Starlink se está haciendo célebre por el lanzamiento masivo de satélites que está llevando a cabo desde que inició el despliegue de su constelación para ofrecer internet desde el espacio en 2019. No es para menos, ya que ha llegado a lanzar hasta 300 en poco más de un mes y ha puesto en órbita unos 2.000 en dos años. Un ritmo frenético que bien podría ser fruto de la conocida excentricidad de su fundador, Elon Musk, pero que en realidad se trata de una carrera a contrarreloj contra sí misma, ya que si su red al completo no está extendida para 2026 perderá la licencia, no podrá ofrecer su servicio y todo lo invertido se irá al traste.
Y lo mismo sucede con las otras dos grandes compañías que han anunciado sus proyectos de internet satelital masivo de banda ancha: Amazon, a través de Project Kuiper, debe tener desplegada la totalidad de los 3.236 satélites que conforman su constelación para 2029, y Boeing tendrá que poner en órbita los 147 que conforman su red para 2030.
Estos plazos límite, que afectarán a cualquier compañía que quiera desplegar una constelación de internet satelital, los estableció la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT, por sus siglas en francés) en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de 2019. En este encuentro se decretó que el 10% de cualquier constelación en los servicios fijo, móvil y de radiodifusión por satélite en las bandas de frecuencia tradicionales Ku y Ka, así como en la Q superior y las bandas V, deben estar en órbita dentro de los primeros dos años después del inicio del despliegue, seguidas por el 50% en cinco años y el 100% en siete años, según explica la propia UIT en su web.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones decidió establecer estos límites para asegurarse de que las empresas que solicitaban las licencias iban en serio. “Esta regulación es necesaria para evitar la reserva o acaparamiento de los recursos órbita-espectro que no van a ser utilizados finalmente. Vela, por tanto, por una utilización racional, equitativa, eficiente y económica del espectro radioeléctrico y los recursos órbita-espectro”, explican a Xataka desde la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales del del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Por lo tanto, el retraso en el despliegue de las redes satelitales de internet de banda ancha supondría “la cancelación de la asignación de todas las frecuencias que no se hubieran puesto en servicio en el plazo previsto”, continúan estas mismas fuentes ministeriales.
El plazo límite de Amazon vence en 2029 porque comenzará a desplegar su constelación en 2022, mientras que Boeing, que no ha informado oficialmente sobre cuándo comenzará a lanzar sus satélites, parece que lo hará a partir de 2023.
Por qué concede las licencias la UIT
La Unión Internacional de Telecomunicaciones es un organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, por sus siglas en francés) especializado en telecomunicaciones y encargado de regularlas a nivel internacional. Dada la naturaleza transfronteriza de los servicios espaciales, se estableció que la UIT se encargase tanto del marco legal del despliegue de las constelaciones de internet satelital como de la concesión de licencias para ofrecer este servicio.
No obstante, una vez desplegada la red y puestos los satélites en funcionamiento, las empresas también deben obtener de las administraciones nacionales las autorizaciones pertinentes para el uso de las frecuencias para comunicarse con los satélites. En España, la encargada de esta tarea es la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales del del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
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