De infraestructuras que algún día sonaron a locura está el océano lleno. Con sus casi 400 metros de eslora el buque Ever Given sonaría seguramente a ciencia ficción a cualquier ingeniero de hace dos siglos, igual que la capacidad del Blue Marlin para transportar infraestructuras de la envergadura de un portaaviones o las gigantescas dimensiones del motor diésel del buque Emma Maersk, que con sus más de 13,5 metros de alto y 27 de largo más parece una mansión que una máquina.
En ingeniería naval el límite es la imaginación. O, en caso de que la técnica o los recursos disponibles aún no permitan trasladar la idea a la realidad, esperar el tiempo suficiente.
Algo parecido debió pensar el diseñador italiano Pierpaolo Lazzarini, del estudio Lazzarini, quien en 2009 empezó a darle vueltas a una idea descabellada: construir una ciudad flotante, una enorme estructura capaz de acoger a decenas de miles de personas, hoteles, espacios comerciales, parques e incluso instalaciones para embarcaciones y aeronaves de menor tamaño.
Rompiendo moldes
No solo eso. Ya puestos a soñar —debió pensar Lazzarini— por qué no darle la apariencia de un terayate, un formato de embarcación tan grande que supera a las categorías de súper, mega o incluso “gigayate”. Y más allá: ¿Y si esa mole tuviese además el aspecto de una tortuga?
Parece una locura, pero eso es lo que salió de la mesa de trabajo de Lazzarini, un estudio que ya ha saltado antes a los titulares por sus diseños de vehículos de ensueño, embarcaciones de lujo, ingenios voladores o propuestas arquitectónicas flotantes. Eso sí, sin el calibre de su última idea.
Su última propuesta se llama Pangeos y se presentóm ni más ni menos que como una inmensa “ciudad flotante itinerante”, una embarcación con forma de quelonio de 550 metros de eslora y una manga de 610 m en su punto más ancho, medidas que la convertirían en una auténtica titana de los mares, bastante más grande que el Ever Given o el transatlántico Wonder of the Seas.
"Por el momento es solo un concepto, pero está comenzando a convertirse en algo más que una animación por computadora”, explicaba Lazzarini, que incluye en su web oficial un buen dossier con imágenes y vídeos del terayate que quiere impulsar e incluso el astillero para fabricarlo.
El estudio calcula que dar forma a su proyecto costaría alrededor de 8.000 millones de dólares y cumplir con un cronogramas de trabajos que se prolongaría a lo largo de unos ocho años. Una vez rematado se convertiría en “la estructura flotante más grande jamás construida”, con capacidad para 60.000 alojamientos. Su casco se dividirá en 30.000 celdas que lo mantendrían a flote.
Sus alas están diseñadas para obtener energía de la resistencia y las olas que rompen contra el casco y a lo largo de su techo se dispondrían paneles solares que le suministrarían energía. El buque, con un calado de 30 m, sería capaz de avanzar a una velocidad de cinco nudos.
Construir una estructura de récord requiere recursos de récord. No solo por la ingente cantidad de fondos y trabajo que necesitaría Pangeos. Darle forma exigirá un enorme astillero —“tera astillero”, apunta— en el que también han pensado y al que incluso le han buscado ya ubicación.
La idea es disponer de una instalación con un dique que pueda inundarse para, una vez rematado el yate, permitir que flote. La estructura diseñada por el estudio tendría 650 metros de ancho por 600 de largo y dispondría de su propio acceso al mar. En cuanto a dónde, sus responsables han optado por Arabia Saudí, una ubicación situada a unos dos kilómetros del puerto King Abdullah.
Si bien Pangeos es fascinante y su estructura parece sacada de una película de ciencia ficción no es el primer proyecto de comunidad flotante. Mucho antes que Lazzari ya otros estudios se lanzaron a la aventura de diseñar sus propias ciudades itinerantes. Una de las más recientes es el MV Narrative, un exclusivo barco residencial de 229 metros de eslora y 547 “residencias-camarotes”.
La palma de los proyectos se la lleva sin embargo otra estructura digna también de las imaginaciones más fértiles: el descomunal Freedom Ship, un megabarco pensado para 100.000 pasajeros. Norman Nixon lanzó la propuesta hace ya unos cuantos años, en los 90, pero de momento no ha logrado llevar a la práctica las impresionantes infografías que elaboró sobre el buque.
Todas comparten el mismo ingrediente básico: ambición y ganas de poblar los mares.
Imágenes | Lazzarini Design Studio
En Xataka | Así es Freedom Ship, el megabarco diseñado para convertirse en una ciudad flotante con 100.000 pasajeros
*Un versión anterior de este artículo se publicó en noviembre de 2022