El primer cuatrimestre de 2023 ha sido excepcional: excepcionalmente seco y excepcionalmente cálido. Abril, con temperaturas medias hasta tres grados por encima de lo normal, se ha convertido en el mes de abril más seco desde el comienzo de la serie en 1961. Y veníamos, por cierto, del segundo marzo más seco.
Sin embargo, es difícil saber qué significa exactamente eso. Gracias al cielo, tenemos imágenes.
Una imagen: mil datos. Y es que, efectivamente, las horas de sol, los porcentajes de agua embalsada o las precipitaciones acumuladas están muy bien. Son datos clave para entender lo que estamos viviendo. Pero no hay nada como una buena imagen para entender el impacto real de una sequía que nos está desertizando a marchas forzadas.
Así éramos... hace tan solo un año. En este sentido, el programa Copernicus y, muy especialmente, Sentinel 2 hace un trabajo espectacular de monitorización al que podemos sacarle mucho partido. En un vistazo, podemos ver lo que ha significado la sequía de estos meses. Así estaba Extremadura el 1 de mayo de 2022 y así está ahora.
Las imágenes en su contexto. En la primavera de 2022 tuvimos suerte. Marzo fue un mes muy lluvioso, extremadamente lluvioso. Y abril, pese a los cambios bruscos de temperatura, también aportó mucha agua. Sin embargo, era difícil encontrar un año hídrico más seco que el de 2021-2022 en la última década: muchas partes del país recibieron menos del 25% de agua habitual.
Este año hídrico 2022-2023 empezó mejor por las lluvias de diciembre. Eso ha permitido que, aunque las reservas de agua estaban bajo mínimos, el campo llegara "fresco" a la primavera. El problema es que la primavera ha sido un "no parar" de calor y escasez de aguas.
Un problema real. Ahora estamos mucho peor que el año pasado. Porque la falta de agua está siendo inmisericorde, primero, y porque tenemos muy pocas reservas de agua. Tras un espejismo que ha durado algunos meses, el agua embalsada ya está por debajo de la de 2022 y no parece probable que se vaya a invertir la tendencia. La sequía sigue cavando un pozo del que no sabemos cómo salir.
¿Esto no tiene solución? Si todo va bien, en los próximos días España sufrirá un desplome térmico (de más de 10 grados) y un frente entrará en la península dejando lluvias que esperamos, esta vez sí, que sean generalizadas. Evidentemente, no serán suficientes como para resolver una sequía de la dimensión de la actual, pero por primera vez en mucho tiempo vamos a tener lluvias "de verdad". Y eso, claro está, es una excelente noticia.
La duda es qué pasará en las próximas semanas. ¿Serán estas lluvias un cambio de tendencia? ¿Se habrá roto por fin el bloqueo permanente que aislaba la Península de los frentes atlánticos? ¿O será, en cambio, será solo un paréntesis? Por ahora, los modelos predictivos solo nos aseguran una cosa: calor. El agua sigue siendo la gran incógnita de la temporada. Una temporada que se nos va a hacer muy larga.
Imágenes | Copernicus
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