Vale, sí, son los únicos que se han hecho en el Espacio con chiles cultivados en el mismo Espacio, pero si nos detenemos en esas minucias corremos el riesgo de pasar por alto lo alucinante que es el asunto que estamos viviendo en vivo y en directo. Chiles cultivados en gravedad cero, carne de fajita en conserva, algunos tomates rehidratados y voilà!: unos tacos que no solo tienen buena pinta, sino que van más allá.
Porque todo este festín mexicano forma parte de un proyecto de agricultura orbital que está desarrollando la NASA para testar nuevas comidas (y enfoques alimentarios) de cara a avituallar las próximas misiones a la Luna y a Marte.
El restaurante del fin del mundo
De hecho, los astronautas no solo comieron tacos. Tuvieron que rellenar toda una encuesta sobre las propiedades organolépticas de los pimientos cultivados allá arriba. Esto nos ayudará mucho porque las cosechas de la Estación Espacial Internacional será algo continuo a partir de ahora y, aunque como dice la misma NASA, ya sabemos que "los estudios sobre el desarrollo de la fruta en microgravedad [...] han notado un menor desarrollo en comparación con las observaciones en el suelo terrestre" aún quedan muchas cosas por comprender. Y el paladar tiene mucho que ver.
Y es que, además de observar cómo sería la agricultura allá arriba (cómo evolucionarán las plantas en entornos de microgravedad o cómo cambiará la logística que controlamos tan bien en la Tierra), la cosecha y el consumo de plantas por parte de los astronautas nos permitirán entender cómo sabe la comida y cómo cambian nuestras apetencias en pleno viaje espacial.
Como hemos explicado varias veces, hay dos cosas relacionadas con el espacio que siempre levantan pasiones (y generan enormes problemas logísticos): la comida y las necesidades fisiológicas. Hemos hablado del proceso de fabricación de la comida liofilizada o los detalles de cómo se recicla parte del agua de la orina dentro de la Estación Espacial Internacional, pero el sueño de todo ingeniero espacial es dar una solución integral a esto, la misma que existe en la Tierra: hacer crecer biomasa comestible en el espacio gracias a los residuos de la misma nave.
Aún estamos lejos de ello, pero todo evoluciona a un ritmo desorbitado. Sobre todo, si tenemos en cuenta lo lento que hemos ido hasta hace pocos años. La nueva carrera espacial ya va mucho más allá de lo evidente.
Imagénes | NASA
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