De ser un desconocido en las mesas españolas a protagonizar vídeos de influencers, colarse en los menús de desayuno de las cafeterías y dar nombre a restaurantes. El del açaí ha sido un aterrizaje a lo grande en la cocina patria. En cuestión de unos pocos años y bajo la etiqueta de superalimento ha logrado ganar popularidad y abrirse hueco en tiendas y restaurantes. Pero ese éxito deja botando algunas preguntas: ¿qué es el açaí? ¿Cómo se consume? ¿Y para qué sirve?
Lo primero es aclarar qué es. El açaí es una baya, un fruto pequeño, carnoso, morado y con pepita, que a lo largo de los últimos años a ganado fama de alimento saludable, ideal para desayunos y meriendas. Su origen queda lejos sin embargo de Europa: se obtiene de la palma açaí, naidí o murrapo, en la Amazonía.
¿Cómo es el açaí?
A simple vista el açaí es similar al arándano por su tamaño y color, una característica e intensa tonalidad entre morado y violeta. Las bayas son pequeñas, de entre 10 y 14 milímetros de diámetro, y la pulpa representa solo una pequeña parte del fruto, alrededor del 10%. El restante 90% es en realidad la semilla. En lo que a precios se refiere, la horquilla varía mucho en función de cómo se presente, pero es posible encontrar paquetes de pulpa o liofilizado por menos de 11 euros.
Su origen, como comentábamos, queda lejos de España. Se obtiene de una palmera de la Amazonía que llega a superar los 20 m de altura y da unos racimos de los que se extra entre 500 y 900 frutos. En su informe Frutales y plantas útiles en la vida amazónica, la FAO distingue básicamente entre dos tipos de palmas relacionadas con el açaí: la Euterpe oleracea, que es originaria de la Amazonía oriental; y Euterpe precatoria (açaí solitario), de la Amazonía occidental.
¿Es una alimento nuevo?
Aunque el açaí se popularizó hace poco en España, en la Amazonía se consume desde hace tiempo. Bastante, en realidad. Su historia se remonta al menos hasta los tiempos precolombinos y en las zonas donde se produce, precisa el informe de la FAO, no es extraño que los niños se alimenten de su jugo desde los seis meses.
Otro dato interesante es que los pueblos de la Amazonía no solo aprovechan la baya de la palmera. Sacan partido también de las raíces, las semillas y el estípite (tronco), del que aún hoy se obtienen los palmitos de açaí, otro manjar. Con el tiempo ha sido su fruto sin embargo lo que se ha popularizó EEUU y Europa.
Un informe recogido por Market Data Forescat prevé que el mercado de las bayas de açaí en Europa crezca a una tasa compuesta anual del 11,34% entre 2024 y 2029 y alcance un mercado de 640 millones de dólares en 2029, muy por encima de los 370 actuales. A su popularidad ha ayudado su visibilidad en Instagram o TikTok, donde no es extraño encontrarse con vídeos con recetas.
¿Cómo sabe y cómo se prepara?
El açaí no destaca solo a la vista. Lo hace también al gusto. "Posee un sabor agradable y dulce, cercano a la frambuesa" explican desde Almalibre Açai House. Hay quien matiza que su sabor tiene un toque ácido y textura terrosa, con notas de otras frutas, como frambuesa y granada; o incluso lo equipara a una combinación de uva y chocolate. Lo cierto es que en el mercado el açaí puede encontrarse en múltiples formatos y no es extraño combinarlo con otros ingredientes.
El açaí se comercializa en polvo liofilizado o como pulpa. En las tiendas pueden encontrarse sorbetes, zumos, batidos o bowls en los que se acompaña de toppings y otros ingredientes, como plátanos, frutos secos, granola, chocolate o cereales. Y eso entre un largo etcétera. Su versatilidad permite consumirlo con zumos, yogures o ensaladas y le ha granjeado popularidad entre los amantes de los smoothies.
"La forma más pura de consumirlo es la pulpa de açaí. Y dentro de la pulpa, la del 1%, como la que ellos venden, es la que tiene mayor concentración de fruto que se puede encontrar en el mercado", explica a El País Damián Castiñeira, de Coraçaí. Otro uso popular es en helados, junto con frutas, leche condensada o yogur.
¿Es un superalimento a nivel nutricional?
Si el açaí se ha hecho tan popular a ambos lados del Atlántico no es solo por su sabor y éxito en redes. Una de las claves de su fama es que suele presentarse como un "superalimento", etiqueta que se ha usado también para las semillas de chía, quinoa, goji o té de maca y que, si bien genera cierta controversia entre los expertos, busca definir las propiedades nutritivas de las bayas.
Almalibre defiende por ejemplo que el açaí es rico en antioxidantes, aporta hidratos de carbono de calidad, proteínas, aminoácidos y ácidos grasos esenciales, además de que es un alimento rico en fibra y ayuda al cuidado de la piel y cabello.
No son los únicos en predicar las bondades de la fruta. En Quirón Salud subrayan sus virtudes para evitar el estreñimiento, mejorar la microbiota intestinal y mejorar la salud cardiovascular. "También es rico en vitamina A, C y del grupo B. Es fuente de calcio y de diversos minerales", apostilla: Además, contiene grasas saludables como los ácidos grasos omega 3, 6 y 9 y grasa monoinsaturada".
El informe de FAO y CIFOR destaca también las fortalezas. "La pulpa tiene una gran cantidad de calorías, hasta 247/100 g. El zumo contiene calcio, hierro, fósforo y vitamina B1. Contiene ácidos grasos beneficiosos como el omega-6 y omega-9 y el nivel de vitamina A es mayor que en muchas otras frutas tropicales", recoge.
Según precisan los autores del informe, "el nivel de proteínas del açaí es similar al de la leche" y las bayas deben su peculiar color lila oscuro a su riqueza en flavonoides, lo que se traduce a su vez en "una alta dosis de antioxidantes".
Que destaque por sus beneficios no significa en cualquier caso que las bayas amazónicas sean un alimento perfecto. Lo recuerda en El País Azahara Nieto, nutricionista, quien anima a poner las virtudes del açaí en contexto: una de sus fortalezas más repetidas son de hecho los antioxidantes, que también pueden obtenerse de frutas cultivadas en España y con menor huella contaminante.
"Además es importante saber que es una fuente alta de grasa vegetal, es calórico", insiste Nieto: "Tiene propiedades nutricionales, pero sin no hay una visión global de la alimentación y el estilo de vida no va a suponer una mejora".
Imágenes | Ella Olsson (Unsplash), Lisa Cyr (Flickr), Ella Olsson (Flick)
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