El nuevo iPad se plantaba en España justo hace una semana. Ese tiempo nos ha parecido el mínimo que debíamos dedicarle al análisis de un tablet tan mediático y del que tanto dice todo el mundo.
Sin cambios en el exterior, pocos podrían diferenciar el nuevo iPad del modelo anterior sin encenderlo. Pero como lo enciendas estás perdido. Desde ese momento querrás que todas tus pantallas aglutinen más píxeles.
A continuación os dejo con mi análisis del nuevo iPad, un tablet que viene a decir: lo hago a mi manera.
Nuevo iPad, renovación de líder sin cambios aparentes
Cuando en la cobertura en directo de la presentación del nuevo iPad iba anotando mentalmente las nuevas especificaciones de la tercera generación del tablet de Apple, lo tuve claro: es una renovación del líder del mercado que no teme a los rivales por el momento.
¿Por qué pensé precisamente eso? Pues porque a simple vista el iPad de tercera generación no presenta novedades que un consumidor aprecie en la calle, detrás de un escaparate. No es más delgado ni menos pesado ni hay cambios en el diseño. De hecho, cuando lo coges, es prácticamente imposible diferenciarlo del iPad 2.
Pero Apple no necesitaba cambiar nada “externo”. Necesitaba una renovación del interior que asegurara lo que hace al iPad el tablet líder: la experiencia de usuario. Que todo funcione sin más. Y le dio una guinda de las que no se retiran sino que se saborean lentamente en forma de nueva pantalla que para mi es la única razón para dar el paso de un iPad 2 a este modelo.
Así y todo, hay significativas novedades en sus especificaciones, entre ellas las destinadas a mover con la misma agilidad que el iPad 2 las aplicaciones pese al doble de resolución de la pantalla: nuevo procesador gráfico de cuatro núcleos y 1 GB de memoria RAM. Añade bluetooth 4.0, conectividad LTE para aquellos países que ya tienen redes compatibles y el doble de batería, y tienes la foto de las novedades que no se ven del nuevo iPad.
Precisamente por buscar “mantener todo igual que en el iPad 2” en cuanto a experiencia pese a las mejoras, Apple no ha podido aplicar una reducción de peso y grosor en su nuevo tablet, pese a que debe saber que es una característica que está en boca de todos.
De hecho no es que no haya podido reducir las cifras de grosor y peso respecto al iPad 2 sino que las ha tenido que aumentar. También por ese teórico paso atrás digo que este nuevo iPad es una renovación de líder. Cualquier rival que ande persiguiendo coger cuota de mercado arriesgará en esos dos aspectos para resultar más atractivo de entrada aunque luego haya desagradables sorpresas en batería, por ejemplo.
En cifras, el nuevo iPad nos deja un aumento de grosor imperceptible (0.6 mm) y “un +50“ gramos que se “nota” pero no importa. Pese a lo dicho, creo que Apple tiene todavía una asignatura pendiente en el peso de su iPad y ha de reducirlo todavía para que resulte cómodo de manejar con una mano.
La pantalla del nuevo iPad, su razón de ser
Llegamos al verdadero motivo de este análisis. Sin la pantalla de estreno en el nuevo iPad, podríamos habernos quedado con nuestras impresiones del modelo anterior para tener una idea (aproximada) de por donde se mueve este nuevo modelo. De hecho, si no eres capaz de apreciar la diferencia entre pantallas de anteriores iPad y el nuevo, además de acudir de urgencia al oftalmólogo, mejor opta por adquirir (si es tu idea estrenar iPad) uno de la generación anterior, que se han quedado bien de precio.
En mi caso, que con gafas veo bastante bien, sí que he notado una diferencia considerable en calidad con la pantalla del nuevo iPad. Apple le ha doblado la resolución (lo de que sea 2x no es casualidad y obedece principalmente a cuestiones prácticas para reescalar aplicaciones) hasta llegar a tener una pantalla IPS de 9.8 pulgadas con 2.048 × 1.536 píxeles que nos dan una densidad de 264 píxeles por pulgada.
En lenguaje común es hablar de calidad de papel impreso y del bueno. La nitidez que ofrece la nueva pantalla es apreciable especialmente con el texto, que se ve definido como no había visto antes en una pantalla. Pero cuidado, también ahora el contenido no preparado para esta resolución queda en evidencia.
Pero en la nueva pantalla del iPad de tercera generación no todo son píxeles. La fidelidad del color y el contraste ganan bastante con ella, así como el brillo y la calidez de la temperatura de color.
En la práctica, la resolución de la nueva pantalla hace mucho más agradable la lectura en el iPad siempre que el sol no esté presente, así como la visualización de juegos e imágenes que la aprovechen. Además, dada la mayor nitidez, “cabe” más texto en la pantalla y no es necesario ampliar la imagen para leer con comodidad.
Una pantalla que esconde una trampa
La mejora sustancial que ofrece la nueva pantalla del iPad para aplicaciones y publicaciones obliga a las mismas a actualizarse para aprovechar ese potencial y no quedar en evidencia ante tal densidad de puntos por pulgada.
Esa necesaria actualización implica en primer lugar que no sacaremos todo el partido de la pantalla del nuevo iPad en todas las actividades desde el inicio, y en segundo, que el peso de las aplicaciones actualizadas y las nuevas adaptadas a la “idiosincrasia“ de la pantalla mal llamada Retina Display será mayor que las actuales.
Respecto a este segundo punto, en mi opinión, el iPad básico de 16 GB se queda bastante corto en capacidad pese a todo el iCloud que Apple quiera, y sería necesario pensar ya en un modelo con 128 GB de capacidad. Más de un usuario podría acordarse con el nuevo iPad básico de 16 GB de la imposibilidad de ampliar la capacidad nativa del tablet de Apple de forma sencilla y directa.
El tablet ha sido cedido para la prueba por parte de Apple España. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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