Las licencias Creative Commons han servido para contar con una forma reconocible de modelos de licencia de los derechos de autor que permitan compartir el acceso a la información y la cultura, y esa idea ahora ha sido adaptada para un ámbito singular: el de los textos legales y las implicaciones que imponen aplicaciones y servicios cuando las usamos.
La iniciativa Consent Commons trata de acercar los textos lenguajes y ofrecer un sistema iconográfico para declarar consentimientos y usos de datos. No es tan autoexplicativo como Creative Commons, pero desde luego es un complemento interesante que podría situarse junto a las condiciones legales para aclarar todos esos términos, a menudo farragosos.
Iconos para resumir textos legales
Paloma Llaneza (The Llaneza Firm) y Enrique Rodríguez (VisualOne) son los creadores de una iniciativa que trata de resumir de forma visual qué es lo que pasa cuando aceptamos una política de privacidad, cuando descargamos una aplicación o cuando contratamos un servicio web.
A menudo los términos de uso y las políticas de privacidad que van asociadas a todos esos servicios y aplicaciones son complejas y difíciles de leer e incluso comprender por su lenguaje legal.
Con la iniciativa Consent Commons sus responsables buscan precisamente que no sea tan crítico leer esos documentos por completo -el 97% de los usuarios dedica 30 segundos a leer las condiciones legales, explican los creadores de la iniciativa- y que podamos saber qué ocurre cuando aceptamos los términos de una forma sencilla.
El sistema, como explicaban nuestros compañeros de Genbeta, funciona con dos tipos de iconos:
- Icono o iconos centrales: con ellos se representa algo crítico, la finalidad del tratamiento. Con estos iconos podremos saber para qué se usan esos servicios, y si por ejemplo están dirigidos a gestionar la solicitud de trabajo, a finalidades de marketing, a finalidades de perfilado y analítica o a administrar suscripciones a boletines, publicaciones y revistas.
- Símbolos RGPD: el Reglamento General de Protección de Datos exige tener también representados esos términos en la parte inferior de esta iconografía. Con ellos se indica si los datos se ceden a terceros y para qué, si se van a almacenar en servidores de la UE o extranjeros, si se recogen en el formulario, etc.
Esta iniciativa trata de promover "la actitud consciente, diligente y proactiva por parte de las organizaciones frente a todos los tratamientos de datos personales que lleven a cabo", explican desde el sitio web oficial de Consent Commons.
Los tediosos textos legales provocan que cuando decimos que sí a la pregunta "He leído y acepto la política de privacidad" al instalar una aplicación o suscribirnos a un servicio estemos mintiendo la gran mayoría de las veces.
Licencias y textos legales que nos inundan y confunden
Jonathan Obar, de la Universidad York en Toronto, y Anne Oeldorf-Hirsch, de la Universidad de Connecticut, realizaron un experimento curioso cuyos resultados se publicaron en abril de 2016: crearon una red social ficticia llamada NameDrop en la que sus alumnos se podían apuntar. Previamente, eso sí, tenían que aceptar las condiciones del servicio.
Nadie se las leyó a fondo. Cientos de estudiantes aceptaron esos términos sin más y no se dieron cuenta de que en el párrafo 2.3.1 de los términos de servicio se indicaba que NameDrop tenía la potestad de ponerle nombre al primer hijo que tuvieran esos estudiantes en el futuro. Solo el 25% de los 543 estudiantes del experimento echaron un vistazo a esas condiciones, pero ninguno detectó esa cláusula.
Estos académicos demostraron que aceptar los términos al unirse a un servicio solía ser una acción automática del usuario, y el problema es común en el ámbito de los móviles: instalamos aplicaciones y juegos constantemente aceptando todas las condiciones sin apenas prestar atención a los avisos de privacidad que iOS y sobre todo Android presentan a los usuarios.
Los textos legales lo hacen todo más complicado, y en Harvard Business Review ya indicaban hace tiempo cómo había diversos esfuerzos que estaban tratando de impulsar el uso de lenguaje convencional en los contratos. Esos esfuerzos han tenido éxito muy limitado, pero la aproximación de Consent Commons es distinta, y precisamente por eso podría tener éxito allí donde otras han fracasado.
La ambición de Consent Commons es destacable, y de hecho es el último ejemplo de lo que han sido diversos intentos por tratar de simplificar el complejo y tedioso lenguaje legal que se usa en las licencias de uso y que confunde a la gran mayoría de usuarios.
Servicios como TL;DRLegal llevan tiempo tratando de explicar en pocas palabras qué términos y condiciones estamos imponiendo cuando elegimos cierta licencia software frente a otra (como la LGPL-3.0, por ejemplo), pero una vez más incluso navegar por esas expliaciones acaba siendo engorroso y confuso.
Una herramienta para todos, pero que debe usarse con coherencia
El sistema propuesto por Consent Commons cumple con los requisitos a la hora de ofrecer la información básica que recomienda la Agencia Española de Protección de Datos, algo que podría ayudar a su popularización. Empresas como Telefónica y Renfe ya se han sumado al esfuerzo, y puede que pronto lo veamos en diversos proyectos en los que este tipo de iconografía pueda servir de ayuda a los usuarios.
Como explican los responsables del proyecto, cualquiera puede usar esta iconografía siempre y cuando mencione el proyecto mediante un enlace al sitio web de Consent Commons o al de los iconos usados. En el sitio web de Consent Commons tenemos una descarga de un PSD con diversas capas para poder generar la etiqueta Consent Commons que más se ajuste al servicio o aplicación sobre el que queremos resumir esos textos legales.
Aunque el uso es libre cumpliendo dicha condición, habrá que usarlos de forma adecuada, porque la iniciativa no evita que se actúe contra quienes los usan de forma incorrecta, que podrían exponerse a una sanción si incumplen con la normativa de la RGPD aunque sus iconos Consent Commons puedan mostrar lo contrario.
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