La gente ya no quiere (tanto) una Xbox One. Es una de las conclusiones que se desprenden de los últimos resultados fiscales de Microsoft, que han sido notables en casi todo, pero no en lo que se refiere a su área de juegos y entretenimiento.
Las ventas de hardware (consolas y periféricos) ha caído un 43% el pasado trimestre, pero los contenidos y servicios también han caído un 11%. La culpa de lo primero la han tenido las Xbox Series X. La del segundo, apuntan los responsables de Microsoft sin poner nombre y apellidos, la ha tenido Fortnite.
Esperando a las Xbox Series X
Los resultados de esta división eran previsibles tanto para Microsoft como para los inversores: la llegada de la (o las) consola de nueva generación, la Xbox Series X, ha hecho que la intención de compra paralice a numerosos usuarios: de repente comprar una Xbox One ya no parece tener tanto sentido para muchos, que prefieren esperar a los nuevos modelos.
El dato es claro: se vendió un 43% menos de hardware durante el último trimestre de 2019 que durante el mismo periodo de 2018. Por entonces no se sabía nada en firme sobre la teórica nueva generación de consolas de Microsoft, y de hecho los primeros datos oficiales sobre aquel 'Project Scarlett' aún tardarían meses en llegar.
En 2019 Microsoft ha hablado largo y tendido de ese proyecto que ya tiene nombre oficial (Xbox Series X), lo que lógicamente ha provocado que muchos potenciales compradores de las actuales consolas prefieran esperar a las nuevas.
Y eso a pesar de que las Xbox One nunca estuvieron tan baratas
El dato explica también el hecho de que los precios de las consolas hayan caído en picado. Hoy en día es fácil encontrar una Xbox One X -la versión más potente de la consola de Microsoft- por apenas 300 euros, cuando hace unos meses su precio rondaba los 500 euros.
Lo mismo ocurre con la Xbox One S y la Xbox One S All Digital, dos modelos aún más económicos que han estado a precios de derribo: la segunda, que no cuenta con unidad óptica, se ha vendido a precios de 130 euros en algunas promociones puntuales en las últimas semanas.
Es probable que esas promociones continúen durante los próximos meses, pero puede que ni eso logre convencer a los usuarios a pesar del hecho de que a priori las Xbox Series X no van a tener juegos exclusivos durante su lanzamiento y por tanto su diferenciación con las actuales Xbox One no va a ser clara.
El contenido también importa (y mucho)
La caída de la división Xbox también se ha notado en la parte de contenido y servicios, donde las ventas de contenidos y juegos ha caído un 11% con respecto al mismo trimestre de 2018.
En Microsoft indicaron que esta caída se produjo respecto a un "año anterior de máximos, especialmente gracias a un título de una tercera parte un tercero", algo que dejaba claro qe se referían a Fortnite.
El título que generó toda una subindustria a su alrededor fue causa directa del crecimiento de ingresos en esta división (y la de otras empresas) a finales de 2018. Este juego 'vendeconsolas' dio muchas alegrías a Sony, Microsoft y Nintendo, pero su progresiva caída también ha provocado descensos en ventas en aquellas plataformas en las que Fortnite había sido protagonista clara de la marcha de las ventas de hardware y servicios.
Esa caída fue en parte frenada por las suscripciones tanto a Xbox Game Pass como a Xbox Live Gold: Satya Nadella explicó que se ha superado el récord del número de usuarios activos al mes para Xbox Live en este pasado trimestre, mientras que los suscriptores de Xbox Game Pass se ha doblado con respecto al mismo periodo del año anterior.
Son tiempos difíciles para la división Xbox de Microsoft, y es probable que esa tendencia se prolongue buena parte de este 2020: los usuarios y la industria esperan con muchas ganas a las Xbox Series X, y es de esperar que este sea un año de transición para una división que se prepara para su futuro pero que está tratando de no descuidar su presente.
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