Imagina por un momento que esta tarde, mientras tomas algo con tu mejor amigo, descubres que todas las cosas que hace, dice y piensan está controladas por un grupo de científicos a través de un pequeño dispositivo electrónico implantado en la base del cráneo. Durante todos estos años, cada vez que hablábamos con él, estamos hablando en realidad con un comité de investigadores que decidían cómo actuar.
Y el caso es que él no es consciente de ello. La manipulación es tan sutil que, utilizando pequeñas descargas eléctricas, las decisiones son experimentadas como propias por nuestro amigo. Es decir, no es su culpa, él no ha hecho nada malo. Y sin embargo, ese el problema: que él no ha hecho nada. ¿Podríamos seguir viéndolo igual? ¿Podría seguir siendo nuestro mejor amigo? ¿En serio? Ese es el nudo central del problema del libre albedrío. Aquí tenéis una guía de viaje científico-filosófica sobre el asunto.
El mito de la libertad en un mundo como el contemporáneo
Con ese pequeño experimento mental, John Fischer nos explicaba de forma estrambótica pero muy intuitiva el papel esencial que la idea de "libre albedrío" juega en nuestras vidas. Una idea que estos días, ha vuelto al debate público de la manos de uno de los ensayistas más importantes del momento, el historiador israelí Yuval Noah Harari.
Cerebros "hackeados"
En una tribuna en el diario El País, Harari defendía al menos dos ideas muy polémicas sobre este asunto: que el libre albedrío es un mito y que, de hecho, es un mito peligroso porque invisibiliza las formas en las que los poderes fácticos nos manipulan. Harari concluía el artículo pidiendo «un nuevo proyecto político más acorde con las realidades científicas y las capacidades tecnológicas del siglo XXI» para «defender la democracia liberal»; es decir un 'liberalismo sin libertad'.

No es una idea nueva. En 'Homo Deus', Harari decía que «nos permitimos creer algo en el laboratorio y otra cosa totalmente diferente en el tribunal o el Parlamento. […] Richard Dawkins, Steven Pinker y los otros […], después de dedicar cientos de páginas eruditas a deconstruir el yo y el libre albedrío, efectúan impresionantes volteretas intelectuales que milagrosamente los hacen caer de nuevo en el siglo XVIII». Es decir, en el liberalismo, el humanismo y el "espíritu de la ilustración".
Más allá de los problemas, los agujeros y las flaquezas teóricas del texto de Harari, tengo la sensación de que la tesis central de Harari (la idea de que «el libre albedrío no es una realidad científica» sino «un mito que el liberalismo heredó de la teología cristiana») goza de bastante popularidad entre aficionados a la ciencia y la tecnología. Demasiada, podríamos decir, para ser una opinión tan minoritaria entre los especialistas. Así que nos hemos preguntado ¿es la idea de libre albedrío un mito heredado o se trata de algo realmente importante?
¿Qué entendemos, hoy por hoy, por libre albedrío?
Lo primero que llama la atención cuando nos acercamos a los debates contemporáneos sobre el libre albedrío y la responsabilidad moral es que, al contrario de lo que parece sugerir Harari, tienen muy poco que ver con los debates que sobre el tema tenían los teólogos cristianos. El libre albedrío, en su sentido científico y filosófico actual, es sencillamente la ‘capacidad’ para tomar decisiones y llevarlas a cabo con un cierto grado de control.
Se trata de una capacidad psicológica superior y no tanto por la valoración que hagamos de ella, sino por el gran número de competencias que requiere (lenguaje, racionalidad, conciencia de uno mismo, de la situación exterior y un largo etcétera). Eso quiere decir que igual que otras capacidades como hablar, jugar o trabajar, el libre albedrío no es algo que esté ahí de forma innata desde la concepción del individuo: es algo que requiere de un proceso social de aprendizaje y socialización.
No hay nada sobrenatural o misterioso** en todo esto, pero sí complejo. Una complejidad que hace que, para muchos psicólogos, filósofos y neurocientíficos, el libre albedrío sea una capacidad específicamente humana. Aunque esto es algo que cada vez está menos claro. Todo el debate moderno está en eso, en "qué grado de control" realmente tenemos sobre nuestras decisiones.
¿Dónde está el problema?
Como reconoce el propio Harari, el "problema del libre albedrío" no tiene nada de nuevo. Al contrario. Es lo que aparece en cuanto reflexionamos sobre esa "sensación de control" que tenemos cuando elegimos entre varias opciones. Algunas veces, se tratan solo de pequeñas elecciones (qué serie ver, qué comer en la cena o qué ropa ponerse); otras veces, son elecciones mucho más cruciales (dejar el trabajo, tener hijos o decidir qué vamos a estudiar). Pero todas ellas tienen algo en común.
Son decisiones que experimentamos como situaciones abiertas e indeterminadas, como algo que (más allá de los compromisos sociales y las presiones del entorno) depende exclusivamente de nosotros. O sea, como algo que es nuestro, algo que podemos "controlar".

Y es curioso, porque, por muy intensa que sea esa sensación de control, libertad y autonomía, hace aguas en seguida. Basta con caer en la cuenta de que, ante una elección cualquiera, podemos escoger la opción más interesante, beneficiosa o atractiva, sí; pero, en realidad, no tenemos ninguna capacidad de decisión sobre cómo de interesantes, beneficiosas o atractivas son las opciones. Es decir, elegimos sobre motivos, deseos y creencias que ya existen. ¿De verdad podemos decir que somos libres?
Al fin y al cabo, el hecho de que la mayoría de seres humanos creamos que somos autónomos no quiere decir que esa autonomía sea real. Ese es el problema. Es algo que forma parte de nuestra visión del ser humano y la sociedad, pero es algo sobre lo que tenemos dudas legítimas. Sobre todo en las últimas décadas cuando la ciencia con su física determinista, sus genes egoístas y sus condicionamientos no ha hecho sino echar más combustible a esas dudas que ya teníamos.
El problema es, en definitiva, que si renunciamos al libre albedrío, si renunciamos a la libertad y la autonomía corremos el riesgo de renunciar por el camino a la dignidad humana y a los pilares básicos del mundo en que vivimos. No obstante, lejos de lo que sugiere Harari (e incluso lo que dicta el sentido común), lo cierto es que si estudiamos el conflicto entre ciencia y libertad la cosa no está tan claro si tenemos que empezar a guardar los grandes valores de la Ilustración en cajas de cartón.
Los intentos científicos de tumbar el libre albedrío
Hay una cosa en la que Harari tiene toda la razón: no podemos aceptar las cosas solo porque nos parezcan útiles. Lo lógico y lo razonable es que nuestras teorías sobre la justicia, la libertad y la dignidad sean consistentes con nuestro conocimiento del mundo. Así que la pregunta relevante es si el libre albedrío es incompatible con nuestra visión actual del mundo y su naturalismo científico.

Ante esa pregunta, hay tres posiciones principales (la cuarta es muy minoritaria): por un lado tenemos el determinismo fuerte (que defiende que la libertad no existe, que solo hay un curso de acción posible y que todo lo demás es relleno narrativo) y el libertarismo o libertarianismo (que sostiene que el libre albedrío existe, que el futuro no está escrito y que para cada decisión existen varias opciones posibles). Son dos posiciones que solo están de acuerdo en una cosa: libertad y determinismo no son compatibles.
La tercera posición, el compatibilismo, no está de acuerdo con las otras dos y cree, como su propio nombre indica, que ambas nociones son compatibles. Para los compatibilistas, el libre albedrío es, precisamente, actuar conforme a nuestros motivos, deseos y creencias. Mientras los primeros nos ven como espectadores y los segundos como árbitros (o demiurgos) del partido de nuestra vida, los últimos creen que somos jugadores que, en fin, hacemos lo que podemos con lo que hay en el terreno de juego.
Para resolver la cuestión, especialistas de diversas áreas llevan años enzarzados en un intenso debate. Eso ha llevado a los filósofos han ido incorporando datos experimentales a su trabajo y psicólogos y neurocientíficos han ido refinando conceptualmente sus diseños de investigación. Como resultado, han existido muchos intentos de tumbar el libre albedrío y, sin embargo, ninguna de las propuestas destinadas a sustituirlo ha resultado ser concluyente.
Las constricciones de la decisión humana
En los años 70, Nisbett y Wilson realizaron un experimento clásico en el que preguntaron a un grupo de clientes de unos grandes almacenes por la calidad de cuatro tipos idénticos de medias de nylon. Los resultados fueron curiosos: aunque nunca estuvo muy claro por qué, la inmensa mayoría de los encuestados (en proporciones 4:1) seleccionó las medias que estaban más a la derecha. Pero cuando se les preguntaba las razones de esa selección nadie parecía darse cuenta de ese hecho.
Es más, si se les sugería como motivo, la mayoría lo negaba categóricamente "normalmente con una mirada de extrañeza al entrevistador, como sugiriendo que les daba la impresión de haber malentendido la pregunta o tal vez de hallarse ante alguien que no estaba en su sano juicio". El trabajo de Nisbett y Wilson fue uno de los primeros trabajos del estudio moderno del juicio humano y la toma de decisiones.
Este área de investigación ha resultado muy productiva en campos tan aparentemente distantes como la economía, la psicología clínica y social, las ciencias de la salud, la ergonomía, las ciencias del deporte o la política. En definitiva, han construido modelos para entender la toma de decisiones y cómo se forman los factores (cognitivos, situacionales, contextuales, emocionales, genéticos, culturales, etc…) que las condicionan.
Este tipo de investigaciones sobre cómo y por qué se forman los motivos, los deseos y las creencias que condicionan nuestras decisiones puede parecer que compromete el libre albedrío, pero solo afecta a las posiciones más libertaristas. Harry Frankfurt, sin ir más lejos, considera que tener esa “conciencia reflexiva” sobre nuestra “vida interior” es una condición para poder elegir y no un impedimento. Al fin y al cabo, no solemos adjudicar libre albedrío a los animales y es razonable pensar que ellos tienen también motivos, deseos y creencias (a la escala que sea).
El laberinto del contexto

Además, los experimentos como el de Nisbett y Wilson tienen otra explicación: la gente está entrenada en dar razones que parezcan socialmente plausibles aunque no sean ciertas; razones que suenen bien. Sin embargo, como suelen recordarnos los analistas de la conducta esas razones no son la causa de la conducta. Son, por decirlo de alguna manera, conductas paralelas que no tienen por qué guardar ningún tipo de conducta causal.
Burrhus Skinner ha sido uno de los pocos científicos de primer nivel que se ha tomado en serio las consecuencias del determinismo fuerte en la vida social y política actual. Libros como "Más allá de la libertad y la dignidad" reflexionan sobre esas opciones y, durante los últimos años, la investigación conductual de las prácticas culturales está generando instrumentos analíticos que les permiten ir más allá del comportamiento individual.
A nivel personal, siempre he estado cerca de esta posición, pero he de reconocer que los flecos sueltos son innumerables. La teoría social skinneriana (y su filosofía sobre el tema) es más propia de un aficionado que trata de explorar los límites de su pensamiento que de un teórico riguroso dando respuesta a todos los problemas empíricos y normativos del problema. Más aún, hay formas de compatibilismo que encajan perfectamente con la visión skinneriana del libre albedrío (aunque él mismo no fuera consciente del todo).
El libre albedrío como epifenómeno
Pero hay un argumento aún más fuerte en favor del determinismo. Desde los años 60, se sabía que existía una cosa llamada potenciales preparatorios de acción motora. Es decir, si pedíamos a alguien que moviera la mano mientras medíamos la actividad de las neuronas podríamos ver que la actividad de las neuronas motoras empezaba antes que el movimiento en sí. Unos 550 milisegundos antes, de hecho. 20 años después, Benjamin Libet tuvo una idea.
Se le ocurrió que si existía el libre albedrío era lógico pensar que la decisión voluntaria de mover la mano tenía que coincidir con el inicio de esa actividad neuronal. Pero tras estudiarlo con detalle, se dio cuenta de que no: la decisión consciente tenía lugar solo 200 milisegundos antes del movimiento. Es decir, cuando tomaban la decisión de mover la mano, el movimiento llevaba ya en marcha 350 milisegundos. Wegner discutió las consecuencias de estos y otros muchos experimentos sobre nuestra idea del libre albedrío.
Desde su punto de vista, estos resultados convertían la voluntad en un simple epifenómeno: es decir, en algo que ocurría a la vez que el resto de las acciones, pero que no tenía relación causal con ellas. Aquí la cosa cambia: se trata de un ataque frontal de todas las teorías que no rechacen el libre albedrío.
Sin embargo, y desgraciadamente, las ideas de Libet y Wegner también tienen problemas. Por muy interesantes que sean sus experimentos (que lo son), no es razonable pensar que el movimiento de una mano fuera a estar provocado (de la nada) por un deseo consciente. Ese movimiento, en realidad, se inscribe dentro de procesos conscientes mucho más amplios como, por ejemplo, el intento de seguir las instrucciones del experimentador (algo que habría preparado la respuesta previamente). Es un argumento muy similar al de Bautista Fuentes contra la existencia del condicionamiento clásico en psicología.

Pese a que como ya he confesado tengo tendencia al determinismo fuerte, lo cierto es que no dejo de reconocer que, como la mayoría de filósofos (el 59.1% según la encuesta de PhilPapers), no parece que el determinismo científico destruya ninguna característica socialmente relevante de la creencia en el libre albedrío.
Efectivamente, la evidencia científica sí presenta serias objeciones a las posiciones más libertaristas. Unas posiciones que viven cada vez en una situación más precaria. Pero la conclusión de examinar con detalle la colaboración entre filósofos, neurocientíficos e ingenieros es, paradójicamente, que lo que creemos en el laboratorio y lo que creemos en el parlamento son cosas bastante compatibles.
Bajo mi punto de vista, Harari lleva razón en que debemos protegernos de las influencias espurias, pero eso es algo que tiene poco que ver con la creencia en el libre albedrío. Tiene que ver con la política, con la falta de escrúpulos y con las maravillas y los horrores de la vida social. También lleva razón en que ciencia y filosofía deben trabajar muy estrechamente. En lo único que se equivoca es en pensar que no lo están haciendo ahora mismo.
Imagen: Ryoji Iwata/Unsplash
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osb14
Enhorabuena por el artículo, me ha encantado. Hay miles de sesgos cognitivos que nos hacen tomar las decisiones sin ni siquiera darnos cuenta de por que están motivadas.
En mi opinión hay que hacer un ejercicio intelectual contante para tomar las decisiones lo mas racionalmente posible. En relación a éste tema recomiendo el libro "Pensar rápido", pensar despacio, de Daniel Kahneman.
BackFlash
Desde el punto de vista religioso, el libre albedrío y el determinismo fueron ampliamente analizados con 2 corrientes de pensamiento bien definidas por sus máximos exponentes: Juan Wesley, el fundador del Metodismo y Juan Calvino, fundador de las iglesias de tradición calvinista, respectivamente. Agradezco temas como estos y felicito al autor por su redacción.
Pienso que Benjamin Libet nunca vió futbol. El experimento reproduce exactamente las acciones de un portero frente a un tiro de penalti: su salida no depende del nivel de consciencia (o certeza) de hacia qué lugar de la portería irá el balón sino de que "tiene" que saltar frente a un balón que, tal vez, todavía no ha sido pateado. A nivel consciente, y ya en movimiento, el portero puede modificar algunas partes del movimiento tales como los de los brazos y piernas pero no cambiar el sentido de la trayectoria. Mi conclusión es que, hablando en términos de milisegundos, la parte del cerebro que ejecuta la función iniciación del movimiento no espera por la que ejecuta la de planeación del movimiento. Esta última necesita el input de los sentidos para tener una idea completa de qué movimiento debe hacer el cuerpo. En resumen: la acción comienza antes de tener una idea completa de la misma. No olvidar que hablamos de una diferencia de milisegundos. Creo que tiene sentido dentro del desarrollo evolutivo: ante un peligro, no puedes perder tiempo evaluando y decidiendo para entonces moverte. Te empiezas a muever y en el transcurso del mismo, evaluas si te aleja del peligro o si tienes que hacer otra cosa más. Un milisegundo puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
superescalar
Si tomo una decisión o actúo en base a una razón o a un fundamento, estoy condicionado por esa razón o fundamento. Pero si mi decisión no está fundamentada, entonces es arbitraria. ¿No parece que el libre albedrío, desde un plano teórico, es un concepto inconsistente?
darwin32_1
¡¡Fantástico artículo¡¡
r a g n o r
En mi opinión este dilema sólo lo es en cuanto a etimología.
El libertarismo simplemente considera que si la decisión proviene completamente de ese ser que es el ´yo´ el libre albedrío existe, y el determinismo quita esa frontera del ´yo´: cualquier decisión es tomada por una reacción química cuantificable, y por lo tanto no existe el libre albedrío total.
Al final todo parece resumirse en el dilema de qué es la consciencia.
Aunque es curioso que se hable de consciencia y libre albedrío en cuanto a la toma de decisiones, pero de teoría del caos o de la cuántica probabilística cuando se habla de objetos inanimados.
dionyblanco
Me parece una pérdida de tiempo el intentar luchar contra el determinismo para defender el libre albedrío. El determinismo es un razonamiento imposible de debatir al igual que las religiones, al asociar sus fundamentos a la causa equivocada puesto que ve las condiciones como limitantes del libre albedrío, cuando en realidad son los limites son las bases necesarias para tomar una decisión. ¿Cómo existiría un sistema en un plano dónde no existen limites distintivos entre nodos y aristas? Todo estaría inerte y mezclado.
Imaginemos que de manera innata pudiéramos decidir dejar de ser afectados por la gravedad, empezaríamos a flotar en el aire, así pues, para un determinista "estaríamos siendo afectados por la inercia", y si luego pudiéramos movernos libremente "estaríamos limitados por la escasa velocidad", y si pudieramos movernos a velocidad infinita "estaríamos limitados por lo que dejamos de hacer a dicha velocidad" y si pudieramos dejar de ser afectados por cualquier cosa entonces "estaríamos limitados a lo que dejamos de hacer".
Comparto el concepto de compatibilismo porque para mí el libre albedrío es cambiar de un estado a otro sabiendo sus ventajas y desventajas para evitar estancarse en un estado irreversible. Para un determinista hasta existir es un limitante. Al final, para cuando un determinista acepte la tan desestimada aleatoriedad se volverá una variable fuera de control y por lo tanto, enemiga del libre albedrío.
juan1001
Parece que el problema surge al querer reciclar un término que tenía un concepto similar pero en un contexto totalmente distinto (el libre albedrío del cristianismo), primero durante la ilustración y luego en la época contemporánea.
Al observar el comportamiento humano parece natural concluir que tenemos "la ‘capacidad’ para tomar decisiones y llevarlas a cabo con un CIERTO grado de control". ¿Donde entra en conflicto con la filosofía? En si es adecuado llamarlo "libre albedrío". Si se le asignara otro nombre a ese comportamiento observado, no habría conflicto y ambas disciplinas podrían continuar con sus respectivas áreas de investigación sin problemas.
hectordenis.valenciatroncoso
Parece simple asociar nuestra falta de información al determinismo fuerte, pero el salto intelectual es demasiado atrevido para dormir tranquilo, lo lógico en ese caso seria considerar otros razonamientos:
El ser humano es un observador local que gracias a los modelos teoricos puede demostrar que cualquier observador local no es un observador privilegiado y no solo eso es un observador equivalente, se puede intercambiar por cualquiera y observaría lo mismo, ese salto intelectual es valido sólo a cierta escala porque el siglo pasado chocamos con que no es así en la pequeña escala, hay experimentos en que al repetir todas las variables es intrínsecamente aleatorio, esto quiere decir que el azar cuántico es una parte fundamental de nuestro universo que influye fuertemente con la escala por tanto esto nos lleva a razonar que el determinismo fuerte es una solución a gran escala(las galaxias chocan de manera inevitable) es pseudodeterminista a nuestra escala e indeterminista a pequeña escala, touché... es en resumen un FALSO DILEMA. Aquí los quiero ver, han pasado mas de 100 años de estos razonamientos entérense.
Usuario desactivado
Pero si te decantas por el determinismo fuerte, estrictamente no podrias aceptar el libre albedrio. Porque dado el estado actual del universo y las leyes que lo rigen, el futuro estaria completamente determinado. No habria margen para el libre albedrio. El problema es el determinismo, la fisica cuantica 'casi' se lo cargó.
Entre otras cosas es imposible conocer el estado de nada por completo, segun el principio de indeterminacion. O porque una particula puede estar en dos estados o sitios a la vez y solo decidirse por uno de ellos en el momento de observarla y basado en probabilidades. Hay margen para la sorpresa. Aunque eso tampoco garantiza el libre albedrio.
Aparte nuestros genes egoistas o temas conductivistas ocultos mandan mas en nuestras decisiones de lo parece.
En cualquier caso, al tomar la decision de si coger el camino de la izquierda o el de la derecha, pedimos a nuestro cerebro un analisis que basado en sutiles cambios a nivel cuantico en nuestro cerebro supuestamente "NO predeterminados" nos decanten hacia un camino o hacia el otro. Simplemente decidimos que nos apetece mas tirar por la izquierza (o eso nos creemos).
De esta forma nosotros (y con nosotros el universo entero) tomariamos un camino concreto de forma no predeterminada y tampoco aleatoria, osea, segun nuestra voluntad (lo que sea que es eso de nuestra 'voluntad').
Si esto realmente es así nadie lo sabe.
Sporty
Toda decisión se basa en un conjunto de variables y sus pesos. Otra cosa es que sean tantos que se nos escape.
Hasta tirar una moneda al aire, que puede pensarse tenga un resultado aleatorio, viene determinado por el ángulo de lanzamiento, fuerza, rozamiento del aire etc...
De igual manera una persona basa sus decisiones en su experiencia, su contexto, su estado de ánimo, su estado hormonal, su genética e incontables variables más...
Para mi el libre albedrío es un concepto humano, relacionado con la capacidad para tomar decisiones en base a variables impuestas.
mantuano
Ni siquiera con una cdncepción cuantica del universo estamos libres de determinismo, ya que no se conocen la leyes que determinan mucho de lo cuántico.
Mientras, el determinismo está detrás o debajo de muchas de las causas de las decisiones que tomamos, incluso sin saberlo siquiera.
pinipini
En cuanto a los "potenciales de preparación", mencionados en el artículo, creo que los experimentos que ponen en duda la existencia del libre albedrío están mal diseñados, o, incluso peor... son tendenciosos. Para salir de dudas, basta con vincular el movimiento corporal voluntario con un evento aleatorio. Por ejemplo: libre y conscientemente, decido moverme cuando pase una moto. Y ya está.
dukden
Muy buen artículo. Pensar que tomamos decisiones con total libertad según nuestro parecer me parece como mínimo una ingenuidad, cuando "nuestro parecer" ya viene totalmente sesgado por nuestro entorno y el bombardeo al que estamos sometidos a diario por campañas de marketing.
¿No pensáis que las grandes tecnológicas viven de enfocar a la sociedad hacia el determinismo fuerte?
Cada vez nos conocen mejor, cada vez tienen más capacidad de personalizar el mensaje y tocar la tecla correcta para hacer el clic en cada uno de nosotros (o sea borrar el factor entorno y el factor personalidad).
Pienso en Google, Facebook o incluso Apple y controlan el mensaje, el resultado del mensaje y el canal.
Y para mi, lo peor de todo, ¿como sales de ahí? Si es que quieres salir, claro.
Yo hace un tiempo que dejé las RRSS por que si bien me parece que tienen su utilidad, no me gustaba el efecto que estaban causando en mi. Pero acabo de tener una hija. ¿Cómo proteges a las nuevas generaciones de esto cuando en tu juventud la aceptación social es uno de los logros más importantes?
En mi opinión el tema tiene difícil respuesta. La corriente es muy fuerte, puedes moverte a un lado un otro y puedes tener tu espacio de libertad, pero al final la corriente siempre gana.
orochi2000
Dudo mucho que tengamos libre albedrio tal cual, tenemos algo instintivo, animal, y primitivo, el ser humano parece incapaz de obviar su naturaleza violenta sus instinto sexuales entre otros lo dominan, en el primer caso a pesar de que le demuestren que esta mal no puede evirtar hacerlo, um ejemplo basico es que una persona con muy mal caracter (que no provenga de un trauma), estas personas son incapaces de evitar ser asi parecieran tener una predisposicion genetica a realizarlo y no hay tratiento psicologico que lo corrija, he visto este rasgo comun en familias.
Mi punto es que hay casos donde somos similares a los animales y actuamos por instinto mas que por razon sin poder elegir mas de lo que nos dices dichos instintos y no tenemos tanto libre albedrio como creemos tener, somo animales con algo mas de inteligencia.
Elaphe
Para mí, la teoría que parece más fantasiosa es la que me gusta más: elegimos el camino de la izquierda y también el de la derecha. Si lanzamos una canica al suelo, habrá millones (quizás infinitas) posibilidades de que acabe en un punto de la habitación o en otro y seguramente sea algo imposible de predecir. Como un electrón que está en todas las posibles posiciones de su campo, la canica también ocupa todas las posibles ubicaciones de la habitación. Cuando observamos el electrón es cuando descubrimos su ubicación real (en nuestro universo), lo mismo que cuando vamos a buscar y encontramos la canica, estamos ante una de las infinitas realidades, todas existentes. Quizás nuestra realidad sea un continuo colapso de una función de onda.
Adrián
Me parece que se puede caer en el típico error de o todo o nada, o es negro o es blanco.
Si tomo la decisión de querer copular con una dama, gran parte de esa decisión estará influenciada por mi instinto y en otra proporción estará mi criterio, y en ambos casos, tanto el instinto como lo mental podrá seguirse por marcadores químicos y neuronales, y tal vez no se pudiera especificar cuál es la causa o la consecuencia exacta entre ambas.
Y mi albedrío pudo no ser tal y ser mas bien un impulso hormonal, pero, como mi mente también está involucrada, debo controlar ese albedrío y no querer copular con cada hembra que se me antoje, entonces ya no tenemos un blanco o negro, sino matices como casi todo, así que me parece mejor el compatibilismo.
Y eso que en el albedrío no conté con la inmadurez, que a ver si un crío va a controlar sus determinaciones igual que un adulto.
candidoperez
Lo único que parece absolutamente seguro es que la mayoría "creemos" que existe el libre albedrío.
Hay que recordar que el resto, es decir absolutamente todo los demás, también son creencias.
En tono jocoso habría que recordar la frase de aquel gran filósofo: "Lo único que sé es que....ya veremos...".
Enhorabuena por el artículo.
ayrton_senna
¿Hay alguna diferencia desde el punto de vista matemático entre el libre albedrío y un sistema determinista cuyo combinación de estados interna es tán compleja que ningún sistema externo puede definir su evolución futura incluso gastando toda la energía y tiempo del universo? (Cualquier sistema de unos pocos cientos de bits cumple con esta condición). Añadamos ahora que las neuronas se comunican por sinápsis donde los efectos cuánticos no son nada despreciables y que la información, lo que podemos llamar como "estado conocido" se diluye a medida que el cono espacio temporal (relatividad especial) aumenta. En definitiva, podríamos hablar de un universo 100% determinista determinado por .... ¡¡¡NADA!!!
Obviamente todas estas teorías filosóficas son absurdas pues modelan un mundo macroscópico muy alejado del mundo cuántico real, que paradójicamente no podemos calificar de real sino de probabilístico.
Por otro lado en este mundo probabilístico la voluntad y el determinismo poco importan. Lo importante son las simetrías y las leyes de conservación.
¡He dicho!
mdkzone
Gran artículo. Gracias.
juampavaras
El libre albedrío es lo mas valioso que tenemos y esta en peligro, quieren controlarlo mediante miedo, chips, primado negativo, condicionamiento, pinchazos experimentales, ingeniería social, etc..
La ciencia esta muy bien para muchas cosas pero no puede explicarlo todo porque hay cosas que jamás podremos entenderlas ya que están por encima de nuestra capacidades humanas y querer controlar nuestra parte espiritual no parece una buena idea
dionyblanco
Me parece muy interesante y válido el razonamiento de hectordenis.valenciatroncoso, y es que los eventos aleatorios a escala cuantica evidentemente pueden conformar eventos predecibles a gran escala, sobre todo cuando son influenciados por fuerzas cuantificables como la gravedad.
En el trabajo de Nisbett y Wilson, pudo ser que los clientes compararon las opciones y en el último grupo de medias decidieron que no valía la pena el esfuerzo mental de revisarlas todas una vez más y escogieron arbitrariamente la más cercana. A mi parecer, cuando decidimos dejar de analizar es prueba del libre albedrío.
El problema con el determinismo es que asegura que siempre hay un factor que nos limita y nos influye aún cuando la mente humana decide arbitrariamente, porque entonces la aleatoriedad nos estaría condicionando.
Para resumir mi punto de vista, la mera capacidad humana de evaluar consecuencias y escoger lo que nos parece mas conveniente es la prueba de que podemos decidir libremente, además creo no existe un punto medio entre el libertarismo y el determinismo, debido a la "filosofía" cerrada del determinismo, y por lo tanto, la busqueda de una compatibilidad es una pérdida de tiempo.
ignostico
por ahora parece que el unico pensamiento valido es que la estupidez humana es infinita,los debates sobre este tema,o la creacion ,o porque y para que existimos asi lo demuestran, es como los que dicen que el universo es infinito,y a continuacion dicen que el universo contiene x cantidad de estrellas y galaxias '????? seria mas inteligente decir simplemente *no lo se* y pasar a otro tema
gatografias
Que bueno, un gustazo el artículo y sobre todo el foro. Me hacía falta un buen chute de dialéctica
otrojavier
Hola.
Quizás la confusión este en pensar que las decisiones se toman conscientemente.
Quizás confundimos ser conscientes de nuestras decisiones con tener libre albedrío.
Es posible que nuestro inconsciente si tenga libre albedrío y nuestro consciente sea un mero espectador obligado a crear un relato, a posteriori, de nuestros actos.
Un saludo.
gjmartinezg
En mi opinión el concepto del libre albedrío sólo se aplica según su origen, a la libre elección que da Dios al ser humano de seguir su guía o no. Después de ahí, el ser humano deja de tener libre albedrío porque le condicionan muchos factores y nunca será libre por qué si fuera así la sociedad sería un caos(SimCity o Escape from L.A., etc). Además la libertad se acaba donde empieza la de la otra persona. El artículo un 10, he disfrutado de su lectura. Gracias por perlas cómo ésta.
Usuario desactivado
Cuestión de método: ser o no ser.
Cuestión de fe: creer o no creer.
Cuestión de argumento: querer o no querer.
Cuestión de caminar: iluminar u oscurecer.
Bueno, al final la cosa es volver al principio. Vamos a dar muchas vueltas hasta afirmar abiertamente (socialmente) las cosas más íntimas.
Akira Toriyama. (Broma)
No, no, ahora en serio; querer pensar las cosas de forma metódica es como enfrentar por si mismo el problema determinista. Es decir, valoramos las cosas según jerarquías de valores de diferentes factores. (Social(placer), final (práctico), inicial (interno)). Pero seguimos bajo la misma dialogía de opuestos. El problema más veces solucionado de la historia: o no.
Es cuestión de transgredir todo eso sin miedo: lo que es es, lo que no es no es: Para tener tan asumido el logos logicus ( broma) de Parménides, estamos todavía debatiendo el determinismo. Vamos a ver eruditos: ¿lo que es es o no es? ¿Determinismo o no? ¿Todo es lógica? ¿Y que lógica sigue la lógica?
Bueno ya he recibido suficiente placer Adiós.
silvano
Es curioso que los científicos ateos*, tan empiristas ellos, rechazan la experiencia más primaria que existe al abrazar el determinismo.
O las vueltas absurdas que se dan con la cuántica. Con toques pseudofilosóficos en muchas ocasiones.
Volviendo al principio, antiguamente hubo ramas que ante la imposibilidad de demostrar el movimiento lo negaban; otros preferían asumir la lógica de que aunque no tuvieran explicación la experiencia del movimiento se imponía. Ahora insisten en negar por todos los medios el libre albedrío, o en dar soluciones ilógicas con tal de absolutizar la materia por principio.
*Los científicos creyentes no es que sean menos empiristas que los otros, en su campo, pero no limitan la realidad por principio a lo material. Pues no es una actitud propia de un científico descartar hipótesis a priori.
diegoezequiel1
Claramente el redactor confunde CIENCIA con CIENTIFICISMO, Mientras que la ciencia es un conjunto de medidas que trata de evitar la especulacion, la fantasia del cientificismo siempre trata de imponer sus creencias por sobre otras cosas, ejemplo, las fabulas de Richard Dawkins...
antoniobf
Me llama la atención que la 4ª opción respecto al libre albedrío, el llamado incompatibilismo duro, sea una opción tan minoritaria. Según entiendo, esta opción dice que nada está determinado en nuestras decisiones, pero que no existe el libre albedrío. Yo no creo en esta opción, pero si eres ateo, esta me parece la opción más compatible con el conocimiento científico actual.
Algunos comentaristas han escrito que el determinismo es falso debido a la mecánica cuántica, que es una ciencia demostrada. La mecánica cuántica dice que a nivel microscópico no hay determinación: todo sucede por azar. Si a nivel macroscópico las cosas parecen determinadas, eso es por pura estadística. No hay forma de predecir si una única moneda al tirarla saldrá cara o cruz. Pero si tiramos millones de monedas, podemos predecir que más o menos la mitad saldrán cruz y la otra cara.
Desde ese punto de vista, si entendemos nuestro cerebro como una máquina, el determinismo es una apariencia. En el fondo, nuestras decisiones dependen del azar. Pero esto no es libre albedrío.
Libre albedrío es que por lo menos parte de nuestras decisiones morales y quizás de otro tipo, las tomamos libremente. Si las tomamos al azar, como cuando tiramos una moneda al aire, eso no es determinismo, pero tampoco libre albedrío. ¿Es que una máquina tragaperras tiene libre albedrío, cuando decide al azar darnos premio o no?
Mi opinión es que el libre albedrío sólo te lo puedes creer si crees que los hombres tenemos un alma a la que Dios ha dado la facultad de ser libre, y que ese alma influye en las decisiones de nuestros cerebros. Si no te lo crees y eres materialista, entonces nuestro cerebro es una máquina, y las máquinas no son libres: podrán estar sometidas a leyes que no pueden cambiar (determinismo) o actuar al azar (mecánica cuántica) pero eso no es libre albedrío.
Y sobre el tema de Dios y el alma humana, la cuestión es el grado de credibilidad que le demos a los que afirman tener pruebas de que han existido milagros corroborados por instituciones serias como la Iglesia Católica. O la credibilidad que le demos a santos que hubieran preferido morir antes que mentir, que afirman haber hablado y hasta visto a Dios.
Es cierto que no todos esos milagros y revelaciones merecen el mismo crédito. Pero negarlos todos en bloque creo que es un error.
Por último, y aunque es verdad que no se debe creer en una cosa sólo porque sea útil, que hay que tener razones para creer que es verdad. Dice Harari algo así como que debemos evolucionar a una democracia liberal en la que no se crea en la libertad humana, que es la consecuencia de negar el libre albedrío.
Mi pregunta es: ¿es eso posible? ¿Un gobierno que niega la libertad de sus ciudadanos, puede ser una democracia liberal? Podrá fingirlo, incluso podrá engañar a sus ciudadanos y parecer que es una democracia, pero en el fondo, será otra cosa disfrazada de democracia.
agustin1
Esta todo aclarado acá, en la sección La verdad de todo:
https://www.dropbox.com/s/n558zl08vs2tmn9/Teor%C3%ADa%20del%20tiempo%20tridimensional%20Public.docx?dl=0