China da un paso atrás en el proyecto de cable submarino Sea-Me-We 6. Así lo ha avanzado Financial Times, que asegura que en un escenario complejo —marcado por tiranteces entre Washington y Pekín a las que no es ni mucho menos ajeno el sector tecnológico— dos de los grandes grupos de telecomunicaciones del gigante asiático han decidido apearse de la iniciativa. Y como siempre que el protagonismo recae sobre las dos potencias, el impacto de la decisión va mucho más allá de la propia infraestructura para abrirse a una lectura geoestratégica importante.
Por eso precisamente vale la pena bajar al detalle.
¿Qué ha pasado? Que China ha recortado de forma muy relevante su participación en Sea-Me-We 6, un proyecto de cable de Red que quiere conectar Asia con Europa Occidental. Para ser más precisos dos de sus principales grupos del ramo de las telecomunicaciones, las empresas China Telecom y China Mobile, decidieron retirar su inversión combinada del 20% el año pasado. En el consorcio que impulsa la infraestructura reconocen que la participación de las compañías chinas es “importante", si bien matizan a renglón seguido: "pero no crítica".
El movimiento se habría dado después de que el consorcio Sea-Me-We-6, que integra a Microsoft, Orange o Telecom Egypt, se decantase por la estadounidense SubCom para construir la línea en vez de Hengtong Marine, el mayor fabricante de cables de alimentación y fibra óptica del gigante asiático. Sí se mantendría China Unicom, empresa estatal mucho más pequeña, con una participación que no se ha concretado. La información la avanzaba esta semana el diario Financial Times tras contactar con varias fuentes próximas al proyecto y sus novedades.
¿Qué es Sea-Me-We 6? Un sistema de cable submarino de Internet de aproximadamente 19.200 kilómetros que enlazará varios países entre Singapur y Marsella, en Francia. Detrás tiene a un consorcio que aspira —precisa Submarine Cable Networks— a ofrecer una de las latencias más bajas entre el Sudeste Asiático, Medio Oriente y Europa Occidental, transfiriendo más de 100 terabytes por segundo. El coste del proyecto ronda los 500 millones de dólares.
"Con más personas trabajando y viviendo de forma remota, ayudará a todas las partes a brindar un acceso de banda ancha más rápido a los usuarios a lo largo de esta superautopista de datos multirregional", destaca Yue Meng Fai, del comité de gestión de Sea-Me-We 6. Su construcción ya ha arrancado y el objetivo es que esté concluido y listo para entrar en servicio a lo largo del primer trimestre de 2025, conectando varios países de Asia y Europa pasando por Malasia, Bangladesh, Sri Lanka, Maldivas, India, Pakistán, Yibuti, Arabia Saudí y Egipto.
¿Cuándo salta la noticia? Pues un año después de que la estadounidense SubCom anunciase que había alcanzado un acuerdo con el consorcio Sea-Me-We 6 e iniciaba su implantación. La compañía avanzaba entonces que usará cable SL17-SDM, que admite hasta 24 pares de fibra (FP) y que el proyecto se dividiría en tres segmentos: uno submarino de Tuas (Singapur) a Ras Ghareb (Egipto), otro por tierra hasta Port Said (Egipto) y un tercero también sumergido que se extenderá hasta Marsella, en Francia. Al menos por entonces el consorcio internacional lo integraban las firmas BSCCL, Bharti Airtel, Dhirragu, Djibout Telecom, Mobily, Orange, Singtel, Sri Lanka Telecom, Telecom Egypt, Telin, TM y TWA.
¿Y el contexto geopolítico? Resulta igual de relevante para apreciar adecuadamente el telón de fondo. Si bien amagaron con distenderse durante la cumbre de Indonesia, en noviembre pasado, en la que coincidieron Joe Biden y Xi Jinping, las relaciones entre Washington y Pekín son cuanto menos delicadas.
A la guerra comercial, la más reciente "de los chips" y las tensiones derivadas de los conflictos de Ucrania y Taiwán se añadía hace solo unos días el encontronazo causado por la detección —y posterior derribo— de un supuesto globo espía chino en Montana. El episodio frustró casi "in extremis" la que habría sido la primera visita de un alto cargo de la administración estadounidense a China en años.
¿Es importante el cable? Sí. Al igual que el resto de cientos de conductos similares que conectan continentes a la Red, es una infraestructura estratégica. Y precisamente por esa razón puede verse afectada por la seguridad nacional. Según precisa Financial Times, alrededor del 95% de todo el tráfico intercontinental de Internet, lo que incluye datos, videollamadas o correo electrónico, se canaliza a través de más de 400 cables submarinos extendidos a lo largo de 1,4 millones de kilómetros. Esa función confiere además un rol clave a sus estaciones.
¿Es la primera vez que ocurre? Sea-Me-We 6 no es el primer proyecto de su tipo que se ve marcado por la geopolítica. En 2020 el gobierno de Donald Trump estudiaba vetar el tramo del conducto submarino Pacific Light entre su territorio y Hong Kong por miedo a que China pudiera robarle datos. Tampoco es el primero que pone claramente de relevancia la importancia estratégica de estos cables.
El riesgo que preocupa a los expertos es que las sospechas mutuas entre Pekín y Washington deriven en un desacoplamiento de la infraestructura, con las empresas estadounidense y China invirtiendo en diferentes sistemas. "El peligro de fragmentación es grande", reconoce April Herlevi, experta del CNA.
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