El próximo 25 de septiembre el País Vasco vuelve a abrir sus urnas. Hasta 1.700.000 personas están llamadas a votar en unos comicios que decidirán la composición del Parlamento Vasco de la XI Legislatura.
Todas las encuestas vaticinan nueva victoria del actual lehendakari y candidato del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Iñigo Urkullu, con hasta 28 escaños. Eso sí, todo apunta a que antes de sentarse en el sillón de Ajuria Enea tocará pactar.
Y si los sondeos no fallan, el triunfo de Urkullu no sólo le consolidará a él mismo en el poder, sino que ratificará, una vez más, el dominio que han ostentado los nacionalistas vascos en Euskadi durante prácticamente toda la democracia.
Los nacionalistas vascos siempre han ganado en un 78% de todos los municipios
El Partido Nacionalista Vasco ha gobernado en Euskadi de manera ininterrumpida desde 1980 hasta 2009, cuando entonces sí que hubo cambio de sillas (el único, hasta ahora). Pero ese parón en el que gobernó el socialista Patxi López no fue más que fotograma aislado en una cinta en la que el papel de protagonista siempre ha pertenecido a los nacionalistas.
"El PNV siempre ha sabido moverse muy bien en ambos extremos, algo que el resto de partidos no hemos sabido afrontar"
Y en que estos últimos 36 años, hay hasta 196 municipios en los que siempre han ganado los partidos de ideología nacionalista vasca. Una cifra que supone un 78% del total.
De hecho, la clave no está tanto en el número total de esas ciudades sino en sus provincias. De esos 196 municipios en los que siempre han ganado los nacionalistas, 93 corresponden a Bizkaia (que cuenta con 112 ciudades), 78 a Gipuzkoa (88 municipios) y 25 a Álava (51 municipios). Tres provincias que suman de forma equitativa al Parlamento Vasco: 25 escaños cada una.
Una hegemonía nacionalista que así explica para Magnet, el alcalde socialista de Portugalete (Bizkaia), Mikel Torres: "El PNV siempre ha sabido moverse muy bien en ambos extremos, algo que el resto de partidos no hemos sabido afrontar o sencillamente nos han percibido, como que un lado es excluyente del otro, cuando no es cierto"
Azpeitia, Ondarroa... y otros feudos de los nacionalistas
Dentro de esa soberanía del nacionalismo vasco que ha mantenido tanto tiempo en el poder al PNV, existen lo que bien podríamos denominar sus feudos.
Estos son los municipios en los que no sólo los nacionalistas vascos siempre han ganado, sino que el resto de formaciones políticas han brillado por su ausencia. En otras palabras: son ciudades donde siempre han obtenido entre 80% y el 100% de los votos.
Un ejemplo de ello es Azpeitia. Una localidad de más de 14.000 habitantes en la provincia de Gipuzkoa donde el sentimiento nacionalista no ha hecho más que crecer en estas casi cuatro décadas. Del 80,2% de los votos en 1980 hasta 90,4 en los últimos comicios de 2012. Actualmente, su Ayuntamiento se reparte el poder entre Eh Bildu, que es quien gobierna ahora, y el PNV.
Así lo explica, su alcalde, Eneko Etxeberria en declaraciones a Magnet: “La población azpeitiarra se ha visto identificada por proyectos de defensa de la identidad vasca, su cultura y sobre todo el euskera. Una identidad que se aúna con niveles de vida altos favorecidos por empleos de calidad con una cobertura social avanzada”.
Este municipio guipuzcoano es el único feudo del nacionalismo vasco que cuenta con más de 10.000 habitantes. Pero también hay otros nombres como Ondarroa, en Vizcaya, con casi 9.000 habitantes, en los que el porcentaje de votos a los nacionalistas se ha mantenido en una horquilla de entre el 80% y el 97% durante toda la democracia.
O Idiazabal con apenas 2.300 habitantes, donde la vez que menos se votó a nacionalistas vascos fue en 1998 con un 88,35% de los votos. Cabe destacar además, que todas estas ciudades se reparten entre Gipuzkoa y Bizkaia, y que Álava sólo alberga un feudo nacionalista que es Aramaio de 1.513 habitantes. En el siguiente mapa puedes ver todos los feudos del nacionalismo vasco.
Pero, ¿Cómo han conseguido los nacionalistas vascos hacerse con estas ciudades?
"Los partidos nacionalistas tienen una estructura y una organización más fuerte y presente en estas áreas. Ambas van de la mano: el caldo de cultivo es más fértil para el nacionalismo, históricamente, en esos municipios, pero además (y por eso mismo) su trabajo ha sido más profundo", explica para Magnet Jorge Galindo de Politikon.
Las ciudades grandes, el talón de Aquiles del nacionalismo vasco
Pero si hay una pata de la que cojea el nacionalismo vasco esa es la gran ciudad. Y es que los municipios con mayor densidad de población es donde más ha bajado el voto nacionalista desde 1980.
Es más, ese 78% de municipios de los que hablábamos antes en los que siempre habían ganado las fuerzas de ideología nacionalista vasca, apenas corresponde a un 32% de la población total de Euskadi.
En el caso de Bilbao, que es la zona más grande del País Vasco con 351.629 habitantes, los votos a los nacionalistas han bajado un 15%. Porcentaje que asciende a 20 cuando se trata de San Sebastián (186.409). Lo mismo ocurre en Barakaldo (100.369 habitantes), Getxo (80.026), Irún (61.102) o Portugalete (47.756).
El alcalde de Portugalete asegura que "en las zonas urbanas es donde se concentra gran parte de la clase trabajadora, mientras en las zonas rurales, los partidos no nacionalistas apenas tenemos presencia por la dificultad de implantarnos".
Una década en la que el PNV no ha dejado de perder votos... ni tampoco de gobernar
Ninguna comunidad autónoma, salvo Cataluña que ha celebrado tres comicios en los últimos cinco años, ha acudido tantas veces a las urnas en periodo democrático como Euskadi.
El PNV tiene esa doble faz, que es competitivo al mismo tiempo en el eje nacional y en el de izquierda-derecha
Pero ni la repetición sistemática de las elecciones, ni varios periodos de crisis han desplazado al PNV, ya que como explica Galindo: "El PNV tiene esa doble faz, que es competitivo al mismo tiempo en el eje nacional y en el de izquierda-derecha, a lo que se le añade un aura de "buen gobierno" favorecida por el manejo de sus propias finanzas de que dispone Euskadi gracias al concierto"
La primera vez que los nacionalistas andaron por la cuerda floja fue en 1986, año en el que el PNV cosechó el peor resultado de toda su historia en la democracia. Además de la crisis económica que entonces vivía Euskadi, el PNV materializó en las urnas una crisis interna que llevó al entonces lehendakari Carlos Garaikoetxea a presentar su dimisión por discrepancias con la cúpula de su partido.
Lo sustituyó José Antonio Ardanza, que terminó por adelantar elecciones en mitad de la II Legislatura. En esas comicios el partido fundado por Sabino Arana fue el más votado, pero no el que más representación obtuvo en el Parlamento, que fue el Partido Socialista de Euskadi(PSE-EE). Aún así, el sillón de Ajuria Enea volvió a tomar el color del PNV.
Desde entonces, Y como si el PNV hubiera aprendido la lección, el saco de votos fue engordando cada vez que se celebraban elecciones. Hasta que llegó 2001. El partido fundado por Sabino Arana se presentó en coalición con Eusko Alkartasuna (EA), para frenar el apoyo mutuo que se habían dado el PP y el PSE-EE para gobernar en coalición y derrocar de una vez por todas al PNV.
Estrategia que se les volvió en su contra, pues los nacionalistas terminaron por cosechar el mejor resultado con más de 600.000 votos, cifra que sirvió para darle la victoria en las tres provincias.
Desde aquel año, el PNV no ha dejado de perder votos y ese saco que rebosaba tantas papeletas en 2001 se ha ido rompiendo paulatinamente. Hasta que llegó 2009 cuando los nacionalistas vascos perdieron Ajuria Enea en favor del socialista Patxi López.
El PNV obtuvo el mayor número de votos, pero los cinco escaños de diferencia que le separaron del PSE-EE no fueron suficientes y López terminó siendo investido con el apoyo del Partido Popular y de Unión Progreso y Democracia (UPyD), que se presentaba por primera vez a las autonómicas.
Los sondeos avisan y el guión no cambia: los nacionalistas seguirán ganando
Patxi López gobernó durante tres años, hasta que anunció las elecciones anticipadas para 2012. Entonces, el PNV volvió a gobernar Euskadi. Un guión que parece que se repetirá en los próximos días.
A pesar de que según el último Euskobarómetro detonara un sentimiento independentista que sigue en caída libre. Caída que lleva sufriendo desde el 2001 el PNV, y que ha venido de la mano de un descenso de participación.
El Partido Nacionalista Vasco "es un animal político particular", según dice Jorge Galindo. "Aúna en una sola formación el nacionalismo de raíz más histórica y cultural, y una aproximación pragmática y centrista a la política pública. El "nacionalismo pragmático" que domina el partido ahora mismo funciona bien independientemente del sentimiento independentista", sentencia.