Hay muchas, pero ver como bailan las estrellas es una de las razones que me hacen estar completamente enamorado de la ciencia. Es solo una gráfica en un portátil, pero nosotros vemos dos enormes agujeros negros (decenas de veces más masivos grandes que nuestro sol) bailan y dando vueltas uno alrededor del otro a razón de cientos de veces por segundo.
Cada vez más y más cerca. Y justo cuando se tocan, el universo se estremece y tiembla hasta la estructura misma del espacio tiempo. Esto ocurrió hace 2.800 millones de años, pero nosotros nos enteramos el pasado 4 de enero cuando LIGO encontró la tercera onda gravitacional de la historia. Esto sí es un 'lag' y lo demás, son tonterías.
Tres no son multitud...
Qué rápido nos acostumbramos a lo bueno: por tercera vez, los equipos del Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory (LIGO) han detectado una 'arruga' del espacio tiempo que creó la colisión entre un agujero negro con la masa de 31 soles y otro con la masa de 19. Por lo demás, no es muy distinta de las otras dos ondas que ya hemos detectado.
La característica más reseñable es su lejanía. La colisión se produjo en algún sitio del Universo hace unos 2.800 millones de años. En aquella época la vida en la Tierra aún estaba dando sus primeros pasos, el mundo se congelaba por primera vez y el primer supercontinente se dividía.
...son credibilidad científica
Pero por extraño que pueda parecer, el hecho de que sea la misma onda es una noticia excepcional. Y lo es porque así, esta nueva forma de escuchar el universo gana peso y credibilidad científica. Stuart Shapiro, de la Universidad de Illinois, comentaba con esta nueva detección "estamos en la era de la astronomía gravitacional".
Y no le falta razón, la novedad de los sistemas de detección de ondas de este tipo hace que muchos expertos aún desconfíen de sus revolucionarias posibilidades. No será la última vez que hablemos de ondas gravitacionales, pero no creo que en adelante lo hagamos muy a menudo.
Tras el descubrimiento, siempre llega la parte más importante, pero también la menos cool: aprender poco a poco todo lo que podamos sobre las costuras del Universo no vende en los telediarios. Ahí, en silencio y lejos de los focos, los científicos están cambiando nuestra forma de ver el mundo. Y eso es bueno.
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