la Organización Mundial de la Salud.
“Los médicos podemos personalizar el tratamiento, internet no. Cada persona tiene sus particularidades”
El director general del organismo sanitario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Dr. Tedros Ghebreyesus, señalaba el pasado agosto, tras el anuncio de Pinterest, que “en muchos países la información errónea sobre la vacunación se ha difundido de forma rápida y amplia en las redes sociales, por lo que creemos que se trata de una cuestión crítica y en la que debemos trabajar colectivamente para proteger la salud y la vida de las personas”.
La OMS estima que las vacunas salvan la vida de más de dos millones de personas al año en todo el mundo. Por este motivo, a principios de 2019 el organismo de la ONU incluyó la renuencia a la vacunación como uno de los problemas de salud más acuciantes en todo el mundo, junto con el Ébola, el Dengue o la resistencia a los antimicrobianos, entre otros.
“Estamos contentos de que las redes sociales estén tomando medidas para reducir la propagación de contenido nocivo para la salud y facilitar a las personas el acceso a información de alta calidad y basadas en hechos científicos. Y agradecemos sus iniciativas para dirigir a los usuarios a la información precisa y confiable de la OMS”, explica a Xataka una portavoz del organismo de la ONU.
Cuando internet cuestiona al médico
En algunas ocasiones los usuarios adoptan conductas sanitarias erróneas porque buscan información en internet sin pasar por la consulta de su médico. Sin embargo, hay casos en los que el problema es aún más grave, pues determinados pacientes anteponen lo que han leído en la red a lo que su doctor les prescribe.
“Hay muchos pacientes que, cuando vienen a nuestras consultas, ya han buscado por internet. Algunas veces esa búsqueda es acertada y otras no. Hay personas que incluso dejan los tratamientos que les pautamos por lo que leen en internet, y eso es un gran riesgo”, explica la Dra. Marta Martínez del Valle, secretaria de Información de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Según explica la Dra. Martínez del Valle, incluso se han dado casos en los que el médico ha tenido que convencer al paciente de que el tratamiento que él le está prescribiendo es el bueno y el de internet no. “Cuando nosotros recetamos algo es porque el medicamento ha pasado unos ensayos clínicos, por lo que ha demostrado que es beneficioso y no tiene efectos secundarios”, subraya.
Del mismo modo, destaca que la Medicina no es una ciencia exacta, y lo que funciona en un paciente puede no hacerlo en otro. Por ello señala que son los facultativos los únicos que pueden realizar un diagnóstico certero, al conocer a la persona y realizar análisis médicos, y prescribir en consecuencia el tratamiento más adecuado. “Los médicos podemos personalizar el tratamiento, internet no. Cada persona tiene sus particularidades”, afirma.
Cómo distinguir las ‘fake news’ de la información sanitaria veraz
A pesar de todo lo expuesto, internet es una herramienta extraordinaria para buscar información si se sabe cómo hacerlo. El ciudadano que quiera hacer una consulta sanitaria en la red debe tener en cuenta que lo más importante es buscar fuentes autorizadas que basen sus publicaciones en la evidencia científica, tal y como han implementado las redes sociales.
Estas fuentes no sólo son organismos internacionales como la OMS o instituciones del Estado, como el Ministerio de Sanidad. También se puede recurrir a las páginas web de las sociedades científicas de cada especialidad médica, como la SEMG, y de las asociaciones de pacientes de cada enfermedad. “Lo importante es no hacer una simple búsqueda y leer, sino comprobar que la página tenga rigor científico”, afirma la secretaria de Información de la SEMG.
Asimismo, es importante ser crítico con lo que se lee y, sea cual sea la fuente consultada, tener claro que es el médico el que mejor va a saber diagnosticar y abordar cualquier dolencia.
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