Cuando Stephen Elop asumió el mando de Nokia en septiembre de 2010 se encontró con un desafío enorme. El fabricante finlandés que durante años había liderado el mercado de los teléfonos móviles se marchitaba rápidamente. Las cifras comenzaban a preocupar. Según Statista, la compañía cerró el 2007 con una cuota de mercado del 50,9%, pero dos años y diez meses después había caído unos 18 puntos porcentuales.
Hasta ese entonces, Elop había obtenido varios logros. Finalizó sus estudios en su Canadá natal como uno de los mejores de su clase en la Universidad McMaster. Ocupó varios puestos en Macromedia hasta convertirse en director ejecutivo. También integró en Juniper Networks, donde ingresó como director de operaciones y, cuando estaba a punto de ser nombrado CEO, fue fichado por Microsoft.
Dentro del gigante de Redmond se desempeñó como jefe de la división de negocios, y también fue responsable de Microsoft Office y Microsoft Dynamics. Bloomberg Businessweek le atribuye el mérito de haber impulsado a Microsoft a desarrollar versiones basadas en la nube de algunos de sus programas más populares. Un movimiento estratégico que años más tarde podemos considerar como muy acertado.
El desembarco a una “plataforma en llamas”
La llegada de Elop a Nokia se concretó tras la destitución de su máximo responsable ejecutivo Olli-Pekka Kallasvuo. El consejo de administración estaba perdiendo la paciencia y necesitaba que la compañía diera un giro de 180º para adecuarse a un mercado en el que plataformas como iOS (anteriormente iPhone OS) y Android hacían ver a Symbian como un software destinado a convertirse en obsoleto.
El estilo de liderazgo del canadiense era muy diferente al de los otros CEO de Nokia que, por cierto, habían sido todos finlandeses. Elop tenía como misión desarrollar un nuevo paradigma en la empresa. Uno de sus primeros pasos para conseguirlo fue enviar un correo electrónico interno preguntándoles a los empleados qué esperaban, y lanzó un mensaje optimista: acabarían venciendo a la competencia.
Pero el optimismo no duró demasiado. Cuando Elop empezó a vivir Nokia desde dentro entendió que la compañía se encontraba en una situación delicada. Aparentemente para que todos dentro de la firma lo supieran envió un memorándum interno que acabó filtrándose a la prensa en 2011. A lo largo de unas 1.300 palabras describió la Nokia de ese momento como una “plataforma en llamas”.
“El primer iPhone se lanzó en 2007, y todavía no tenemos un producto que se acerque a su experiencia. Android entró en escena hace poco más de 2 años, y esta semana tomaron nuestra posición de liderazgo en volúmenes de teléfonos inteligentes. Increíble”.
Curiosamente, Elop parecía tener muy claro hacia dónde iba la industria. El ejecutivo señalaba que en el mundo móvil no importaba solo el hardware y el software, sino que entraba en juego todo un “ecosistema”, que integraba también a los desarrolladores, las aplicaciones, los servicios de búsqueda y otras cosas. Vamos, lo que es el mundo móvil en la actualidad.
Para ese entonces, Nokia tenía una alternativa a Symbian llamada MeeGo que tampoco había conseguido despegar. Elop, que debido a su pasado tenía vínculos con Microsoft, no tardó en anunciar una “asociación estratégica” con el gigante de Redmond. ¿Podrían haber optado por Android? Técnicamente sí, de hecho estuvieron probando el sistema operativo de Google internamente.
Sin embargo, esto no encajaba en los planes del fabricante finlandés. Lo que querían era diferenciarse, y no podrían hacerlo aterrizando en la plataforma de Google. De hecho, veían en el protagonismo de Samsung un problema. Si la compañía surcoreana estaba consolidando su liderazgo, ¿cómo podrían arrebatárselo? Nokia quería recuperar el espíritu grande que alguna vez tuvo, y Windows Phone parecía ser el camino.
Unos nueve meses después, la compañía presentó su primer teléfono con Windows Phone, el Lumia 800. Ya lo decíamos en nuestro análisis, el sistema de Microsoft se presentaba como algo muy diferente a iOS o Android. Tenía un estilo muy propio con baldosas animadas como las de Windows 10 que permitían obtener información de las aplicaciones rápidamente, de un vistazo.
Nokia había puesto sobre la mesa una promesa interesante, pero había un problema: el ecosistema impulsado por Microsoft tenía un largo camino que recorrer. Estaba muy lejos de las otras propuestas, principalmente en el ámbito de las aplicaciones. A todo esto, la cuota de mercado de Nokia había caído hasta el 13% aproximadamente, un punto negativo de cara a los desafíos que se avecinaban.
La línea de móviles Lumia siguió creciendo en los años posteriores con lanzamientos que apuntaban a todas las gamas, como un destacado Lumia 920 para aquellos con un poco más de presupuesto. Podías comprar este equipo en España por 669 euros. El iPhone 5, por su parte, se conseguía desde 699 euros. Elop se asoció con Microsoft buscando una plataforma a la que pertenecer, pero Windows Phone no estaba dando los resultados esperados.
En el tercer trimestre de 2013, Nokia tenía una cuota de mercado de aproximadamente el 3%. La plataforma en llamas había estado consumiéndose, incluso tras los drásticos movimientos destinados a apagar el fuego anteriormente advertido. En medio de este panorama, Microsoft acordó comprar el negocio de teléfonos móviles y dispositivos de Nokia por 5.400 millones de dólares.
Pese a los desafortunados resultados de Nokia, Elop había cosechado mucha experiencia y, como mencionamos arriba, varios logros. Esto hizo que Microsoft lo considerara como uno de los candidatos a suceder a Steve Ballmer. El histórico CEO la compañía había anunciado su retiro y no estaba claro quién podría tomar las riendas del gigante que en más de 30 años había tenido solo dos CEO, siendo el otro, Bill Gates.
Tras una polémica en torno a una enorme bonificación por la pasada operación de adquisición, el ejecutivo continuó su carrera en Microsoft. En esta oportunidad se encargó de liderar el grupo de Dispositivos de la compañía. Se trataba de un área de gran importancia, pues ella englobaba productos como Microsoft HoloLens, Microsoft Band y teléfonos inteligentes Lumia, como el Lumia 830 y los Lumia 640 y 640 XL.
En febrero de 2014, Satya Nadella fue nombrado CEO de Microsoft. El ejecutivo impulsó una enorme cantidad de cambios internos dentro de la compañía con el fin de centrar esfuerzos en los servicios y en la nube. Más tarde, en junio de 2015, Elop abandonó Microsoft cuando la compañía integró el grupo de Dispositivos, que funcionaba de manera separada, a una de sus divisiones internas, la de Windows específicamente.
La carrera del ejecutivo continuó en 2016 en Telstra, el mayor proveedor de telecomunicaciones de Australia. Como líder del Grupo de Tecnología, Innovación y Estrategia tenía el objetivo de impulsar el negocio de equipos de redes de la firma. Pero la suerte no estuvo de su lado. Telstra acabó prescindiendo de sus servicios en 2018. Entre 2019 y 2020 se desempeñó como CEO de APiJET, una firma de análisis de datos aeronáuticos.
Elop, de 60 años, tiene cinco hijos y está divorciado desde hace una década. En la actualidad lleva una vida menos expuesta. Preside el consejo de administración de las organizaciones Digital.ai, Nintex y AOPA. También es miembro de la Junta de Gobernadores de la universidad de McMaster. Elop, que tiene licencia de vuelo, destina parte de su tiempo libre a volar su propio Cessna CitationJet.
Imágenes | Maurizio Pesce from Milan | Microsoft (1, 2) | Maurizio Pesce (CC BY 2.0 DEED) | Nokia
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