Cuando asistimos al lanzamiento de la Xbox One, lo hicimos con novedades en diversos apartados, pero también en el del modelo de comercialización de los videojuegos de ese catálogo. Aparecía en ese momento Killer Instinct, un juego que adoptaba el modelo de distribución free-to-play y que dejaba a los jugadores disfrutar del pack "básico" y, si lo querían, de comprar mejoras y nuevos personajes para sacarle todo el jugo a dicho título.
La tendencia se ha ido asentando, y el free-to-play no es ya un concepto únicamente protagonista en smartphones o tablets. Los desarrolladores de videojuegos para consolas tradicionales como la Xbox One, la PS4 o la Nintendo Wii se han dado cuenta de la oportunidad que se están perdiendo -y si no, que se lo digan a los creadores de Candy Crush o de Clash of Clans-, pero también han asumido otra realidad: la de que la nueva generación de jugadores pide esos juegos free-to-play como agua de mayo.
Lo estamos viendo en anuncios como el de Fable: Legends, que saldrá con esa filosofía, mientras que en PS4 habrá toda una sangría del free-to-play que también demostrará a lo que puede llegar ese modelo de distribución en la consola más popular en ventas del momento. Y Nintendo, que parece que dará giro importante en los próximos meses, no renunciará tampoco a ese camino.
Damion Shubert, que trabajó durante años en el MMO Star Wars: The Old Republic, confesaba en Wired que el modelo free-to-play está para quedarse (en las consolas), y destacaba que "parece absurdo pensar que algunos géneros se plantearan cobrar dinero por juegos en cajas en algún momento. Géneros que incluyen juegos como League of Legends parecen estar tan ligados a ese concepto del gratis que sería casi imposible vender uno en caja". La noción era absurda, apuntalaba Shubert, que explicaba que lo ideal era partir de la propuesta de valos de LoL y crecer a partir de ella.
Por supuesto, esa vertiente tiene un peligro: la de que esos juegos gratuitos sean simplemente un anzuelo para que pasemos por caja más pronto que tarde -y que lo hagamos de forma iterativa-. E incluso de algo peor: que nos encontremos ante una oleada de juegos free-to-play que inunden el catálogo de juegos premium con desarrollos de calidad y jugabilidad discutible pero que sean "suficientemente buenos" para ese público que antes solo tenía acceso a una oferta en la que cada juego costaba 60 o 70 euros. Claro que ese dineral tampoco garantizaba necesariamente un juego perfecto, pulido y fantástico. Veremos qué nos depara esta nueva era del free-to-play que ahora atacará frontalmente a las consolas.
Vía | Wired
En Xataka | Nintendo, Pokémon Shuffle no es el camino (al menos no el que queremos nosotros )
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