La industria aérea se enfrenta a una crisis que podría llegar a ser peor que la vivida tras los atentados del 11-S. La paralización de una buena parte del espacio aéreo europeo ya se está traduciendo en pérdidas económicas para las principales aerolíneas: Norwegian acaba de declarar la quiebra en Suecia y Dinamarca, Francia y Países Bajos planean el rescate de Air France, España estudia lo mismo para Iberia y Alitalia será nacionalizada.
Situación actual. El mes pasado, los aeropuertos españoles cerraron con un total de 8,13 millones de pasajeros. Una cifra que representa un descenso del 59% respecto al mismo mes del año anterior. Igualmente y en base a los datos de marzo, la caída a nivel mundial se sitúa en torno al 21% respecto a 2019 y las previsiones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) preveen que los ingresos de la industria en 2020 se reduzcan a la mitad respecto al año anterior, lo que supondría unas pérdidas de 290.000 millones de euros.
Distancia física. Prácticamente todos los protocolos de desescalada coinciden en que para mantener a raya el número de contagios y prevenir futuros rebrotes es fundamental mantener una distancia mínima de un metro. Sin embargo y según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, mantener la separación física en los aviones implicaría tener que dejar un tercio del avión vacío y, por ende, vender menos billetes.
Según la IATA, mantener la distancia social podría encarecer el precio de los billetes al menos un 50%, lo que supondría el fin de algunos modelos de negocio low cost. Unas circunstancias que se alinean indirectamente con la idea de vender a las aerolíneas derechos de emisión de carbono para todas aquellas que deseen volar en territorio europeo. Este mecanismo propuesto durante años por activistas y en 2019 por la UE, tiene como objetivo subir los gastos fijos de las aerolíneas lo que, inevitablemente, las llevaría a reducir los precios y minimizar el uso del avión.
¿Es viable? Depende. Dejar vacíos los asientos de las filas del medio de todo el avión equivaldría a llevarlo un tercio más vacío de lo habitual y, aunque es posible, no todos está dispuestos a pagar ese precio. Michael O'Leary, el consejero delegado de RyanAir aseguró al Financial Times que "no pueden ganar dinero con un 66% de los factores de carga" y califica de "idiota" la idea de dejar libre el asiento del medio porque no garantiza una distancia de dos metros.
Otras aerolíneas de bajo coste como Easy Jet aseguran a la BBC que, en una primera fase tras el bloqueo actual, mantendrán la distancia de seguridad ubicando a los pasajeros en los asientos del pasillo y la ventana. Por su parte, Emiratos ya ha comenzado a volar manteniendo la distancia social en sus aviones y a realizar test rápidos entre los pasajeros para asegurarse de que ningún asintomático sube al avión.
Además del uso obligatorio de batas protectoras, mascarillas y guantes para toda la tripulación, la compañía no aceptará equipaje de mano y solo se podrán subir al avión ordenadores portátiles, utensilios de bebé y bolsos. Como medida de precaución tampoco se ofrece material de lectura impreso y los alimentos y bebidas se entregan con un empaquetado especial para reducir su manipulación.
Turismo de proximidad. En 2019, tuvieron lugar 1.500 millones de desplazamientos a nivel mundial y la Organización Mundial del Turismo esperaba que las cifras crecieran entre un 3% y un 4% este 2020. Pero el coronavirus ha cambiado las reglas del juego hasta el punto de que aerolíneas de bajo coste cómo Norwegian ya han declarado la quiebra en Suecia y Dinamarca debido a que los gobiernos de ambos países no han aprobado ningún tipo de cobertura, mientras que la compañía sí ha podido a acogerse al mecanismo de ERTE en España y Noruega,
El probable encarecimiento de los billetes de avión, la restricción del turismo internacional y la sustitución de muchos viajes de negocios por videoconferencias que mantengan la distancia social, nos conduce en el corto plazo, a un turismo de proximidad con aviones y aeropuertos más vacíos.
Más consecuencias. Según los datos que maneja la IATA, se espera que en el mercado europeo caiga el número de pasajeros alrededor de un 59%, en comparación con los datos de 2019. Esto pone en riesgo 6.7 millones de puestos de trabajo y podría tener un impacto negativo en el PIB de toda Europa de hasta 416.000 millones de euros.
Para que hacernos una idea más exacta de las consecuencias que esta situación está teniendo y tendrá a nivel local, la IATA estima que el sector de la aviación deje de aportar 54.800 millones de euros a la economía española, lo que repercutirá en la pérdida de 901.300 empleos.
Medidas gubernamentales. Con el fin de evitar un desastre económico como el anterior, Francia y Países Bajos están preparando un paquete de medidas para salir al rescate de Air France-KLM y Deutsche Lufthansa AG ha comenzado a discutir ayudas con el gobierno alemán. Por su parte, el gobierno italiano nacionalizará finalmente Alitalia, incorporando la aerolínea a las redes de transporte públicas como el ferrocarril estatal. En España, el ministro de Transportes ha asegurado que no dejará en la estacada a Iberia y, ahora, según El Confidencial, la compañía pide 1.000 millones de euros a la banca española, de los cuales un 80% estarían avalados por el estado.
En mitad de este contexto y a pesar de que la propia IATA recomienda que los gobiernos ejecuten medidas de apoyo en pro de sus aerolíneas, RyanAir advierte a la Comisión Europea de que podría emprender medidas legales contra este tipo de ayudas a través de las cuales, en palabras de O´Leary, "los países regalan selectivamente miles de millones de euros a sus ineficientes compañías de bandera".
Imagen: Emirates/YouTube