Aprender jugando es una receta que suele funcionar para pequeños y jóvenes (y no tan jóvenes), y esa es la base de Smartick. Javier Arroyo Crejo y Daniel González de Vega -dos andaluces sin nada de acento, nos confiesa Arroyo- pusieron en marcha el proyecto en 2009, y cinco años y medio después (llevan tres ofreciéndolo comercialmente) nos han destacado que este método online para aprendizaje de matemáticas para niños de 4 a 14 años funciona.
De hecho, ese era tan solo uno de los objetivos de estos dos emprendedores: el de mejorar el rendimiento de los niños españoles en matemáticas para mejorar en los informes PISA -las pruebas de nivel que se hacen a nivel internacional-, y utilizar esta herramienta no solo para fortalecer ese área, sino también la comprensión lectora necesaria para solucionar diversos problemas matemáticos. Smartick mejora el rendimiento en matemáticas, sí, pero su ambición va mucho más allá. La idea es enseñar a los niños a pensar.
Las matemáticas también pueden ser divertidas
Hace tiempo que hemos comprobado como el concepto de gamificación o ludificación es un apoyo importante para todo tipo de escenarios, y el aprendizaje es uno de ellos. Lo demuestra el proyecto Duolingo que enseña idiomas, y desde hace tiempo también lo hacen otras iniciativas como Smartick, que según sus creadores es un servicio único a nivel mundial.
¿Por qué? eso es precisamente lo que nos explicaba Javier Arroyo, uno de los fundadores del proyecto, que destacaba sus dos pilares diferenciales. Por un lado la adaptabilidad, ya que el sistema hace uso de un algoritmo que se va puliendo constantemente y que hace que el niño siga su propio ritmo, el más adecuado para él. El segundo, que se trata de un producto que trabaja la lógica y el razonamiento. No hay según Arroyo otros servicios similares, ya que algunos métodos de aprendizaje simplemente se limitan a reforzar el cálculo mental, pero "ninguno recoge en su plan de estudios que el niño aprenda a pensar".
En este punto le preguntábamos a Javier Arroyo por la relación de este programa con los planes de estudio oficiales. Como nos comentaba, en Smartick se cubre el plan de estudios entero, pero cuidado, no es un libro digital que simplemente va cubriendo el mismo temario: "el niño avanza dependiendo de su capacidad y su ritmo". Según sus propios estudios, hay un desfase curricular entre el peor y el mejor alumno de la clase que puede llegar a los dos años. "No puedo asumir que porque un niño tenga 8 años tiene que saber algo [establecido en el plan de estudios oficial] cuando tiene capacidad para más", destacaba el co-fundador de este proyecto.
El objetivo de Smartick es sencillo: hacer que las matemáticas se conviertan en algo divertido gracias a un método de aprendizaje en el que los alumnos se enfrentan a diversos retos y ganan puntos (ticks) según su resolución de los mismos. Ese refuerzo positivo acaba convirtiéndose en un juego en sí mismo, ya que los alumnos pueden comprar objetos virtuales en la tienda integrada en el servicio, y hay además otros juegos y pasatiempos que ayudan al alumno a desarrollar competencias cognitivas básicas -memoria de trabajo, capacidad de atención, visión espacial- de forma paralela.
El funcionamiento del servicio se inicia con un cuestionario en el que introducimos (o el niño introduce, si ya es capaz de ello) algunos datos y su edad, y en el que se plantean algunos problemas preliminares para situar el nivel de ese alumno. A partir de ese momento el algoritmo de Smartick recolecta variables diversas como el tiempo que tarda en responder ese alumno/a o dónde se producen los fallos y aciertos. Eso permite que los ejercicios generados a partir de ahí hagan hincapié en las áreas en las que más flojean los alumnos.
Como nos comentaba Javier Arroyo, esa filosofía del refuerzo positivo funciona, y de hecho lo hace cada vez más. Tanto es así que han reforzado ese apartado en su algoritmo y por ejemplo implementaron hace tiempo la novedad de la barra de energía que aparece durante las sesiones. Esa barra de energía sube o baja según el rendimiento del alumno, y solo con ese componente los niños han mejorado un 30% de capacidad de concentración (mejores tiempos de respuesta) ya que a través de esa introducción de la gamificación quieren superarse a sí mismos continuamente.
Las matemáticas son la elección perfecta
Las sesiones son de tan solo 15 minutos, el tiempo que se estima que un niño puede dedicar toda su atención a una sola tarea, y tras esos ejercicios el programa se adapta una y otra vez al niño para que esos ejercicios planteen nuevos retos o refuercen conceptos que por los resultados al alumno parecen costarle más. Tras cada sesión recibimos un correo electrónico con el resumen de la actividad, de forma que el seguimiento de todo este plan formativo está también a nuestro alcance sin necesidad de que obligatoriamente estemos presentes en cada una de las sesiones que realizan nuestros hijos.
La elección de las matemáticas para este método de aprendizaje tiene también su razón de ser: "para que un niño tenga éxito garantizado en secundaria", nos explicaba Arroyo, "tiene que entender las matemáticas y la comprensión lectora. Con Smartick se consiguen las dos". Este emprendedor diferenciaba este método del aprendizaje tradicional en el colegio o del de otros métodos de aprendizaje de cálculo matemático puro: puede que el alumno sepa resolver bien las operaciones con varios dígitos, pero lo realmente importante es tener claro de dónde salen los números y las cifras que va a utilizar en las operaciones. Como él decía, "No basta con saber hacer el cálculo, tienes que saber qué problema estás resolviendo".
Arroyo también hacía hincapié en ese objetivo primordial de Smartick de "Sacar el máximo potencial de cada niño". En este aspecto aclaraba que el colegio y la clase tradicional funciona con un ritmo medio que satisface a los alumnos que están en ese ritmo medio. Sin embargo, "los que están por encima no sacan su potencial, y los que están por debajo se frustran, algo que puede llevar al fracaso escolar". Es más: mientras que en otras asignaturas como Lengua, Historia o Conocimiento del Medio el aprendizaje es más o menos independiente de curso en curso, en matemáticas el aprendizaje "se va construyendo sobre el conocimiento anterior": si existen lagunas que no hemos resuelto en cursos anteriores, al alumno le costará mucho reengancharse al ritmo de su curso actual.
El precio de Smartick varía según el número de niños que apuntemos: nos costará 28,5 euros al mes (para suscripción anual) para un niño, y 19,9 euros al mes por alumno (de nuevo, contratando todo un año) si contratamos el curso para 3 o más alumnos. Los responsables del servicio, ofrecen además precios especiales para centros educativos y colegios. Antes de tomar esa decisión, no obstante, podremos probar el servicio durante 15 días de forma gratuita, y como nos comentaba Javier Arroyo, es importante recalcar que detrás de Smartick hay un equipo pedagógico con el que los padres y profesores que realizan el seguimiento de los niños pueden contactar en cualquier momento para resolver dudas.
El método funciona
Los resultados obtenidos por los alumnos de Smartick parecen desde luego prometedores. Arroyo nos comentaba cómo en tres colegios públicos de la Comunidad de Madrid en los que se han evaluado los resultados de las pruebas CDI y LEA la mejora es consistente: la nota mejora en un 35% respecto a las clases que no aprovecharon esta herramienta años anteriores.
Smartick no solo permite que los alumnos mejoren sus notas en matemáticas y también ganen en áreas como la comprensión lectora: ayuda a que aquellos que estaban rezagados en la asignatura logren reengancharse al nivel de la clase, pero además puede hacer que un alumno incluso vaya por delante de ese nivel del colegio. Eso nos planteaba una duda: ¿Ir adelantado podría ser contraproducente haciendo que el alumno acabara aburriéndose en clase?
Arroyo nos explicaba que les hacen mucho esa pregunta, y tenía dos argumentos para defender esa situación. Como nos decía, "me preocuparía mucho más saber que mi hijo tiene capacidad para más y por culpa del nivel medio de clase le estén limitando su capacidad por el grupo". De hecho, nos comentaba, en ese tipo de situaciones siempre puede haber un diálogo con el profesor, que puede hacer un seguimiento al igual que lo hace con alumnos que quizás están teniendo más dificultades con la asignatura. En segundo, este emprendedor nos comentaba lo irónico de esta situación en relación, por ejemplo al aprendizaje del inglés: la importancia que le damos al idioma haría que muchos padres no estuvieran preocupados si sus hijos van muy adelantados en este idioma respecto a la clase.
Pues sí, es divertido
¿Cumple realmente Smartick su promesa? Nosotros solo podemos responder a parte de esa pregunta, porque para la realización de este artículo abrí una cuenta en Smartick gracias al periodo de evaluación gratuito de 15 días que ofrecen sus responsables.
La usuaria del servicio fue Lucía, mi hija mayor, que cumplió recientemente cuatro años. Como le ocurre a prácticamente todos los niños en la actualidad, su facilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías es asombrosa, y ya en la realización del primer cuestionario me pidió "coger los mandos" -las pruebas fueron realizadas con un portátil- para resolver las preguntas.
En esta edad hay una pequeña dificultad añadida, claro: los niños no saben leer, así que deben esperar a que Smartick les lea la pregunta o el ejercicio. Esa herramienta de accesibilidad está siempre presente con un altavoz al lado de las preguntas, y la respuesta sonora y visual es clara. Acostumbrarse al sistema de funcionamiento de los ejercicios no le llevó mucho, y aunque estuve cerquita en todas las sesiones por si surgía algún problema -a veces se olvidaba de elegir la respuesta aún sabiéndola para pasar rápido al siguiente ejercicio-, a los tres o cuatro días su manejo era prácticamente autónomo.
Los ejercicios a este nivel son lógicamente básicos: contar objetos en pantalla (siempre divertidos) e identificar qué grupo de objetos tiene más, menos o el mismo número de objetos que el grupo de referencia eran los más frecuentes. No sé si en estas apenas dos semanas de pruebas su nivel de comprensión de las matemáticas ha aumentado, pero lo que sí se notaba es que cada vez hacía más rápido y mejor los ejercicios, aplicaba trucos (en lugar de contar cada grupo se daba cuenta de que el número de objetos también estaba representado con un número al lado de cada grupo) y, sobre todo, se divertía.
La sensación, desde luego, es muy positiva y prometedora. Los refuerzos positivos efectivamente funcionan -las sonrisas de mi hija eran continuas cuando lograba resolver las tareas y sonaba la campanita de rigor- y esa opción de luego visitar otros ejercicios para el desarrollo cognitivo -a ella le encantan los juegos de memoria, muy ocurrentes, por cierto- tras cada sesión era también un acierto en mi opinión. Siendo tan pequeña y habiendo probado tan poco tiempo no puedo sacar conclusiones válidas sobre sus progresos, pero sí sobre lo mucho que le ha gustado la experiencia. De hecho, la frase típica todos estos días ha sido siempre la misma: "papá, vamos a jugar a las matemáquitas". Lo sé. Tendremos que trabajar la pronunciación de la palabra :)
Smartick: situación y retos de futuro
El co-fundador de Smartick nos explicaba cómo en estos 3 años de comercialización del proyecto "el crecimiento ha sido muy bueno", aunque eso sí, recalcaba que es especialmente destacable entre los padres, mientras que su utilización por parte de colegios "está siendo algo más lenta". El servicio cuenta ya con más de 10.000 alumnos en más de 35 países, y el proyecto ha recibido varios premios nacionales e internacionales: la UE lo seleccionó como una de las 30 iniciativas más innovadoras de Europa en 2014 en el llamado Programa Horizonte 2020, por ejemplo.
El trabajo en la plataforma es constante, y como nos comentaba Arroyo cada 4 o 6 semanas aparece una nueva versión (por supuesto, el usuario no suele notar nada a no ser que haya algún cambio visual) en la que se pulen errores de la anterior, se cubren o refuerzan áreas de ese aprendizaje como la geometría o el álgebra, o se introducen mejoras en ese uso de la gamificación -como la citada barra de energía-. Tampoco hay que olvidar un canal en YouTube con decenas de vídeos en los que se explican todo tipo de conceptos básicos de matemáticas, pero aún hay más.
De hecho, están trabajando ya en áreas paralelas a Smartick Matemáticas. Por ejemplo, hay un plan de estudios para niños con TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) y planes para niños con alta capacidad, pero además poco a poco están desarrollando servicios paralelos como Smartick Brain, una iniciativa de Smartick con la Universidad de Granada que ofrece un programa de entrenamiento cerebral cognitivo.
Como nos explicaba Arroyo, en los últimos tiempos se ha descubierto el concepto de neuroplasticidad: el cerebro tiene la capacidad de desarrollar nuevas conexiones, y por ejemplo en la infancia hay procesos clave para el desarrollo de la inteligencia. Esos procesos cognitivos básicos (memoria, atención, razonamiento) se pueden potenciar y eso tiene un impacto grande en tu inteligencia, capacidad de atención y expresión, etc. Este producto está de hecho conectado con Smartick Matemáticas de forma que un alumno que realice ambas actividades vea los "itinerarios" afectados no solo por su rendimiento en uno de ellos, sino que su capacidad en Smartick Matemáticas influye en los ejercicios y juegos de Smartick Brain, y viceversa.
Para 2015 en Smartick preparan cambios importantes en lo que se refiere a su expansión internacional. Arroyo nos confesaba que hoy en día tienen más visitas nuevas al sitio web oficial desde Latinoamérica y de EEUU que de España, y eso sin haber centrado la labor comercial allí. Tal es el interés en ese mercado que en dos meses Smartick Matemáticas aparecerá en versión latinoamericana, mientras que la traducción en inglés ya se está fraguando y también aparecerá durante los próximos meses para ese asalto al mercado norteamericano.
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