La tendencia es clara, cada vez son más los televisores curvos que se venden, pero ¿qué beneficios ofrecen? ¿Realmente permiten a los espectadores disfrutar de una experiencia más inmersiva que una pantalla plana? ¿Puede una curvatura hacernos gozar más los contenidos que proyectamos?
La inspiración de una televisión curva nace de querer llevar la experiencia inmersiva del cine a casa. Aunque claro, la base parte de las pantallas más modernas, pues el primer formato curvo en el mundo fue el llamado Cinerama (1952) y presentaba un arco de 146° (con un aspecto 2.59:1), que recibían las imágenes sincronizadas de tres proyectores para que los espectadores disfrutaran de las películas de estreno. Claro que las especificaciones del recinto también debían de ser singulares, por lo que se desarrolló el formato Cinemascope, con apariencia 23:9 y que no requería de un complejo sistema que permitiera a los exhibidores reproducir las cintas.
El fundamento de las pantallas curvas en las salas cinematográficas es que el arco de la misma evita la distorsión (en los extremos) de la imagen plasmada por el proyector, pues éste se encontraría equidistante a cada punto de la pantalla. Ello, además de que el brillo y los colores nos permiten ver láminas de mejor calidad; es decir, no hay zonas oscuras o deslavadas sobre la superficie.
Aunque claro, una televisión es una cosa completamente distinta, pues las tecnologías que se conjuntan para ofrecer una pantalla curva son diversas, además de que se deben tomar en cuenta varios factores. Cuestiones con las que comenzaron a trabajar fabricantes como Samsung que, en abril de 2013, presentó la primera pantalla de alta definición curva del mundo: la KN55S9C, que contaba con las características tecnológicas más avanzadas de ese año como, conexión a Internet, comandos de voz y hasta una cámara para poder hacer videollamadas.
Cuando aparecieron las televisiones curvas hubo escepticismos y la aceptación de esta nueva característica por parte de los consumidores parecía ser lenta; sin embargo, los números confirman lo contrario, pues se tiene proyectado que del 2013 al 2019 la demanda de estas pantallas crezca 96.7%, alcanzando un valor de mercado de 8.4 mil millones de dólares.
¿La curva te sumerge en el contenido?
Una de las razones de contar con una pantalla arqueada es que, como ocurriera con el proyector, cada punto de la televisión se encuentra a la misma distancia de los ojos del espectador debido al efecto envolvente de la curva, lo que hace que la mirada se enfoque en la acción al centro de la pantalla provocando que la vista periférica sólo capte aquello que se reproduce, lo que genera una experiencia más inmersiva.
Ahora, cuando se activa la función Auto Depth Enhancer en una pantalla 4K, como la UHD KU6500, de Samsung, se genera un ligero efecto 3D, aunque realmente no lo es. Sin embargo, la curvatura en combinación con esa profundidad de campo aumentada causan dicha percepción en el espectador.
Otro punto que apoya la existencia del arco es que ayuda a que el brillo y los colores que se proyectan en la pantalla se concentren para producir un contraste mayor en las imágenes, lo que las hace más disfrutables, pues los ojos se encuentran a la misma distancia de cada punto de la televisión.
El placer que generan las curvas
De acuerdo con una investigación realizada por neurocientíficos de la Universidad de Toronto, Canadá, y difundida a través de la publicación New Scientist, las curvas estimulan nuestros centros de placer en el cerebro. Oshin Vartanian y su equipo de trabajo llegaron a esta conclusión cuando pidieron a un grupo de personas decir si les gustaban algunos objetos, electrónicos (incluidas las TVs) y muebles dentro de una habitación: la mayoría indicó sentirse más atraído por las superficies redondeadas.
En el caso de estas televisiones, el tamaño sí importa
Hay que decir que en cuestiones de pantallas curvas el tamaño sí importa, pues para que la percepción de inmersión funciones mejor, es necesario que la televisión supere las 40 pulgadas. A partir de esta medida, la tele se puede “doblar” con radios (R) que los fabricantes manejan de los 3,000 a los 4,200 milímetros, aunque en el mercado seguramente encontrarás opciones más o menos arqueadas. ¿Cuál debes elegir? Bueno, todo dependerá de las dimensiones de la habitación donde la colocarás y la distancia a la que estará ubicado tu asiento.
Tomemos el ejemplo de la televisión que mencionamos previamente: la UHD KU6500; en el caso de la pantalla que tiene 65 pulgadas, Samsung considera que para disfrutar de una mejor experiencia, su radio debe ser de 4200R y debes colocarte a una distancia aproximadamente 4 metros. El lugar donde se encuentra el llamado sweet spot. Considera que entre más pequeña es la pantalla, menor será el radio de su curvatura y, por lo tanto, deberás colocarte más cerca de ella para disfrutar de una mayor inmersión visual.
Cabe mencionar que para que la experiencia sea más inmersiva también importa la altura y la inclinación en la que será colocada la pantalla; sin embargo, una última ventaja que hay que destacar en estos aparatos es que gracias a la curvatura, los reflejos laterales y la distorsión trapezoidal de la imagen a causa de la forma rectangular de las pantallas planas se reducen.
Obviamente, no hay nada mejor que la experiencia propia, así que ¿por qué no ir y tomar asiento en el sweet spot de la que podría ser tu siguiente pantalla para disfrutar contenidos de una manera más inmersiva?