Las imágenes que nos regalan desde la Estación Espacial Internacional de la noche terrestre son una maravilla, pero no dejan de ser un recordatorio del problema que supone la contaminación lumínica. Algo que incluso vimos en un timelapse a 8K y que nos ha recordado un astrónomo chileno, que sin poder salir por la cuarentena hizo una foto más reveladora de lo esperado del ciego de Santiago.
Se trata concretamente de Juan Carlos Muñoz, que asomado a su balcón trató de capturar todas las luces nocturnas de la capital y en cambio logró una psicodélica instantánea que de manera muy vistosa hacer su particular llamamiento contra la contaminación lumínica, haciendo además un pequeño análisis según el espectro de cada onda de qué tipo de luz es más intensa.
Un arco iris mejor o peor según el tono que predomina
Explica el propio Muñoz que usó una red de difracción en su lente, un componente óptico que divide la luz en diversos haces de luz según su longitud de onda y el espaciado que tenga la red, de ahí que cause difracción (división). Con ello, logró esta instantánea con ese saturado y llamativo arco iris, además de poder analizar qué tipos de luces se proyectan sobre el cielo de Santiago.
Antes que nada, mención especial a su trípode. Muchos de nosotros hemos sido en alguna ocasión Juan Carlos Muñoz:
8/ Bonus track: did I stack three bar stools as a makeshift tripod because my actual tripod is somewhere on its way to Germany? Damn right I did! pic.twitter.com/ZdQSFkvpaw
— Juan Carlos Munoz (@astro_jcm) May 11, 2020
Si nos fijamos en estos conos y tiras de arco iris de la fotografía veremos que en algunos casos hay más tono azul, en otro más violeta, o quizás colores cálidos como el naranja o el rojo. Esto es precisamente la traducción de qué tipo de luz emite cada fuente, y consultando los espectros de cada tipo de luz (que podemos ver en Cities at night) podemos identificarlos, a lo que también ayuda Muñoz.
Lo que se observa en su fotografía es que los halos con más espectro naranja son los de las lámparas de sodio y que los halógenos tienen una predominancia de verdes, azules y violetas. Las que más brillan son las LED, y el astrónomo las considera “las peores” al ser las que más luz azul-violeta emiten, comentando que las de sodio son las que menos contaminan a este nivel por su espectro en naranjas (que son las luces que vemos en un tono ambarino). De hecho, sobre este lado oscuro de las luces LED ya hablamos en 2017.
Juan Carlos Muñoz pretende, como él mismo cuenta en su explicación, transmitir el mensaje de que la contaminación lumínica es un problema más allá de no dejarnos ver la bóveda de estrellas desde nuestra terraza, argumentando que es un despilfarro y una amenaza para los animales nocturnos. En según qué regiones ya hace tiempo que no vemos las estrellas, como sacó a relucir de manera muy visual este mapa sobre la visibilidad de las mismas.
En National Geographic también hablaron de los problemas para los ecosistemas de esta contaminación lumínica, por ejemplo al alterar las migraciones de aves o incluso los ciclos reproductivos de algunas especies. También indican que también nos afecta a los seres humanos, hablando de la alteración de nuestro biorritmo al “perder la noche”, pero que desde hace unos años hay regiones tratando de disminuir este problema (aunque sea sobre todo por ahorrar costes).
Imagen | Juan Carlos Muñoz
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