Algunos de los grandes nombres de la industria de los videojuegos, como Sony, Microsoft o Epic Games, poco o nada tienen que ver con los que durante los primeros años abrieron el camino de un sector, a la postre, milmillonario. Un vistazo rápido a la década de los 70 y 80 trae a la mente nombres como Namco o Commodore, también Nintendo, la que mejor ha sobrevivido al implacable paso del tiempo. Sin embargo, el caso de Atari y su alocada reconversión a empresa multidisciplinar es uno de los casos más sorprendentes y peculiares.
La compañía estadounidense se ha embarcado en diversos proyectos a cada cual más rocambolesco: desde su “reconstrucción agresiva” en una empresa productora de entretenimiento interactivo con un foco en la audiencia LGTBI y los casinos sociales, hasta la construcción de un hotel temático con un diseño marcado por la experiencia de la entidad en el gaming.
Las dos primeras iniciativas comenzaron en 2014 y han terminado naufragando y siendo medio abandonadas por Atari. La segunda, la que implica una serie de hoteles temáticos con su nombre, es un arma con poco filo: en realidad, se trata de un proyecto en el que la compañía aporta pone el nombre, el logo y las pocas licencias que le quedan, mientras que el dinero pertenece a empresas externas. Sin embargo, antes de este popurrí de intenciones, la vida de Atari ya estuvo repleta de altibajos, incluso cuando no había hecho frente aún a una bancarrota.
De referente a marca casi de saldo
El nacimiento de Atari data de finales de junio de 1972, y tiene el honor de haber sido la compañía desarrolladora del mítico ‘Pong’, uno de los elementos más icónicos de la historia de los videojuegos. Hablar de esta compañía es hacerlo de las raices de la industria durante casi todo el siglo XX, pero su trayectoria está dividida en varias épocas.
Entre 1984 y 2001, Atari cambió de manos en varias ocasiones, su valor de mercado se elevó entre los 28 y 32 millones, para luego ser adquirida por 50 millones en efectivo y más de 200 en otros valores. La caída de la entidad, encadenando varios fracasos, llevó a su penúltima propietaria a vender el nombre y los activos de Atari por 5 millones de dólares en una debacle provocada por dos consolas que fracasaron sin paliativos.
Su última etapa, desde el 2001 hasta la actualidad es el periodo de mayor “estabilidad” para la empresa en toda su historia. La empresa matriz Hasbro, vendería a su subsidiaria Interactive y el resto de aquellos componentes, entre los que se encontraba Atari. Los derechos fueron a parar a una distribuidora francesa llamada Infogrames Entertainment (IESA), con la que ha permanecido los últimos 19 años.
A pesar de mantenerse ahora bajo un mismo propietario durante el mayor periodo de su historia, la últimas dos décadas no han estado exentas de decisiones cuestionables: en 2004, la compañía vendió por 22,3 millones de dólares los derechos de la saga Civilization a Take Two, quizás la franquicia de estrategia más importante junto a las desarrolladas por Paradox Interactive; en 2006, también vendió la franquicia Driver a Ubisoft por valor de 21,6 millones de dólares. Todo ello con el objetivo de intentar salvar las cuentas.
La empresa propietaria de Atari no pasaba por buenos momentos y, aunque las ventas paliaron los números rojos de la entidad, el año fiscal 2006-2007 se cerró con pérdidas netas por valor de 70 millones de dólares. En abril de ese año, Bruno Bonnell fundador de Infogrames, propietaria de Atari, y CEO de la compañía abandonó su cargo.
Una bancarrota invevitable
Los siguientes años fueron un cóctel de decisiones dentro de Infogrames: se hicieron con el porcentaje restante de una rama de Atari sobre la que no tenían control y reunificaron a toda la marca bajo su propiedad. Sin embargo, los problemas financieros globales de la entidad no terminaban nunca: en 2008, cerraron el año fiscal con 72 millones de dólares en pérdidas; y en 2009 se multiplicaron las desgracias para terminar el año con casi 320 millones en negativo.
Durante ese tiempo se llevaron a cabo acuerdos para intentar volver a maquillar los resultados económicos, entre ellos la venta en 2008 del 66 por ciento de una filial conjunta que Infogrames tenía junto a Namco Bandai y fue vendida y renombrada como Namco Bandai Partners a cambio de 37 millones de euros.
Las empresas subsidiarias Atari, Inc., Atari Interactive, Inc. se declararon en bancarrota de forma oficial en enero de 2013
En mayo de 2009, Infogrames dio el paso definitivo para intentar explotar la marca de la mítica Atari, aún viva en el subconsciente del jugador más veterano y entusiasta, y se convirtió en la actual Atari SA. En enero de 2013, llegó la fatídica noticia: las empresas subsidiarias Atari, Inc., Atari Interactive, Inc., Humongous, Inc. y California US Holdings, Inc.se declararon en bancarrota de forma oficial alegando al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de los Estados Unidos.
Desde que la situación económica se tornó insostenible, al menos en el apartado de los videojuegos, Atari SA ha vendido más de una docena de licencias a terceras empresas: ‘Alone in the Dark’, ‘Test Drive’ o la clásica ‘V-Rallye’, así como muchas otras de segundo o tercer nivel compradas hasta en paquetes de más de 10 licencias de juegos clásicos.
Reconstrucción agresiva y juegos LGTBI
Tras la quiebra declarada en 2013, Atari SA empezó a pensar en cómo reestructurar su existencia como compañía, sobre todo teniendo en cuenta que su presencia en la industria de los videojuegos no era la que antaño había dado lustre al sector. Ante el miedo a caer en la irrelevancia, la decisión de la compañía fue apostar, una vez más, por varias tendencias diferentes.
La apuesta de Atari por promover algunos movimientos sociales, como la lucha LGTBI, o su diversificación en sectores tan alejados de los videojuegos como los casino sociales, no fue una estrategia en segundo plano con pequeños gestos y acciones, todo lo contrario. Fred Chesnais, jefe de la compañía, indicó en un comunicado de prensa que la “alta volatilidad de la industria (de los videojuegos)” había propiciado todo aquello.
Chesnais calificó a Atari como algo más que una compañía publicadora de videojuegos: “Es una marca icónica que ha establecido una cultura apasionada y atemporal”. Para el jefe de la compañía lo que había conseguido Atari no era una “hazaña pequeña”, pero todavía quedaba más por venir: "Estamos liderando un ejercicio de reconstrucción en una industria altamente volátil, así que, al mismo tiempo, somos conscientes de los retos que nos esperan delante".
Y así fue. En 2016, un par de años después de las declaraciones de Chesnais, 'Pridefest' vio la luz en iOS y Android con el lema “muestra tu orgullo”. El juego, ahora renombrado 'QutieLife', se define como un juego de simulación social que te empodera para llenar tu ciudad de “alegría y color”. Un juego vistoso en donde la bandera arcoiris, comúnmente asociada al colectivo LGTBI, impera dentro de él.
No obstante, la apuesta de Atari no cuajó: en Google Play atesora más de 2000 análisis, una media de dos estrellas y la calificación más baja reúne más que todas las anteriores. Muchos de los comentarios sobre 'QutieLife' centran sus críticas en la pobre optimización para ciertos dispositivos móviles y no parece que fuera la solución a los problemas de una compañía desnortada.
Casinos y hoteles
Al mismo tiempo que la iniciativa LGTBI, Atari habló abiertamente, en meses consecutivos, de dos ideas independientes: Atari Jackpots y Atari Casino, ambas con una ejecución confusa y caótica. La primera de ellas resulta un misterio actualmente, ya que a priori se trataba de un ecosistema de apuestas online con formato tragaperras; pero si se va ahora a la web, otrora oficial, ésta redirige a otras páginas con contenido engañoso.
Con Atari Casino el tema es un poco más complejo: una colaboración con Pariplay, una empresa especializada en el juego online, para explotar la vertiente de las apuestas a través de internet. Las búsquedas realizadas nos han llevado a un portal de Pariplay en el que se puede realizar apuestas con dinero ficticio y la única referencia de Atari es una suerte de versión tragaperras del mítico ‘Pong’, pero no hay nada oficial con el nombre de Atari Casino en el que poder jugar.
Todo esto resulta especialmente sorprendente cuando Atari parecía ir muy en serio con ambas propuestas, de hecho siguen pudiendo consultarse las notas de prensa en su página web sin ningún problema, con algunos enlaces oficiales que terminan llevando a ninguna parte: en el mejor de los casos un casino finlandés, y en el peor a un portal con contenido engañoso.
A pesar de todo, en Atari ahora están concentrados en una cosa: la construcción de su hotel temático en Phoenix, Estados Unidos. Esta iniciativa, calificada por sí mismos como el primer hotel temático de videojuegos, comenzará a edificarse en primavera de este mismo 2020. La apuesta es arriesgada, ya que la compañía tiene previsto construir al menos siete emplazamientos similares dentro del territorio norteamericano: desde Texas hasta Seattle, pasando por Chicago, Las Vegas o San Francisco.
En realidad, aunque el proyecto es diferente, el espíritu es el mismo que cuando Chesnais anunció aquella “reconstrucción agresiva” de 2014. La página oficial de los Atari Hotels vuelve a hablar de la marca como algo global que ha estado ahí con personas de todas las edades, culturas y países. Atari intenta ahora volver a sus orígenes, apelar a la nostalgia desde un nuevo ángulo, uno que a buen seguro requerirá una importante inversión económica. Por fortuna, los encargados de poner el dinero serán la empresa True North Studio y el grupo GSD, y Atari pondrá su nombre y el logo al frente.
De momento se sabe poco sobre cómo será, solo hay algunos renders ilustrativos con la imagen que presumiblemente lucirá el nuevo macroproyecto de Atari. Hace tiempo que la compañía parece desorientada, sin saber bien cómo encajar en este nuevo mundo de los videojuegos, y fuera de ellos, en el que parece haber perdido toda relevancia. Dentro de los casinos tampoco parece que haya conseguido resurgir, y ahora los hoteles son la última gran apuesta de la empresa.
La situación de la compañía sigue siendo complicada, aunque sus últimos informes financieros muestran resultados positivos, son ingresos escuetos para los que antaño fueron todo un referente dentro de los videojuegos. El futuro de Atari continúa siendo un misterio mientras da bandazos entre sectores, de forma caótica, intentado encontrar un hueco en el mercado que le permita despegar de nuevo. Con suerte su destino final no será acabar como su juego de 'E.T. El Extraterrestre'. > >
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