En una posible utopía, esperemos que no muy lejana, jamás les preguntan la que sigue: "¿Por qué fantástico y no otra cosa?". En una posible utopía, estas seis mujeres, autoras del fantástico español, compiten de tú a tú con los centenares de escritores que están reinventando la parcela de lo imaginario de la diversidad. En una posible utopía, titulares como este, que subrayan el género de quienes practican un arte, ya no son necesarios.
Pero aún no habitamos en esta utopía. Vivimos en la era en la que movimientos conservadores como #Gamergate —de plena actualidad— han generado campañas de acoso y amenazas de muerte por hechos tan aparentemente celebrables como las nuevas Cazafantasmas, la primera Doctor Who o la apertura del fantástico en general a la diversidad. El fantástico se ha convertido en un sorprendente campo de batalla político, en creciente polarización y toxicidad con Twitter como coliseo, donde el diálogo entre las partes parece punto menos que imposible.
Y al margen de la guerra cultural que azota lo pop, con el videojuego como epicentro del seísmo, los datos siguen diciendo que el techo de cristal sigue ahí. Un repaso por los principales premios del fantástico en castellano nos confirma que apenas hay mujeres entre las premiadas. Solo en dos ediciones del premio Celsius —el galardón entregado durante la Semana Negra de Gijón desde 2008— se llevó el gato al agua una mujer: Elia Barceló en 2014 por ‘Hijos del Clan Rojo’ y Sofía Rhei en 2017 por ‘Róndola’.
El Premio Minotauro, concedido por esta editorial de Planeta y el de mayor cuantía del género en todo el mundo, no sale mejor parado; en 14 ediciones, dos premios a mujeres: ‘Gothika’ de Clara Tahoces en 2007 y Montse de Paz con su ‘Ciudad sin estrellas’ en 2011. Y los premios Ignotus —los más veteranos del sector concedidos por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT)— han premiado en 27 ocasiones a mujeres, lo que da una media de una por edición, según una estadística elaborada por Mariano Villareal, editor y administrador del portal de literatura fantástica Ciberdark. Cifra que pierde su aparente dimensión al tener en cuenta que son premios con 14 categorías.
Así las cosas, hacer un artículo reivindicativo de la calidad, atrevimiento y consistencia de seis autoras españolas en pleno auge parece más pertinente que nunca. Porque, como dijo la llorada Ursula K. Leguin, los tenebrosos tiempos presentes demandan a los escritores imaginar futuros que proyecten nuevas maneras de vivir. Nuevas y mejores maneras. Cualquiera de estas autoras puede ser una de esas soñadoras que nos ayuden a esculpir un horizonte mucho más deseable.
Las fotografías de las autoras y las portadas de la obra destacada que acompañan a cada pequeño cuestionario han sido elegidas por ellas mismas.
María Zaragoza Hidalgo (Madrid, 1982)
Novelista, guionista de cómic y enamorada del fantástico, María Zaragoza cuenta ya con un amplio corpus con novelas como 'Dicen que estás muerta' (2010), 'Avenida de la Luz' (Minotauro, 2015) o 'Sortilegio' (Minotauro, 2017) o la novela gráfica 'Cuna de cuervos' (Parramón, 2009). Ha ganado prestigiosos premios como el Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla (2011) y el Premio Ateneo Ciudad de Valladolid (2010).
¿Por qué el fantástico?
Porque es un instrumento eficaz y divertido que sirve para hablar de la realidad. Toda literatura habla en realidad de su momento, pero el fantástico puede plantear todo tipo de cuestiones desde un punto de vista creativo más atractivo.
Un maestro o maestra al que seguir.
Ende, Leguin, Pedraza, Merino.
Ser mujer, ¿afecta?
Ser mujer afecta para ser escritora de cualquier tipo. No para escribirlo, cuidado, sino para la percepción exterior. Se sigue entendiendo que los temas tratados por las mujeres en la ficción son menores. Se sigue diciendo como un halago «escribes como un hombre». Se sigue entendiendo que lo masculino es universal y lo femenino parcial o sesgado. Hasta que eso no cambie, ser mujer seguirá afectando a nuestras carreras. Se van dando pasitos en esa dirección, pero muchas veces pareciera que nos están haciendo un favor, en vez de responder a una reclamación lícita y justa.
Una ambición.
Que el fantástico pueda percibirse como un género más en el que pueda haber alta literatura y litera de segunda, como en todos los géneros. Se sigue creyendo que el fantástico es una cosa para niños, menor.
Un sueño imposible.
Si hay algo que parece imposible ahora es porque nunca nadie lo ha logrado todavía. No creo en lo imposible.
Un párrafo propio) que te encanta.
Circe pensaría muchas veces en aquel lienzo rasgado, días, semanas e incluso meses después de haberlo visto. También llegaría a la conclusión, más tarde, cuando todo fue revelado, de que los pequeños detalles que formaban piezas del puzzle final estaban a su alcance todo el tiempo, pero no quiso verlas pues lo imposible sigue siendo imposible hasta que se convierte en improbable. Improbable quiere decir que hay un espacio, un hueco, una luz que ilumina las sombras de lo que no puede ocurrir bajo ningún concepto. Y que esa luz puede abrirse paso hasta convertir ese algo en probable y después en factible y por último en verdad.
Fragmento de la novela 'Sortilegio' (Minotauro, 2017).
Laura Fernández (Terrassa, 1981)
Columnista en El País y novelista de género fantástico, Laura Fernández lleva ya una amplia trayectoria a sus espaldas con cinco novelas publicadas hasta la fecha: ‘Bienvenidos a Welcome’ (Elipsis, 2008), ‘Wendolin Kramer’ (Seix Barral, 2011), ‘La Chica Zombie’ (Seix Barral, 2013), ‘El Show de Grossman’ (Aristas Martínez, 2013) y ‘Connerland’ (Random House, 2017). Por esta última es finalista de los Premios Kelvin, aún por fallar, concedidos por el festival transmedia de género fantástico Celsius 232.
¿Por qué el fantástico?
Porque quiero sentirme completamente libre. Quiero escribir sobre mutantes con las caras del revés, como el detective protagonista de ¿Acaso soy una especie de monstruo, señor Pallcker?, Lucky Luckman, o sobre marcianos que provienen de un planeta fan de la Tierra llamado Rethrick en el que la guerra de sexos tiene a un único ganador: la mujer.
Un maestro o maestra al que seguir.
Robert Sheckley.
Ser mujer, ¿afecta?
No lo sé. Nunca he pensado en mí misma como mujer ni como hombre. Como diría Siri Hustvedt, la mayor parte del tiempo somos personas, solo a ratos somos hombres o mujeres, o lo que se entiende como tal, y yo, la verdad, casi nunca. Me siento como una niña que sigue jugando con muñecos, solo que los muñecos ahora no son reales, solo están en mi cabeza. Llevo escribiendo desde los 12 años, sin parar, porque no puedo no hacerlo, publicar y todo lo demás, solo son consecuencias de haber hecho llegar lo que he escrito a gente a la que podía gustarle y a la que ha acabado gustándole mucho.
Una ambición.
Que nunca nunca nunca se me acaben las ideas LOCAS.
Un sueño imposible.
Que el fantástico español se traduzca EN TODAS PARTES, y que tarde o temprano, alguna de nosotras o alguno de nosotros, acabe en la lista de los Hugo o los Nebula o qué sé yo, y no solo en la lista, qué demonios, en el podio.
Un párrafo propio que te encanta.
Una semana después de su muerte, Elwood Trivian se instaló en la pensión para fantasmas de Dorrie Louis. Colocó una aspidistra junto a su ventana, enmarcó su fotografía favorita de Karen Silverman y le pidió a su intercomunicador espacial que le pusiera en contacto con la centralita de Rocketbol Amazing Times. Su intercomunicador espacial sonrió. Su intercomunicador espacial no era más que un teléfono intergaláctico llamado Ross, pero era un teléfono intergaláctico capaz de sonreír.
Del relato 'El redactor estrella de Rocketbol Amazing Times'.
Cristina Jurado (Madrid, 1975)
Editora de la revista Apex Magazine, Supersonic y diversas antologías, se ecuentra también en pleno despegue de su carrera literaria con la novela 'Del naranja al azul' (Novum Publishing, 2012) y la novela corta 'CloroFilia' (Editorial Cerbero, 2017). Ha sido galardonada con el premio Ignotus en tres ocasiones.
¿Por qué el fantástico?
La argentina Angélica Gorodischer dijo en una reciente entrevista que el realismo la aburría infinitamente y que las grandes obras literarias, desde el Quijote a los cuentos de Borges, no tienen nada que ver con el realismo. Yo suscribo sus palabras. Para mí, la fantasía es el único género que te permite escribir sobre cualquier cosa por extraña, oscura o imposible que parezca y, de esa manera, explorar los limites de la realidad, que es la última frontera. Eso es lo que me interesa como escritora.
Un maestro o maestra al que seguir.
Para mí es Ursula K. Le Guin. Su influencia en la literatura mundial, y no solo en la fantasía o en la ciencia ficción, es indiscutible a estas alturas. Porque sus historias están repletas de ideas nuevas y de sentido de la maravilla, y su prosa es certera, casi poética en algunos casos, sin dejar de ser muy entretenida. Además era una activista cuyas obras reflejan sus ideas sobre la ecología, el feminismo, el capitalismo, la espiritualidad o el centrismo en los países desarrollados. Lo tiene todo. Como autora aspiro a eso, a contar historias con la elegancia y la aparente facilidad con que lo hacía ella.
Ser mujer, ¿afecta?
El mundo moderno está moldeado a medida del varón. Así, si eres una autora tendrás menos reseñas, te nominarán a menos galardones, los medios se fijarán menos en ti y cubrirán menos tu trabajo, tus compañeros de profesión te mencionarán menos y, cuando lo hagan, probablemente no sea por que te consideren un referente, tus historias no se estudiarán en las aulas ni se investigarán en las universidades tanto como las de los autores, quienes organizan antologías te llamarán menos para formar parte de ellas… te invisibilizarán, silenciarán tu trabajo o lo relegarán a una esquina.
Para destacar tendrás que trabajar el doble que tus compañeros y, aunque consigas cierto reconocimiento de la crítica y los lectores, siempre se cuestionará tu labor, bajo la premisa de que lo que hayas conseguido es fruto de un trato de favor por ser mujer para cubrir ciertas cuotas. Es cierto que hay parcelas en las que no somos tan cuestionadas como autoras, por ejemplo en lo fantástico juvenil e infantil o en el romance paranormal, pero esto indica que la industria nos ve predispuestas a cierto tipo de literatura. Es injusto, limitante y agotador.
Una ambición (como escritora de fantástico).
Me gustaría que gente en países lejanos pudiera leer mis historias, que el idioma no fuera una barrera… supongo que publicar en inglés me permitiría eso, por lo que no solo busco que mis historias sean traducidas, sino que trabajo duro escribiendo directamente en inglés.
Un sueño imposible (como escritora de fantástico).
Vivir de mi trabajo como autora (risas). Hoy en día es imposible y me temo que siga así por mucho tiempo. Escribir es un acto de rebeldía hoy en día pero, escribir fantástico, es una acto casi suicida: se la considera como “literatura menor” y su mercado es todavía muy pequeño comparado con otros géneros.
Un párrafo propio que te encante.
El fin del mundo lo pilló con la muerte en la garganta y corriendo contra el viento. Objetos que volaban en sentido contrario, un estruendo envolviendo la escena, que era una herida en la realidad. Tenía que seguir avanzando. El polvo le impedía ver más allá de unos cuantos metros, pero el bordillo de la acera a sus pies le indicaba que se dirigía en la dirección correcta. A pesar de que era un hombre corpulento, a veces se veía obligado a agarrarse a una farola o a un quiosco para que la ventolera no lo levantara. Estaba obligado a luchar contra la furia invisible que lo estaba arrasando todo. Tenía que llegar.
De la colección de relatos 'CloroFilia' (Editorial Cerbero, 2017).
Susana Vallejo (Madrid, 1968)
Con una larga carrera a sus espaldas, Susana Vallejo ha tocado múltiples palos de la literatura, con un amor especial por el género fantástico tanto en su vertiente juvenil como adulta. Algunas de sus obras son la saga 'Porta Coeli' publicada por Edebé, 'Switch in the red', finalista al premio Minotauro en 2008 y finalmente publicada por Palabaristas o 'Calle Berlín, 109' (Plaza & Janés, 2013). Amén de la nominación al Minotauro, Vallejo ha ganado numerosos premios, como el premio Edebé de Literatura Juvenil 2011 por su novela 'El espíritu del último verano'.
Por qué el fantástico?
Porque la relidad es plana y aburrida. Porque el fantástico abre puertas a lo imposible.
Un maestro o maestra al que seguir.
Alfred Bester, David Mitchell, Bradbury, Kelly Link…
Ser mujer, ¿afecta?
Sí.
Una ambición.
Escribir cada día mejor.
Un sueño imposible.
Vivir de ello. Cobrar por ello.
Un párrafo propio que te encanta.
Gracia se quitó los zapatos de tacón y suspiró aliviada. Soltó los tirantes del vestido y dejó que resbalase hasta sus pies. Era verde, del mismo color de una de aquellas viejas botellas de vidrio que guardaba su abuela en la despensa. El tejido configuró un paisaje plagado de valles y colinas aterciopeladas sobre la parda moqueta. Apagó el vestido que al momento se convirtió en un campo yermo, seco y árido. Buscó el cargador y lo dejó enchufado sobre el galán de noche.
Fragmento del relato 'Gracia' publicado en la antología colectiva 'Mañana Todavía' (Fantascy,2014).
Marian Via Rivera-Womack (Cádiz, 1975)
Editora de Nevsky Books, estudiosa del género y novelista, Marian Womack es una de las pocas autoras bilingües en nuestro país que han dado el salto a escribir y publicar para el mercado anglosajón. Ha cursado el prestigioso taller de escritura creativa Clarion, donde imparten clase autores como George R.R. Martin o Jeff Vandermeer y que ha sido cuna de premiadas autoras como Karin Tidbeck. Algunas de sus obras son: 'Memoria de la nieve en Zaragoza' (Tropo Editores, 2011), la novela juvenil 'La calle Andersen' coescrita con Sofia Rhei y la inminente 'Lost Objects' (Luna Press, 2018).
¿Por qué el fantástico?
Los problemas a los que nos enfrentamos, el nuevo contexto geopolítico, el cambio climático… Siempre digo que escribo ficción especulativa, cuando en realidad creo que sobre muchos temas ya no estamos especulando en absoluto. Mi mayor fuente inspiración es el periódico The Guardian, y ya vivimos en la distopía. En mi opinión, hace tiempo que la literatura realista ha dejado de ser capaz de dialogar con este contexto. ¿Por qué el fantástico? Porque creo que un escritor tiene el deber con la sociedad de ser su voz, procesar, debatir e interpretar estos temas, que son urgentísimos, y luego “devolverlos” en forma de ficción. Educar y entretener, como el lema de la BBC.
Un maestro o maestra al que seguir.
Jeff VanderMeer, Elizabeth Hand, Helen Marshall…
Ser mujer, ¿afecta?
Ser mujer afecta a todo, desgraciadamente. A ser escritora, editora, traductora… Cuesta el doble interesar con tus propuestas, sobre todo en el ámbito del fantástico. Con el problema añadido de que dicha comunidad a menudo recuerda a lo que en mi país de adopción se conoce como un boy’s club, y, en el caso improbable de que permitan la entrada a chicas, a un grupo de amigos que se reparten el poco espacio existente… Nuevas iniciativas como la Nave Invisible y escritoras y editoras como Sofía Rhei o Cristina Jurado están ayudando mucho a abrir camino. Pero queda tanto por hacer que hay que admitirlo: las cosas no cambian de un día para otro, la resistencia sigue existiendo, y una escritora todavía lo tiene muy crudo para ganar un premio importante o vender lo mismo que un hombre.
Una ambición (como escritora de fantástico).
Publicar mi novela de detectives sobrenatural, y que la BBC la transforme en una serie de la televisión… ¡Soñar es gratis!
Un sueño imposible (como escritora de fantástico).
Ganar un Ignotus. Creo que ganar un Hugo seria mas sencillo, fíjate.
Un párrafo propio que te encanta.
Por debajo del puente avanzaba una incierta mancha marrón, un fango líquido que le hizo pensar en la sangre espesa de un enorme animal desangrándose sobre una montaña lejana. Entrecerró los ojos. Nada, como había esperado. La opacidad del agua significaba una única cosa: la crecida del río. Respiró hondo e intentó calmarse. Trató de considerar con ecuanimidad el movimiento constante que empujaba aquel erial río abajo, pero no había otra conclusión posible. No podía ignorar aquel conjunto de porquería, matojos, ramajes, basuras, ropas, cartones, salidos quién sabía de dónde, que flotaban sobre la superficie brillante y aceitosa, indicando la dirección y velocidad de aquella agua maldita. Apretó los dientes y cerró los ojos. Volvió a ver el bulto de toallas manchadas de sangre cayendo desde aquella barandilla un año atrás, volvió a escuchar el llanto imaginario de un recién nacido que no había llegado a llorar nunca y jugó a imaginar que en el último instante había levantado el vuelo por sí solo, hacia un cielo limpio y azul, salpicado de nubes algodonosas. El aire frío le obligó a recordar dónde se encontraba, un universo paralelo al mundo real —tenía que ser así—, de cielos cargados de nubes de tormenta, con un perenne color a pizarra, en ocasiones amoratado y enfermo, que colgaba sobre ellos como una lápida; un aire enrarecido y cruel que lo había convertido todo en un desierto gris y sin vida.
Fragmento del relato 'Perros Naranja' contenido en la revista 'Presencia Humana, #2' (Aristas Martínez, 2014).
Sofia Rhei (Madrid, 1978)
La carrera de Sofia Rhei supera ya los treinta libros publicados en los géneros más variados. Al fantástico le ha dedicado obras como 'Flores de sombra' (Alfaguara, 2011) y 'Savia negra' (Amazon, 2012) 'Los hermanos Mozart' (Diquesí) o el reciente libro-objeto 'El bosque profundo' (Aristas Martínez, 2018). Se convirtió en la segunda mujer, tras Elia Barceló, en ganar el premio Celsius al triunfar con su novela de fantasía 'Róndola', una reimaginación llena de humor y erotismo de los cuentos de hadas.
¿Por qué el fantástico?
Porque la literatura realista es un espejo sobre la realidad, pero la fantasía además construye algo, añade, propone. En todo mundo imaginario hay una pequeña o grande, subconsciente o deliberada, propuesta utópica.
Un maestro o maestra al que seguir.
Aquellos que nos han enseñado la empatía a través del humor. Al final escribimos para que nos quieran, y los escritores que a mí me han emocionado más siempre son los que me hacen reír.
Ser mujer, ¿afecta?
Creo que no afecta negativamente.
Una ambición.
Hablar de política y de ecología.
Un sueño imposible.
Diseñar un parque de atracciones basado en mis historias.
Un párrafo propio que te encanta.
Cada vez que necesitaba un caballo, encendía una hoguera y arrojaba a ella un trozo de rama del árbol gris. El humo producido por la fogata adoptaba la forma de un corcel que lo llevaba a su destino y después se deshacía en una nube negra que ascendía al cielo.
Fragmento de 'El bosque profundo' (Aristas Martínez, 2018).
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