Acaba de cerrar su segunda ronda de financiación (en la primera consiguió 200.000 euros), pese a que en sus inicios descartaba esta opción para “tener la libertad de hacer lo que quisiéramos”. Loly Garrido es la creadora y CEO de Gudog. Una empresa con la que los propietarios de perros pueden contratar tres tipos de servicios para sus mascotas (alojamiento, guardería o paseo). Y, para ello, contrata a otro particular que le ofrece estos servicios.
Garrido asegura que nunca tendrán cuidadores profesionales y que siempre confiarán en personas particulares para ofrecer este servicio desde su portal.
Alternativa a las residencias caninas
Loly Garrido creó esta empresa por una necesidad personal. “Me crié con una perra, que tuvo experiencias terribles al quedarse en residencias caninas. Años después, y ya viviendo sola, tenía otra perra y no quería dejarla en una residencia”, rememora.
Usuaria de Airbnb, buscó por Internet si existía algo similar para mascotas. “Comprobé que no”, asegura. Por aquel entonces (2012), cursaba estudios de educación canina y trabajaba en “algo que no me llenaba a nivel personal, así que me lancé a crear esta plataforma de Aribnb para perros”.
Para ello contó con la ayuda de su socio. “Habíamos trabajado en otros proyectos de start-ups. Sus padres también eran propietarios de un perro y se encontraban con el mismo problema, así que se apuntó convencido al proyecto”. Él se encargó del desarrollo de la plataforma y ella de la parte comercial y de cuidadores.
Lo que aprendí respondiendo quejas de clientes
Esta aventura empresarial no fue, por tanto, algo premeditado. “Estudié, entre otras cosas, una formación profesional de secretariado de dirección y administración. Nunca supe muy bien a qué me quería dedicar, pero sí tenía claro que no quería involucrarme en una carrera universitaria porque no sabía si me iba a gustar”, nos cuenta.
Pese a no tener claro a qué se quería dedicar, Garrido tenía otro tipo de inquietudes que le llevaron a compaginar estudios con trabajo. Uno de los momentos clave llega cuando, a los 20 años, empieza a trabajar en el departamento jurídico de lo que era Menaje Hogar. “Empecé a gestionar todas las reclamaciones de las más de 100 tiendas que había en España. Era un trabajo que me gustó, me enseñó a entender al consumidor”, reconoce Garrido.
Fue la experiencia profesional que más le ha servido para crear su negocio. “Tuve una jefa genial que me enseñó muchas cosas que me son útiles incluso para formar yo a gente”. En esta etapa, se encargaba de redactar las contestaciones de reclamaciones e incluso se dirigía a organizaciones de consumidores, como Facua. “Me enseñó cómo dirigirme a cierto público. Aprendí de la ley de consumidor, lo que me es útil a la hora de tener un negocio”, confiesa.
Aunque Loly Garrido no mantiene trato con esta jefa (“yo era muy joven y ella tenía la edad que tengo ahora. Cuando decidí marcharme fue un shock para ella y quiso perder el contacto”), tiene un gran recuerdo de ella y esta etapa.
“Volví a casa de mis padres para poder crear mi empresa”
Después de aquel trabajo, Garrido fue acumulando otras experiencias, tanto laborales como formativas. Hasta que dejó su trabajo en el departamento jurídico de una farmacéutica japonesa para dedicarse a tiempo completo a Gudog.
¿Cómo se toman unos padres que su hija deje un trabajo para invertir todos sus ahorros en crear una empresa de servicio de cuidados de perros? “Al principio no lo entendían muy bien”, reconoce Loly Garrido, quien incluso tuvo que volver a casa de sus padres (después de 3 años fuera) durante unos meses para poder terminar de montar la empresa. “Estuve un año sin facturar e invirtiendo mis ahorros. Mi madre no entendía que estuviera trabajando, así que, en ese sentido, fue una época complicada”.
Tanto que “en más de una ocasión tuve que escuchar lo de “búscate un trabajo”. Ahora y con el tiempo, han sido los primeros en contar y compartir mi experiencia”.
Cómo funciona este servicio
Gudog vendría a ser un marketplace donde coinciden dueños de perros y personas dispuestas a cuidarlos. La empresa marca unas bases sobre qué se incluye en cada servicio y los horarios, así como una tarifa mínima.
A partir de ahí, es cada cuidador el que decide poner su precio. Si no quiere acoger a algún tipo de perro debe indicarlo así como demostrar, en su caso, que tiene licencia para los considerados potencialmente peligrosos. Gudog se lleva una comisión (que se cobra al cliente) por cada operación realizada.
Si el cliente tiene alguna petición especial debe decírselo al cuidador y negociar entre ellos, así como si la recogida se demora. A través de Gudog no se ofrecen ni se contratan otros servicios, como el adiestramiento o peluquería.
Quiero ser cuidador de perros. ¿Puedo?
Como marketplace que pone en contacto a los propietarios de perros con los cuidadores, Gudog cobra una comisión al dueño de la mascota por la reserva. “Nos encargamos de que todos los cuidadores estén validados”, asegura Garrido, que defiende que son “muy exhaustivos en el proceso de registro” y que, de todas las solicitudes que reciben, solo aprueban entre el 25 y el 30%.
¿Cómo se certifica la idoneidad de estos aspirantes a cuidadores? Garrido reconoce que al principio eran entrevistas más personalizadas, sobre todo si las solicitudes provenían de Madrid. Si no, se recurría a sistemas de videoconferencias. “Pero esto no escalable a todo el país y menos en el extranjero, donde también tenemos presencia”, explica.
Gudog no quiere cuidadores profesionales ni que tengan su principal fuente de ingresos en los servicios que prestan a través de su marketplace
Por eso, Gudog asegura que el proceso de registro es ahora más complicado, teniendo que aportar una serie de documentos, como el DNI. “También se hace un seguimiento de los cuidadores y les enviamos guías de cuidado y asistencia”, expone la CEO de esa empresa.
Como en otros portales, los dueños de los perros deben evaluar el servicio y la atención prestada después de cada contratación. “El salto más difícil es conseguir el primer cliente, que se fíe de alguien sin revisión”, reconoce Loly Garrido quien, no obstante, presume de que los cuidadores que trabajan a través de su portal tienen una media de 4,9 sobre 5 estrellas posibles.
Los propietarios de los perros no pueden ser evaluados, pero sí las mascotas, de manera que los cuidadores también pueden conocer mejor a estos perros.
No quiero profesionales
Esta emprendedora remarca mucho que no quieren tener cuidadores profesionales precisamente porque se quieren convertir en una alternativa a las residencias caninas. “Queremos que cada mascota esté cuidada de manera exclusiva. Un cuidador profesional al final va a tener varios perros y eso, en el fondo, es una residencia canina”, expone.
Por eso, su cuidador ideal es alguien que pueda compartir su tiempo con un perro, como un estudiante o un trabajador freelance. “Es un ingreso extra, pero no su principal fuente de ingreso”.
Cuidadores no profesionales ¿dados de alta como autónomos?
Gudog nació desde el principio como una alternativa a la residencia canina. Cada cuidador solo puede tener un perro en su casa por cada servicio que ofrece. En caso de que sea propietario de mascota, debe avisarlo por si el dueño del canino no quiere que su perro comparta estancia con otros animales.
“Queremos que cada perro esté atendido de manera exclusiva, como si fuera el del propio cuidador”, explica Garrido. Por eso, remarca mucho que la compañía intenta que no sean profesionales “para evitar quejas”.
La responsabilidad civil del perro es siempre del propietario, salvo negligencia del cuidador
Esa misma razón les lleva a no ofrecer tampoco servicios como el adiestramiento o la peluquería canina.
Dado que, como empresa, Gudog debe informar a las autoridades tributarias de dónde obtiene ingresos y cuáles son sus pagos, preguntamos a Loly Garrido si estos cuidadores deben darse de alta como autónomos o si han tenido algún tipo de problema con la administración. “No hemos tenido problemas ni con Hacienda ni con la Seguridad Social por temas de pagos e impuestos. Así como los limpiadores del hogar están reconocidos como una actividad profesional, en nuestro caso el cuidador de perros en España no (sí en Reino Unido)”, por lo que defiende que ni “nuestros cuidadores ni nosotros incumplimos la ley”.
Además, considera que los cuidadores no generan tanto dinero como para que eso les de obligue a declararlo. “Es uno de los motivos por los que no queremos cuidadores profesionales. Nuestros cuidadores no viven de esto”, sentencia Garrido. Independientemente de eso, “cada cuidador es responsable de su obligación fiscal. Muchos lo declaran y otros no”, confiesa.
Seguros y otras obligaciones
Hablando de responsabilidades, hemos querido saber qué pasa si un perro al cuidado de un tercero contratado a través de Gudog ataca a otro animal o a otra persona. “La responsabilidad civil del perro si ataca a otro es el propietario del animal aunque no estuviera en ese momento a su cargo”, explica Garrido.
Gudog quiere ser una alternativa a las residencias caninas. Cada cuidador solo puede tener una mascota por servicio
Pero hay una excepción: que sea una negligencia por parte del propio cuidador. “Si el perro estaba desatendido, sin correa, suelto o sin vigilancia, es responsabilidad del cuidador y se le repercutirán todos los daños a él”.
Los cuidadores profesionales sí deben tener también este tipo de seguro, pero los de Gudog, en teoría, no estarían obligados, aunque desde esta empresa les recomiendan tenerlo, ya que "no son caros y pueden evitar problemas”. Garrido quien confiesa que la compañía también se está planteando ofrecer pequeños seguros de responsabilidad civil a sus cuidadores.
Gudog sí que ofrece un seguro por si el perro atacado es el que está a cargo de uno de sus cuidadores, así como un seguro veterinario.
¿Es competencia desleal?
Las residencias caninas, así como los cuidadores profesionales, deben, entre otros trámites, inscribirse como núcleos zoológicos para ejercer su actividad. Un requisito necesario a partir de las 6 especies conviviendo en un mismo espacio (salvo que sean hembras sin castrar, cuando el número baja).
¿Se han quejado las residencias caninas o les han interpuesto alguna demanda por su actividad? “De momento no, aunque sí hemos recibido quejas o llamadas”, confiesa la CEO de Gudog. Algo que atribuye a que estas empresas “han perdido volumen de negocio”. La queja más habitual es que “ellos pagan y tienen obligaciones". ¿Su respuesta? "Les hacemos ver que nuestros cuidadores no son residencias caninas y que, por tanto, no tienen esas obligaciones”.
Clientes que puentean a Gudog
La compañía asegura que tiene unas tasas de repetición muy buenas por parte de sus clientes, aunque algunos les acaben “puenteando” (es decir, omitiendo a Gudog para contratar a un cuidador que ya conocen).
“Es muy difícil de controlar que se cree un vínculo entre dos personas y que quieran repetir el servicio pero de forma más económica”, reconoce Garrido, quien justifica así el hecho de que se cobre al propietario, y no al cuidador, la comisión. “Gudog paga las facturas veterinarias en caso de incidencia. Si al cuidador que el cliente ha elegido le ocurre una emergencia Gudog le elige otro cuidador sin coste. Y cada reserva sube la categoría del cuidador. Con estos servicios intentamos dar argumentos para que nos elijan siempre a nosotros”, explica.
Por último, Garrido descarta también ampliar la oferta de cuidados a otro tipo de mascotas. “Nos piden mucho para gatos, pero el modelo es distinto. Y todavía hay mucho por mejorar el cuidado de perros en España”, sentencia.
La venta: no se quiere, pero no se descarta
Aunque su discurso es que el foco está puesto en seguir creciendo (“dentro de 5 años me gustaría seguir en Gudog y ver que somos una plataforma enorme”), Loly Garrido no descarta que, en ese tiempo, se haya fusionado o integrado en otra plataforma “aunque me gustaría seguir implicada en este proyecto”.
De hecho, Gudog ya ha tenido contacto y conversaciones esporádicas con plataformas americanas “muy grandes”. “Nuestro foco nunca ha sido crear una empresa que vender. Si crease una empresa ahora sí que buscaría inversión antes. Crecería mucho y la vendería rápido, porque es como funcionan las startups”, confiesa Garrido. Pero vuelve a mencionar que crearon Gudog “con el sentimiento de hacer algo que no existía. Y con eso ya estamos satisfechos”.
¿Pero vendería su empresa? “En los últimos meses el mercado de las mascotas está creciendo mucho y hay muchos millones de inversión detrás de algunos nombres. Se presentan nuevos escenarios y o estamos ahí o estamos fuera”, reconoce Garrido.
El tiempo dirá si dentro de esos 5 años Gudog sigue siendo (o no) propiedad de Loly Garrido y su socio.
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