El SARS-CoV-2 está en los detalles. Está en cosas tan básicas y elementales como ventilar bien una habitación, guardar la distancia apropiada y, por supuesto, en ajustarse bien la mascarilla. Precisamente, esta última es una de las cosas más difícil de conseguir. Basta con dar un paseo por la calle para ver mascarillas sueltas, mal ajustadas o, directamente, mal puestas.
Y, claro, eso es un problema. Porque “el uso universal de la mascarilla es un medio altamente efectivo para frenar la propagación de SARS-CoV-2 cuando se combina con otras medidas de protección", pero solo si se usa bien. Si no, su efectividad cae en picado.
Cómo ponerse mejor una mascarilla (de forma sencilla)
Por ello, el CDC norteamericano lleva tiempo buscando formas sencillas para asegurarnos de que están bien puestas y esta mañana ha publicado un estudio interesante sobre cómo hacerlo. Sus conclusiones son claras (y bastante razonables): al comparar el intercambio de gotas respiratorias entre dos personas en distintas situaciones, se dieron cuenta que el uso de mascarilla doble (una higiénica y una de tela) mejoraba hasta un 90% la eficacia de una mascarilla higiénica en solitario.
Pero, y esto es muy interesante, no tanto porque se mejore el filtrado, como porque ayuda a fijar la mascarilla correctamente. De la misma forma, como se ve en el gráfico superior, los investigadores también aconsejan hacer nudos en las gomas de las mascarillas, usar alguna braga de nylon o sistemas similares.
Es decir, cualquier sistema de fijación que impida que la mascarilla se mueva y deje resquicios por donde los aerosoles y las gotículas puedan colarse, es una manera sencilla de protegerse. Al fin y al cabo, como decía al principio, el SARS-CoV-2 está en los detalles. Concretamente en los detalles que pasamos por alto. Justo como el ajuste de las mascarillas.
Imagen | Mika Baumeister
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