La Xbox estuvo a punto de no existir: Bill Gates la odió desde el principio hasta que alguien le preguntó por Sony

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"Cuatro de la tarde, día de San Valentín. Bill [Gates] entra en la reunión con nuestra presentación de la Xbox en papel, la tira a la mesa y dice: esto es un insulto a todo lo que he estado haciendo en esta compañía". Así recordaba Ed Fries, uno de los creador de la Xbox, la reunión inicial para tratar de convencer a Bill Gates y a Steve Ballmer de que valía la pena crear una consola de videojuegos.

Aquello era un terreno totalmente nuevo para Microsoft, y tanto Gates como Ballmer parecían tener claro que el proyecto no tenía ningún sentido. Iban a perder dinero, iba a ser caro, su negocio era otro, decía Ballmer. Pasaron horas reunidos, y entonces alguien hizo la pregunta que lo cambió todo. Esa pregunta fue: "¿qué pasa con Sony?".

La pregunta del trillón de dólares

Fries contó la historia en una entrevista especial en IGN Unfiltered hace años, y estos días esos fragmentos eran rescatados por Steve Sinofsky —exdirectivo de Microsoft— en Twitter. En esos fragmentos se condensaba el origen de una Xbox que fue pero pudo no haber sido.

En aquella reunión estaban presentes Ed Fries junto a J. Allard, Robbie Bach y, por supuesto, Bill Gates y Steve Ballmer, que se opusieron de forma total al proyecto. La reunión se alargaba: las horas pasaban —"y era San Valentín, la mayoría de nosotros teníamos planes", recordaba Fries— y seguían intentando convencer a Gates y Ballmer de aquello.

Habían estado trabajando un año en el proyecto con el equipo que había creado el concepto —Kevin Bachus, Seamus Blackley, Ted Hase y Otto Berkes— y estaban convencidos de que desarrollar y producir la Xbox era la estrategia correcta. No paraban de decirlo, pero Gates y Ballmer seguían sin verle sentido. Fue entonces cuando intervino una persona que había asistido a la reunión como "observador". Levantó la mano y preguntó "¿qué pasa con Sony?".

Ese analista, cuyo trabajo consistía en redactar documentos y análisis, planteó la reflexión; "Sony está invadiendo gradualmente el salón de casa. Procesador por un lado, memoria por otro, disco duro por otro. Si lo ponen todo junto, eso podría ser una amenaza para Microsoft".

Esa pregunta de "¿qué pasa con Sony?" hizo que Bill Gates y Steve Ballmer se detuvieran. Fue entonces cuando se miraron y Gates dijo, "sí, ¿qué pasa con Sony?", y Ballmer repitió lo mismo, pensativo.

A continuación volvieron a mirarse, y Gates se volvió al equipo para decir: "Chicos, os voy a dar todo lo que queráis. Voy a aprobar el plan, voy a dejar que hagáis lo que queráis, os daré todos los recursos necesarios, estaréis separados del resto de la empresa para que nadie interfiera". De odiar el proyecto, Gates y Ballmer lo acabaron apoyando totalmente. Todo después de una pregunta que llegó a eso de las 20:00. "Cinco minutos después estábamos fuera", comentaba Fries entre risas.

El resto, como suele decirse, es historia.

Imagen | Xbox

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