En los últimos veinte años, un millón de italianos de entre 15 y 39 años han abandonado la zona rural del sur para mudarse a las ciudades del centro-norte. De tal forma que, mientras que áreas como Lombardía y Campania aglutinan la mayor densidad de población, las regiones del centro de la península están cada ves más vacías. Como medida paliativa a esta realidad, son varias las aldeas que desde principios de la década anterior venden casas a 1 euro.
La medida. Decenas de ayuntamientos han recibido en forma de donaciones privadas una serie de casas abandonadas que, posteriormente, ellos mismos han puesto a la venta por el módico precio de 1 €. La propuesta que continúa vigente en pueblos como Bissacia, Mussomeli, Patrica, Sambuca u Ollolai (entre otros) busca seducir a nuevos habitantes para que gracias el valor simbólico de la oferta, decidan establecerse de forma permanente o periódica en estas aldeas con una condición: restaurarlas.
Letra pequeña. Gran parte de las casas ofertadas requieren una reforma integral y/o estructural, así como asumir los gastos notariales que de este proceso se derivan. Además, dependiendo de las condiciones fijadas por cada ayuntamiento, los nuevos compradores deberán realizar un depósito que va desde los 1.000€ hasta los 5.000€. Posteriormente, tendrán que compartir con la administración su plan de remodelación, el cual deberá rondar los 15.000/20.000 euros. Y todo lo anterior deberá ser llevado a cabo en un plazo máximo de tres años.
200 casas vendidas, o al menos esta es la cifra a la que ascendían a finales del verano de 2019, según los gestores de "Case a 1 euro". Esta iniciativa se encarga de recoger el parque de inmuebles disponibles, así como de informar sobre el papeleo que requiere comprar cada una de ellas. No implica lo mismo comprar una casa abandonada que hacerse con un faro. Efectivamente, en Italia también están a la venta estaciones de tren abandonadas y faros.
A pesar de que las cifras son alentadoras y que pueblos como Mussomeli están repletos de andamios, la mayor parte de los compradores tienen la mente en una segunda residencia y no tanto en establecerse de continúo en la zona, lo que se traduce en un incremento del turismo estacional y no tanto en una solución a la despoblación.
No siempre sale bien. La burocracia italiana ha sido uno de los peros que ha dejado a algunos inversores por el camino. Este fue el caso de Marije Graafsma y Ovan Abdullah, una pareja de diseñadores holandeses que compró una vieja casa en Ollolai (Sicilia) y que posteriormente reformó para convertirla en albergue. Y, aunque el negocio parecía funcionar bien, tal y como ellos mismos recogen en su web, la incertidumbre derivada de los plazos burocráticos les ha conducido a cerrar su negocio y volverse a su residencia habitual.
En España, subvenciones. Comunidades como Castilla y León, Aragón, Extremadura o Asturias se sitúan a la cabeza del ranking de las regiones de España que más población han perdido en los últimos 20 años. Así y con la finalidad de incentivar la repoblación de las áreas con menos densidad demográfica, el Estado ofrece ayudas de hasta 10.000 a todos aquellos menores de 35 años que decidan rehabilitar o alquilar una casa en pueblos de menos de 5.000 habitantes.
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