Mayo ya trajo el primer aviso del calor este año y en junio nos toca padecer una de las más intensas olas de calor que se recuerdan. Aunque la mayor parte de zonas costeras están fuera de los avisos por altas temperaturas de AEMET, tan solo las comunidades autónomas de Canarias y Asturias se libran completamente.
La mayor ola de calor en junio en 20 años. Estábamos advertidos de que la ola de calor llegaría, pero ésta ha superado las expectativas. La anomalía térmica que estamos experimentando ya ha sido catalogada como la mayor ola de calor vista en junio de las dos últimas décadas. Hay 36 zonas en alerta naranja por altas temperaturas hoy, repartidas en ocho Comunidades Autónomas, según datos de AEMET (más otras 48 zonas en aviso amarillo por la misma causa). La meseta sur y zonas colindantes son las más afectadas, aunque el valle del Ebro en Zaragoza y el sur de Lleida también están en esta situación.
¿Cuánto terminará? Las alertas de AEMET se extienden a tres días vista, hasta el jueves 16. Para este día el mapa de avisos y alertas se habrá casi invertido, observándose el nivel de riesgo importante (aviso naranja) en el valle del Ebro, Huesca, Lleida y en zonas limitadas del sur en áreas de Badajoz, Córdoba y Jaén, mientras que el resto del interior peninsular estará en aviso amarillo.
La ola de calor se mantendrá al menos hasta el viernes 17, si bien a partir de ahí la imagen no es tan clara. Las previsiones de AEMET hablan de temperaturas que superarán los 40 grados el sábado en el valle del Ebro. La causante de esta incertidumbre es una depresión aislada (DANA) situada ayer en la zona de Madeira, cuya evolución aún está por ver.
A la larga, tendremos que acostumbrarnos. Aunque la tarea de enlazar un evento meteorológico concreto al efecto global del cambio climático es complicada, todo parece indicar que las olas de calor empeorarán los años venideros. Hay dos aspectos del cambio climático que nos hacen pensar que tendrá efecto sobre las olas de calor. En primer lugar, el aumento de los fenómenos extremos. Esto abarca desde tormentas hasta heladas, pero también jornadas de calor extremo.
En segundo lugar, el aumento de las temperaturas medias también tendrá un efecto. Aquí entra en juego una cuestión clave en las olas de calor, y es que no existe una definición clara. Generalmente la definición de una ola de calor aparece en función de las temperaturas observadas, por lo que es posible que, ante un aumento de las temperaturas medias la “frontera” a partir de la cual se declara una ola de calor aumentaría. Es decir, situaciones que hoy son consideradas excepcionales pasarían al ámbito de la normalidad.
Comienzan antes, son más fuertes y duran más. Los últimos años ya hemos podido observar cómo estos fenómenos han ido adquiriendo relevancia, en lugares como la India o en los Estados Unidos. España no es una excepción. Las olas de calor en nuestro país son, desde que se iniciaron los registros en 1975, cada vez más largas. Esto se refleja tanto en días de duración por evento, como en el total de días al año en los que nos encontramos en esta situación. En 2012 las olas de calor afectaron a 40 provincias, esta semana podría superarse esa cifra si consideramos las zonas bajo aviso por altas temperaturas.
Vivir y sobrevivir con calor. El calor puede causar perjuicios a nuestra salud, pero también afecta a nuestra calidad de vida. El calor afecta a nuestra salud, a nuestra productividad y a nuestro sueño. Para evitar sus peores consecuencias es conveniente tomar algunas precauciones como evitar la calle y especialmente la actividad física en las horas más calurosas del día, hidratarnos bien y utilizar ropa fresca, especialmente de tejidos que nos ayuden en esta tarea como el algodón. Los más jóvenes y los más mayores son quienes más precauciones deben tomar frente al calor.
Los precios energéticos aún son altos por lo que conviene no abusar del aire acondicionado. Debemos por eso tener cuidado para mantener nuestra casa fresca, especialmente si queremos tener un sueño reparador que no acumule cansancio a la pesadez que genera la temperatura.
Imagen | AP
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