El mercado inmobiliario es uno de los que más dinero mueve, pero muchos edificios ya tienen dueño. No ocurre lo mismo en los mundos virtuales, recién creados y donde los lugares más emblemáticos todavía están disponibles y a un "módico precio". Una de las iniciativas englobadas dentro del popularmente conocido metaverso es la de Next Earth, una plataforma alemana donde han creado una copia de la Tierra, han dividido el mapa en parcelas virtuales de 100 metros y lo están poniendo a la venta.
Ahora estas copias virtuales de las ciudades están empezando a atraer inversores, dándose el caso que unos pocos usuarios son dueños de gran parte de los edificios de una ciudad. Este tipo de plataformas, basadas en blockchain, han mejorado su aspecto con el paso de los años, pero se basan en una idea muy vieja.
Hay gente pagando por nuestras casas, pero no le sirve de nada
El fenómeno okupa tiene como consecuencia que se está invadiendo nuestra propiedad, pero con una presencia física. En cambio, la compra de nuestras casas en los mundos virtuales no tiene repercusión alguna para nosotros.
Por el momento, una persona podría comprar nuestra casa en un mundo virtual. Y en otro mundo virtual tendría otro dueño. Así como tantas veces estén dispuestos a gastar su dinero. Pese a que es evidente que no tiene implicación legal, porque no hay ninguna administración pública que lo sustente, hay inversores que están pagando importantes cantidades de dinero en estos mundos virtuales.
Next Earth funciona con MATIC y los edificios más famosos de cada ciudad tienen un precio muy elevado. Como en la mayoría de plataformas, se trata de un "precio ancla" para potenciar la compra e intentar que vaya aumentando el valor del resto de parcelas. Una rueda que gira que impulsa la reventa; justo lo que pretenden conseguir estas plataformas de NFTs.
Next Earth es una plataforma completa y cuyos NFT pueden ser revendidos en OpenSea, pero como ya hemos explicado en anteriores ocasiones, un NFT no otorga derechos asociados. Por tanto, tener el NFT de tu casa no significa que vayan a tener ningún tipo de influencia.
Uno de los deseos de estas plataformas es que en el futuro, si las gafas de realidad aumentada se popularizan, puedan aprovechar estos NFTs para construir anuncios virtuales asociados a localizaciones. En ese supuesto caso, los dueños de cada casa virtual podrían cobrar un alquiler a las marcas que quisieran anunciarse ahí. Una promesa demasiado lejana todavía.
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