Roald Dahl, el legendario autor de literatura infantil (y para adultos, aunque de momento parece que sus soberbios y negrísimos cuentos para público maduro no han suscitado tanto interés) es la nueva adquisición de Netflix. La plataforma de streaming quiere montar una especie de Dahl-verso, un universo compartido en el que cabrán creaciones históricas de la literatura juvenil, como 'Matilda', 'Charlie y la fábrica de chocolate', 'Fantástico Sr. Fox', 'James y el melocotón gigante' o 'Mi amigo el gigante'.
Netflix ya había llegado a un acuerdo hace tres años con Roald Dahl Story Company, que llevan los derechos del escritor, para adaptar algunas de sus historias, pero la plataforma ha dado un paso más allá. Hasta ahora ese proyecto tenía como abanderados un par de adaptaciones animadas: de 'Charlie y la Fábrica de Chocolate' con Taika Waititi al frente, y del musical basado en 'Matilda' en colaboración con Sony.
El MCU de Dahl
Ahora Netflix ha dado un paso más allá, en una dirección mucho más ambciosa: ha comprado la Roald Dahl Story Company, y con ello, los derechos de las obras para generar un universo cruzado de proyectos tanto animados como en imagen real. Incluirán, según la plataforma "películas y series de imagen real, libros, juegos, experiencias inmersivas, teatro" y otras variantes. Bloomberg, medio que se adelantó al anuncio oficial de Netflix, ha valorado el catálogo de Dahl en un precio entre 500 y 1.000 millones de dólares. En 2018, The Hollywood Reporter valoraba la licencia de las propiedades (no la compra del catálogo) como la mayor inversión en este sentido que había hecho la plataforma hasta la fecha
El objetivo de Netflix está claro: sacar partido de uno de los grupos de propiedades intelectuales orientadas al público infantil y juvenil más valioso de entre los que no pertenecen a una major. Habrá que ver si la idea de un universo compartido no se pasa de frenada en términos de ambición o mera coherencia, pero de momento los 200 millones de copias vendidas de libros de Dahl en todo el mundo certifican el interés que, de partida, podría despertar semejante proyecto.
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