La fauna australiana es salvaje. Nos lo recuerdan los videos que cada cierto tiempo emergen en las redes sociales con animales y situaciones increíbles, como gigantescas serpientes pitones que aprisionan a zorros voladores en mitad de la carretera, o, en general, sus cocodrilos marinos. Pero lo que se ha compartido esta última vez va un nivel más allá del que nos tiene acostumbrados la isla índica.
En una grabación casera de un viaje de caza por el campo de Condobolin, Nueva Gales del Sur, vemos primero a un perro siendo ahogado por un canguro. Parece que el marsupial tiene las de ganar, pero entonces el presunto dueño del perro, Greig Tonkins, corre en su ayuda.
La situación es tensa, inesperada. Greig intimida corporalmente al canguro, que se pone a la altura del humano. Se amenazan a puños, pero el protagonista es el más veloz de la pareja, y le atesta un puño en la cara que deja atontado al animal y logra que se aleje de la zona, salvando así a su compañero canino, Max.
Tal vez, una historia cualquiera de la Australia agreste, pero estas también son unas imágenes que han hechizado a buena parte de los usuarios de Facebook, red social en la que el video se ha popularizado en los últimos tres días gracias a un fortuito timing cómico y, bueno, una combinación de protagonistas insuperable. Sólo en los videojuegos y en las fotos de principios del siglo pasado habíamos visto a humanos subirse al ring frente a canguros. Pero esta vez las imágenes son reales.
“Mi amigo tiene un trabajo en el Gobierno, así que no ha querido dar a conocer esta historia”, ha dicho Mathew Armor, el organizador de este viaje que tuvo lugar en junio. Investigaciones del medio News confirman que el lugar de trabajo de su amigo es un Zoo. Armor supone que el video se ha filtrado desde el DVD de una hora que prepararon de lo grabado en aquel viaje, y que repartieron entre los participantes hace algo más de un mes.
La sesión de caza la organizaron en honor a uno de los participantes, que tenía un cáncer terminal y que ha fallecido la semana pasada. “Básicamente, Kailem quería atrapar a un jabalí", ha explicado Amor al medio nacional.
“ïbamos conduciendo tranquilos, con los perros sueltos. Están entrenados para detectar el olor a sangre de cerdo y encontraron ese rastro. Hasta entonces habían dejado pasar a más de 20 canguros, ya que están entrenados para dejarlos tranquilos. Pero ese bicho cogió al perro de mi amigo. ¡He había cogido!”•
La acción violenta podría costarle una marca en su expediente, y las autoridades del parque en el que trabaja están estudiando el caso. Pero, en opinión de Armor, no tienen nada que recriminarle. “Mi colega estaba sorprendido, no sabía qué hacer, y cuando volvió tenía la mano perfectamente. Le había pegado un puñetazo flojísimo. Cuando volvió, todos nos reímos de él por eso, por haberle propinado un golpe así de blandurrio”, sentencia Armor.