En su apuesta por las renovables, China se ha marcado el ambicioso objetivo de alcanzar 1.200 gigavatios (GW) de capacidad eólica y solar para finales de esta misma década. Y megaproyectos XXL e infraestructuras de récord al margen, parece haber dado con un aliado de primera para cumplir su meta: los tejados. A lo largo de la vasta extensión del gigante asiático, de más de 9.500 millones de kilómetros cuadrados (km2), se despliega un enorme mapa de cubiertas al que las autoridades miran ahora como una oportunidad para impulsar el músculo fotovoltaico del país.
De momento parece no irles nada mal con la apuesta.
Algo más que tejados. ¿Y si los tejados sirviesen para algo más que proteger edificaciones de la lluvia, el sol y demás inclemencias meteorológicas? ¿Y si pudieran usarse para generar energía? El planteamiento tiene poco de novedoso. Desde hace ya tiempo ciudadanos de medio planeta, incluida España, se han lanzado a instalar sobre sus cabezas paneles solares o mecanismos más complejos, capaces de aprovechar la energía del viento. En China han decidido ir sin embargo un par de pasos más allá y fomentarlo con un ambicioso programa impulsado desde el Gobierno.
¿Y en qué consiste el programa estatal? En septiembre de 2021 la Oficina Nacional de Energía china —NEA, por sus siglas en inglés— lanzó un plan piloto que permitía a las autoridades locales asociarse con desarrolladores de energía solar para incentivar las instalaciones en tejados. La meta era que para finales de este mismo año el 50% del espacio disponible en las azoteas de los edificios gubernamentales acabasen dedicados a la fotovoltaica. El porcentaje se reducía al 40% en el caso de las escuelas, hospitales y las instalaciones de los comités de aldea y al 30% en los espacios industriales y comerciales. Para los hogares rurales se manejaba un objetivo del 20%.
Según detalla David Fishman, consultor de energía del grupo Lanatu, con sede en China, se contemplaban dos vías: que sean los dueños de los tejados quienes financien los paneles y luego vendan la energía al desarrollador o que sea este quien alquile las cubiertas, asumiendo la propiedad de la instalación. Dado que los residentes en el rural cuidan mejor los paneles cuando son suyos, señala Fishman, suele preferirse la primera opción. El objetivo: favorecer su expansión.
¿Cuál fue la respuesta? Poco después de que se lanzara la convocatoria, en septiembre, Bloomberg publicaba que las autoridades chinas habían recibido más solicitudes de las previstas. ¿Cuántas? La NEA había registrado peticiones de 676 localidades y condados repartidos a lo largo de 31 provincias y regiones, muy por encima de la previsión inicial, que manejaba una estimación de 22 regiones. En el listado destacaban los territorios más ricos y urbanizados situadas en el centro y este de China. Hace solo unos meses, en julio de 2022, las autoridades del país anunciaron un plan que completa la iniciativa del ejercicio anterior y ahonda en los objetivos.
An interesting Chinese solar PV policy program that hasn't gotten the airtime it deserves: Whole-County Rooftop Solar 整县屋顶光伏.
— David Fishman @david_fishman@mastodon.energy (@pretentiouswhat) July 13, 2022
I think this policy, more than anything else, has led to China's record-setting figures in 2022 for distributed solar.
What is it? Thread!🧵 pic.twitter.com/oFPZAjQnBF
¿Y por qué ese interés? Bloomberg aporta algunas claves. El programa se lanzó en un contexto favorable y en el que se apreciaba ya un interés por las instalaciones solares en los tejados. Gracias en gran medida a los subsidios y cambios en la política local, a lo largo de los primeros nueve meses de 2021 las instalaciones se dispararon ya un 161% con respecto al mismo período de 2020.
Otra clave la aporta Zhan Guoxing, de Jiangsu, una de las provincias que destacó en el envío de solicitudes. El plan de la NEA convenció allí en parte por dos razones fundamentales: el alto precio de la electricidad y que en la región se “carece de los recursos de la tierra para desarrollar plantas a gran escala”. Según Zhang, solo las azoteas de Jiangsu tienen la capacidad de implementar más de 130 gigavatios de energía solar, aproximadamente el 22% del consumo eléctrico de la provincia.
Una malla cada vez más potente. Los datos que han ido desgranando las autoridades chinas muestran que los tejados ocupan un rol cada vez más importante en el mapa energético del país. En marzo de 2022 China Daily, diario en manos del Partido Comunista, sacaba pecho por su expansión: si en 2016 la capacidad instalada en los tejados de China era de 4 GW, en 2017 se alcanzaba 19,4 y en 2021 27,3. Las previsiones que manejaba además el Rystad Energy señalaban que la curva se mantendría ascendente. Como causa del aumento señalaba directamente la política del Gobierno.
No es el único indicador de la importancia de la iniciativa. Lauri Myllyvirta, analista de Center for Research on Energy and Clear Air, destacaba en verano cómo las instalaciones en terrazas ayudaron a impulsar la energía solar en China. El diario hongkonés South Morning China Post incluso iba más allá el pasado septiembre y, citando datos de la Administración Nacional de Energía china, afirma que más de la mitad de todos los paneles instados en el país a lo largo de 2021 se situaban en techos.
Una apuesta bien medida. La estrategia de China tiene en eralidad poco de sorprendente. La energía solar en tejados es un jugoso mercado que, según cálculos elaborados por BloombergNEF y Scheinder Electric en 2021, ofrece un potencial de más de 2.000 gigavatios de energía solar y 1.000 gigavatios-hora de almacenamiento para 2050. En el análisis China jugaba un papel relevante.
Los estudios de Rystad Energy también anticipan un aumento considerable en la instalación de energía fotovoltaica en los tejados a lo largo de los próximos años, en gran medida por la apuesta del gigante asiático. Hace un lustro, en 2018, ya hubo de hecho un intento por aprovechar su potencial.
Imagen: Bill Mead/Unsplash
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