Reconozcámoslo: los derechos de 'El Señor de los Anillos' son un auténtico desmadre. Nunca una obra tan breve había generado tanta controversia legal: y eso que no hablamos aquí de un algo muy enrevesado. Meramente, como sabemos, consiste en una trilogía de libros (que funcionan como uno, 'El Señor de los Anillos'), un libro independiente profundamente ligado en el argumento a la trilogía ('El Hobbit'), una selección de relatos que se leen como una especie de ensayo mitopoético ('El Silmarillion') y unos cuantos relatos y apuntes adicionales, que no conforman nada unitario.
Primera Edad de los derechos. Sin embargo no todo fue siempre tan complicado. The Tolkien Estate fue quien originariamente gestionó los derechos de la obra de Tolkien, principalmente bajo la compañía subsidiaria The Tolkien Company, que ha llegado a estar dirigida por el hijo del autor, Christopher Tolkien, y su nieto Michael George Tolkien. Cabría pensar que bajo una compañía que supervisara todo el tema de los derechos el tema discurriría atado y bien atado, pero no.
Los derechos mundiales de casi toda la obra de Tolkien (incluyendo 'El Señor de los Anillos' y 'El Hobbit') fueron vendidos por el propio Tolkien en 1969 (el escritor falleció en 1973) a United Artists por diez mil libras, una cantidad no muy elevada, y que posteriormente ha llevado a algún resentimiento por parte de los herederos del escritor. El productor Saul Saentz (responsable de películas de prestigio como 'Alguien voló sobre el nido del cuco', 'Amadeus' o 'El paciente inglés') compraría esos derechos en 1976 (aunque United Artists retuvo los derechos de distribución), fundando Tolkien Enterprises para explotarlos.
Estos derechos pueden inspirar videojuegos, merchandising, obras de teatro, películas y parques temáticos, pero no se permite que incluyan contenido explícito (la ambientación es otro cantar, claro) de las otras dos obras de Tolkien, 'El Silmarillion' y 'Cuentos inconclusos de Númeror y la Tierra Media', ambos publicados después de la muerte de Tolkien. Tolkien Estate conserva los derechos de estas dos obras. Tolkien Enterprises (renombrada más tarde como Middle-Earth Enterprises) tampoco tiene los derechos para series de más de ocho episodios, que es el otro resquicio por el que se ha deslizado Amazon.
Las primeras explotaciones de estos derechos fueron, en 1978, la memorable e incompleta versión animada de 'El Señor de los Anillos' dirigida por Ralph Bakshi. Entre las obras derivadas más notables estuvo el famoso juego de rol tradicional de 1984 editado por Iron Crown Enterprises. La cosa se tranquilizó hasta que llegaron las adaptaciones de Peter Jackson producidas por New Line Cinema.
Cuando Jackson viajó a la Tierra Media. Cuando rodó su trilogía, Peter Jackson llevaba décadas obsesionado con adaptar 'El Señor de los Anillos'. Después de filmar 'Agárrame esos fantasmas', Jackson pidió a su agente que rastreara los derechos. Por entonces, Jackson estaba bajo contrato con la Miramax de Harvey Weinstein, que también tenía tratos con Zaentz por la producción, con gran éxito, de 'El paciente inglés'. El proyecto de Jackson en aquella época consistía en una sola trilogía: una película para 'El Hobbit' y dos para 'El Señor de los Anillos'.
Las negociaciones se complicaron cuando Weinstein quiso mantener a Zaentz fuera de la producción y comprar los derechos para explotarlos ellos mismos. Jackson ya trabajaba en la preproducción, y finalmente los derechos se consiguieron gracias a la intervención de Universal (que quería a Jackson para dirigir una nueva 'King Kong'), y que co-distribuiría ambas película. Los derechos de 'El Hobbit', finalmente, permanecerían retenidos por Tolkien Enterprises.
Finalmente, ese remake de 'King Kong' se pospondría hasta mucho después y Miramax consiguió los derechos de Tolkien tras seis semanas de arduas negociaciones. Entonces llegó una preproducción que se prolongaría varios años, en los que Jackson luchó contra Winstein, que quería profundos cambios en el proyecto y reducir la bilogía a una sola película. Finalmente, y siendo dueño de los guiones y los diseños, Jackson llegó a un acuerdo con New Line con los felices resultados que conocemos.
Más Señores Oscuros. En 2017, Amazon anunció que había adquirido los derechos de El Señor de los Anillos. En el trasfondo de ese pacto estaba una demanda que Tolkien Estate había puesto a Warner (dueña de New Line Cinema) por no estar recibiendo suficiente porcentaje de los beneficios de taquilla de la Trilogía de Jackson. Uno de los puntos del acuerdo al que llegaron fue que se ofrecerían los derechos para una serie a plataformas como Prime Video, HBO y Netflix, con un punto de partida de 200 millones de dólares que finalmente fueron 250 (antes de gastar nada en producción).
El propio Jeff Bezos en persona, fan de los libros, apoyó esta compra, convencido de que era una perfecta manera de competir con 'Juego de Tronos', y Warner Bros. Television, hipotética coproductora por los motivos especificados más arriba, abandonó el proyecto. Prime Video comenzó la escritura de los guiones, que en contra de lo que se ha dicho, no puede adaptar 'El Silmarillion' y 'Cuentos inconclusos' (ni, por supuesto, los derechos de la trilogía original y 'El Hobbit', que conserva Warner), sino que tiene un radio de acción algo más vago.
Pero... ¿qué adapta exactamente? El experto en Tolkien Tom Shippey, que supervisó el desarrollo inicial de la serie, afirmó que el Tolkien Estate solo había dado permiso a Amazon para ambientar su historia en la Segunda Edad de la Tierra Media, más de tres mil años antes de la Tercera, donde se ambientan las películas de Jackson. Eso no quiere decir que no haya eventos de importancia en ese tiempo: el resurgimiento de Sauron, la forja de los Anillos de Poder y el Anillo Único, la guerra de los elfos contra Sauron y la derrota del villano en la guerra de la Última Alianza, donde perdió el Anillo Único.
Las películas exploran la destrucción del Anillo Único, pero antes de eso nos cuentan que Galadriel fue uno de los tres elfos que recibió un anillo de Sauron. Sin embargo, 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder' no mostrará nada de ello por culpa de los derechos que se entrecruzan, así que no tiene más remedio que coger ese contexto y contar historias que no existan de forma literal en la obra de Tolkien. 'El Silmarillion' y 'Cuentos inconclusos' pueden ser usados como trasfondo (el Tolkien Estate insiste en que no puede cambiar la estructura ni los hechos clave de la Segunda Edad), pero sin volver a contar expresamente las historias ya creadas.
Dicho de otro modo: Amazon puede inventar lo que quiera, siempre que no contradiga nada de lo que creó Tolkien. Ese es el trato a múltiples bandas al que ha llegado Prime Video, un auténtico "campo de minas", como lo describió Shippey, y que al final se reduce a una obviedad: Amazon ha pagado por usar una marca. Solo que, además, ha comprado también un alambre de espino en el que envolverse y hacer la croqueta. Por cierto, ahora Middle-Earth Enterprises es propiedad de Embracer, así que la enredadera legal está lejos de despejarse.
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