Que Vin Diesel acabaría haciendo una película de superhéroes era algo que más o menos se tenía por garantizado. No solo él, en persona, es muy afin a la cultura pop (jugador compulsivo de 'Dungeons & Dragons' y lector de comics de toda la vida), sino que ya ha experimentado con algunos códigos del género desde incluso antes de que las películas de superhéroes fueran masivas: 'XxX' o 'Riddick' juguetean con recursos propios de la narrativa del cómic, aunque el primero está más cerca de James Bond y el segundo, de Conan.
En cualquier caso, el éxito millonario de 'Fast & Furious', una franquicia que ha crecido en una dirección inesperada (convirtiéndose en un clon fallero de las 'Mission: Impossible', a las que supera en delirio febril), ha permitido a Diesel cumplir esa aspiración, aunque su imagen no está tan libre de prejuicios como la de compañeros de reparto de su franquicia estrella como The Rock. Ese es quizás el principal obstáculo con el que se tropieza 'Bloodshot': desembarazarse del sambenito de "una película con/de Vin Diesel".
Y lo consigue a medias. Lo cierto es que 'Bloodshot' aspira claramente a medirse en igualdad de condiciones (o de éxito, al menos) con las películas de Marvel y DC, y está claro que la elección de la editorial Valiant no es casual. Esta semi-independiente tiene un catálogo de héroes rico y carismático, un universo de ficción lo suficientemente variado como para generar, al estilo Marvel, un sinnúmero de películas -con héroes individuales y colectivos- de muchos estilos, pero todos reconocibles bajo un paraguas común.
'Bloodshot' plantea ciertas diferencias con respecto a Marvel y DC, cuya comparación es tan injusta como inevitable. Para empezar, pone un mayor acento en la ciencia-ficción de relativa verosimilitud, empleando recursos no tan "mágicos" como el cine de sus competidoras. En 'Bloodshot' hay realidades virtuales superpuestas una sobre otra y habilidades sobrehumanas brindadas por nanobots.
En último término, su excusa argumental no deja de ser una variante sofisticada de la armadura de Iron Man o el suero de Supersoldado del Capitán América, pero esos ejemplos pasan de puntillas sobre la "ciencia" que hay tras esos inventos, lo que permite que ideas como las de las razas extraterrestres humanoides, las radiaciones que convierten a científicos en colosos esmeralda o el siempre recurrente truco de la araña radioactiva funcionen. 'Bloodshot' es algo (no mucho) más rigurosa que todo eso, y pretende que ese sea el factor que la diferencie.
Vin, hazte así que tienes un nanobot
En 'Bloodshot', el marine Ray Garrison (Vin Diesel) muere en acto de servicio y es revivido por un equipo de científicos con nanotecnología. Los nanobots que lleva bajo la piel le permiten, aparte de ganar habilidades sobrehumanas, ser prácticamente inmortal, ya que estos nanobots están unidos a cada fibra de su cuerpo. Pero cuando empieza a experimentar flashbacks en los que ve su propia muerte y la de su mujer, decide investigar. Y salen los trapos sucios.
Que no contaremos aquí, pero que tienen mucho que ver con lo que pretende hacer especial a la película: Garrison se ve sumergido en una serie de conspiraciones y de experimentos con realidad virtual que le hacen perder todo asidero con la realidad. Una idea interesante, no excesivamente moderna (los recursos visuales recuerdan a los experimentos digitales con la realidad fabricada en digital del cine de ciencia-ficción de principios de siglo y, cómo no, a la omnipresente 'Matrix', cuya influencia sigue extendiéndose sin límites aparentes) y no excesivamente bien aprovechada, pero que da a la película un toque especial.
El toque de que estamos ante una mezcla entre Neo y Lobezno (por la autocuración instantánea y la ferocidad del protagonista, además del detalle de los experimentos con su cuerpo, que recuerdan a toda la mitología de Arma-X), que funciona a ratos y con cierta intensidad, pero que tropieza con algunos problemas. El primero de ellos es la limitada capacidad del director, David S. F. Wilson, para dirigir las escenas de acción, que se encadenan ahogadas entre edición incomprensible y fotografía tenebrosa, en escenarios vistos mil veces (almacenes, hangares, aparcamientos, callejones).
El segundo es el ajustadísimo presupuesto que hace que los efectos digitales, la variedad de escenarios y personajes se resientan parcialmente en cuanto a espectacularidad y visión de conjunto. El resultado tiene en ocasiones un agradable aroma a serie B directa al vídeo de los ochenta, con sus superamazonas, sus cochazos, sus camisetas estilo imperio y su costa italiana a tope de horterismo -todo también muy en la onda Diesel-, pero desde luego ese atractivo impagable para la generación del videoclub no es la intención primordial de Sony. Y no siempre funciona, ni siquiera irónicamente
'Bloodshot' tiene en ocasiones un agradable aroma a serie B directa al vídeo de los ochenta
Lo que sí funciona algo mejor es un discurso no muy convincente -al fin y al cabo estamos ante una película que quiere ser de superhéroes al uso, ni siquiera tiene el talante levemente corrosivo de una 'Venom'- sobre la caducidad de los héroes tradicionales. Y la necesidad de buscar nuevos héroes para nuevos tiempos. Hay diálogos sobre la falta de ética en la creación de los héroes de décadas pasadas que poseen algo de sustancia, pero se difuminan en un discurso acerca de que el problema del ejército no es la propia institución, sino los militares malvados.
El resultado no es una adaptación revolucionaria, pero que tampoco lo pretende: 'Bloodshot' claramente quiere hacerse un hueco entre las dos grandes editoriales / productoras de superhéroes planteando un punto de partida para el universo Valiant. El resultado no es tan impactante como pretende, pero determinadas ideas y sobre todo, su forma de asentar personajes y situaciones de la que pueden partir más películas hace pensar en un fin de la terca hegemonía de Marvel y DC.
¿Y cómo queda el panorama superheroico tras esto?
Obviamente, hasta que los resultados de 'Bloodshot' no se plasmen en taquilla no podemos saberlo con exactitud. Los precedentes no son especialmente halagüeños: la única película de Diesel en la última década no perteneciente a una franquicia fue 'El último cazador de brujas'. Con ella claramente intentaba arrancar una saga de películas de aventuras y fantasía oscura alejadas de sus terrenos habituales de ciencia-ficción y acción. La taquilla no respondió.
Valiant Comics nació de la salida de malas maneras de Jim Shooter de su puesto de redactor jefe de Marvel en 1988. Estaba decidido a plantar cara a sus antiguos jefes (a los que brindó obras tan significativas como las primeras 'Secret Wars', la revolucionaria etapa de Frank Miller en 'Daredevil' o la muerte del Capitán Marvel de Starlin), y fundó una editorial que, en principio, no publicó superhéroes, sino licencias de marcas como Nintendo o la World Wrestling Federation. No funcionaron, y en 1991 se pasaron al género mainstream por excelencia.
En esta primera etapa se parte de superhéroes de una compañía ajena, Gold Key, y de un personaje -Solar- que reformula el mundo gracias a sus poderes sobrehumanos y permite la aparición de supertipos. Algunos de ellos son los Harbinger (equivalentes a los mutantes de Marvel), Rai (samurais del futuro), X-O Manowar (este del pasado remoto, pero con armadura a lo Iron Man), y también el primer Bloodshot.
Sin embargo, en 1992, con Shooter fuera de la compañía, la compañía empieza a aplicar técnicas muy habituales en los noventa para engordar tiradas y multiplicar las ventas: portadas múltiples, ediciones de coleccionista... el resultado es que el primer número de una relanzada 'Bloodshot' se convierte en un superventas que compite nada menos que con 'La muerte de Superman'. Contribuyen a engordar la lamentable burbuja de los comics USA de los noventa y se convierten en la tercera editorial especializada en superhéroes más importante de la industria.
Por desgracia, un crossover desastroso con Image y un querer centrarse en los videojuegos da como resultado unos cuantos comics (y videojuegos) horribles, que ni siquiera salva la llegada de Fabian Nicieza como editor, y que dio algún cómic interesante como 'Shadowman' (del que quizás te suene un estupendo videojuego de la época de la primera Playstation). Tras una larga guerra legal a principios de siglo, la editorial se estabiliza en 2011, cuando Valiant hace borrón y cuenta nueva, reduciendo las cabeceras al mínimo y manteniendo a sus personajes clásicos, como X-O Manowar, Archer & Armstrong, Harbinger, Shadowman y, cómo no, Bloodshot.
Es precisamente de esta última versión del personaje de donde sale la encarnación de Bloodshot de Vin Diesel, porque en los noventa el personaje era un mafioso traicionado y asesinado por su familia, aunque el experimento con nanitas que lo resucita era el mismo. La nueva versión de los comics juega al despiste, y ha pasado años con múltiples identidades bailoteando en la memoria de Garrison, hasta que el héroe descubre quién es realmente.
Y precisamente esa búsqueda de una identidad es lo que hace especial al personaje, y es lo que la película aprovecha moderadamente bien, convirtiéndose en la seña reconocible de esta propuesta. A través de una algo gastada pero muy efectiva puesta en escena sobre realidades que se desmoronan y regeneran a la par que lo hace la memoria y la mente del héroe, 'Bloodshot' se distancia de otros universos de ficción más centrados en recursos clásicos como la venganza, el enfrentamiento a fuerzas cósmicas superpoderosas o el descubrimiento del yo heroico.
Si eso es suficiente para hacerse hueco a codazos ante la competencia habrá que verlo, pero al menos sí que basta para distinguirse. 'Bloodshot' es una película más a caraperro que la ostentosa elegancia espectacular de Marvel, la oscuridad recargada de la DC de hace unos años o la alegre autoconsciencia de la DC actual. Si hay que trazar alguna comparación, el tono y la estética quiere parecerse más a un Zack Snyder de bajos vuelos, sin la espectacularidad ni lo ostentoso.
Pero 'Bloodshot' encuentra su propia voz subiéndole los decibelios a la ciencia chorra y a los inventos demenciales, con lo que nunca termina de tomarse tan en serio a sí misma como lo hizo Snyder. En general eso favorece al tono de la película y puede sentar un precedente para el futuro de Valiant en el cine: ese fino equilibrio entre el conocimiento de los exagerados resortes superheroicos y el ser consciente de que estamos, a grandes rasgos, ante una caricatura.
Los próximos proyectos de Valiant en el cine, sin que haya nada cerrado ni específico, se rumorea que podrían ser 'Harbinger' y 'Faith'. El primero es un psiot (lo que en otros sitios se llama "mutante") con descomunales poderes psíquicos, y la capacidad de activar los poderes psiots latentes. Harbinger es el nombre de una organización que quiere controlarlos y dominar el mundo. En cuanto a 'Faith', es una interesantísima aproximación al mundo superheroico a través de una chica que ha vivido empapada de cultura pop y conoce los superhéroes desde fuera. Su físico con sobrepeso da al comic una humanidad y cotidianeidad tremendas.
Si 'Bloodshot' funciona hay material de donde partir. ¿Es compatible el tono hosco y violento, casi a lo Punisher, de 'Bloodshot', con la fantasía pop de 'Faith'? El universo Valiant está solo dando sus primeros pasos, pero no conviene perder de vista a sus héroes.
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