En 1976 un americano consumía 42 kilos de carne de ganado al año. A pesar de que en 2018 el consumo por persona ha bajado a los 26 kilos es necesario que se reduzca aún más. Si queremos alimentar a todo el planeta para 2050 y que las emisiones de CO2 no terminen completamente con la capa de ozono, organizaciones como World Resources Institute (WRI) piden que nos pongamos las pilas.
10.000 millones. Esa es la cifra que representa la cantidad de habitantes que ocuparemos la Tierra en 31 años. Pasaremos de los 7000 que éramos en 2010 a los más de 9.800 que se esperan en 2050. Este ascenso demográfico será especialmente acuciante en países en vías de desarrollo como la India y en las zonas más pobres de África. Para hacernos una idea, se prevé que más de la mitad del crecimiento demográfico mundial desde hoy hasta 2050 tenga lugar en África
Teniendo en cuenta que la tasa de fecundidad de todos los países europeos está actualmente muy por debajo de la necesaria para garantizar el reemplazo de la población, lo ideal sería ir hacia un modelo de producción sostenible donde los nuevos grupos de población tuviesen acceso a un plato de comida.
Doble demanda de alimentos. El mismo estudio de WRI sostiene que la demanda de alimentos superará el crecimiento de la población. Es decir, como parte de este crecimiento demográfico se producirá en países en vías de desarrollo, se prevé que para 2050 los ingresos de estas personas sean mayores a los actuales y que, por lo tanto, el consumo de comida también lo sea. De mantener la dieta actual, se estima que la demanda de carne y lácteos crezca un 70% algo que no es sostenible a la hora de alimentar a 10.000 millones de personas y reducir los gases que producen el calentamiento global.
40% menos al año. Para lograr el objetivo de llegar a 2050 con todo el planeta alimentado, uno de los principales retos a los que se debe enfrentar la sociedad actual es a la reducción del consumo de carne de rumiantes. La carne de vacuno, cabra u oveja consume más hectáreas de tierra y emite una mayor cantidad de gases efecto invernadero.
Según el estudio, para conseguir los retos que se plantean, un americano debe reducir su consumo de ganado en un 40%. De esta forma, el consumo anual debería situarse en torno a los 10 kilos, una cifra muy alejada de los 26 actuales y que equivale a 199 gramos a la semana. Para un español que consume actualmente unos 15 kilos de cerdo y vacuno al año la reducción de cara a 2050 rondaría el 22% menos o, lo que es lo mismo, 225 gramos a la semana.
Menos CO2 y CH4. Si criar ganado para consumir carne ocupa más campos y contamina más, lo recomendable es apostar por una alimentación donde las verduras tengan más protagonismo. Éstas no aumentan las emisiones del CO2 y el CH4 a la atmósfera y, en las mismas hectáreas, su producción es más eficaz y alcanza para alimentar a mayor cantidad de habitantes. Para hacernos una idea, la producción de carne de ganado necesita 20 veces más tierra y emite 20 veces más gases efecto invernadero que la de legumbres.
Dieta de salud "planetaria". Según este estudio de The Lancet si queremos alimentar a todo el planeta de forma saludable y sin perjudicar los ecosistemas para 2050, debemos duplicar el consumo de frutas, verduras, legumbres y reducir a la mitad los azúcares añadidos y la carne roja. Estas indicaciones están dirigidas sobre todo a los países más ricos donde el consumo de productos cárnicos es mucho más alto que en el sudeste asiático donde Bangladesh o India consumen 4 kilos de carne al año. La propuesta de la revista científica pide que se adapten dietas flexitarianas en las que el consumo de carne sea anecdótico y no un protagonista recurrente de las advertencias de la OMS.
Imagen: Tom Sodoge / Unplash