La robótica ha dado un salto bastante notable en los últimos años y no paramos de ver cómo los ingenieros desarrollan ideas en todos los ámbitos y formas, desde la creación de asistentes domésticos hasta llegando a lo antropomórfico y a los robots sexuales. Pero una de las ramas de las que vemos cada vez más creaciones es la biorobótica, es decir, los robots animales, a los que se une un nuevo robot salamandra.
Se trata de la creación de un grupo de científicos de la École polytechnique fédérale de Lausanne (en Suiza) según cuenta Wired. Un robot creado a partir de impresión 3D que logra emular de manera casi idéntica el desplazamiento de este anfibio que como decimos pasa a engrosar la lista de estos curiosos autómatas con morfología animal. Pero, ¿para qué sirven estos robots?
Rayos X y 3D para una salamandra con motores
En el caso del robot salamandra, los científicos han estado observando el andar de este animal (concretamente el gallito (Pleurodeles waltl) mediante rayos X determinando hasta 64 puntos de referencia a lo largo del cuerpo del animal. Esto sirvió para "traducir" el movimiento biológico al electrónico en un total de once segmentos y 27 motores, un número menor que el que tienen las salamandras de carne y hueso al determinar el número mínimo de partes motorizadas necesarias para reproducir el movimiento.
El resultado es bastante impresionante con respecto al detalle en el que logra imitar el movimiento, pero ¿cuál es su utilidad en la práctica? Según explica Auke Ijspeert esta creación puede ayudar a conocer mejor las conexiones y movimientos de la columna vertebral y el resto del cuerpo, cuya aplicación podría verse tanto en los estudios evolutivos como en las terapias para personas amputadas y pacientes parapléjicos.
La imitación del movimiento de la salamandra nos da una mayor percepción de cómo funciona la columna vertebral y cómo interactúa con el cuerpo.
Récords de velocidad también para el guepardo robótico
Uno de los animales que suele sonar cuando hablamos de velocidad es el guepardo (con permiso del rabihorcado), y de hecho es el animal terrestre más rápido alcanzando velocidades de hasta 115 km/h en sus carreras. No es tanta la velocidad que alcanza su imitación electrónica, pero el robot guepardo de Boston Dynamics (Cheetah robot) también se lleva el título del más rápido del mundo en cuanto a robots, sobrepasando los 45 kilómetros por hora (y robándoselo al que alcanzó un robot del MIT en 1989 con 21 km/h).
El resultado no es tan hipnótico como el correr del veloz felino, pero resulta llamativo ver cómo toda la circuitería soporta los "pasos" que las patas electrónicas dan sobre una cinta y poco a poco va alcanzando la velocidad máxima. El objetivo es que la próxima versión (WildCat) pueda funcionar sin cable, y en este caso, teniendo en cuenta que se encuentra dentro del programa Maximum Mobility and Manipulation de DARPA (Defence Advanced Research Project Agency), su utilidad estaría enfocada para la realización de tareas militares y de defensa.
Los perros eran imprescindibles
Quizás al hablar de robots con forma de animal te venga a la cabeza aquel robot de apariencia simpática que presentó Sony: el AIBO. Un robot en forma de perro del que se vendieron más de 150.000 unidades y que, una vez finalizado el servicio técnico, dio lugar a que hubiesen incluso funerales (por supuesto, en Japón). Justo ayer sabíamos de la intención de Sony de fabricar un robot "capaz de transmitir amor y afecto", pero no sabemos si de nuevo tendrá forma canina u optarán por otra imagen.
Otro perro (aunque hemos de echarle algo más de imaginación) es el que desarrolló de nuevo la firma Boston Dynamics. BigDog, que así es como se llama este robot de unos 75 centímetros de altura y alrededor de 1 metro de longitud, es un todoterreno que puede andar, correr, saltar e incluso escalar cuestas, gracias a sus fuertes patas articuladas que absorben la energía del impacto y la reciclan para los siguientes pasos.
El uso aquí es casi más bien opuesto al de AIBO y similar del del robot guepardo: de nuevo se trata de una iniciativa de DARPA (el primer BigDog) que posteriormente desarrolló el laboratorio de investigación de la Armada norteamericana. Este robot es capaz de correr a unos 6,5 km/h, subir cuestas de 35 grados, cargar más de 150 kilogramos de peso y atravesar agua y nieve.
Más animales de la mano de Suiza: turno para las lampreas
Volvemos a hablar de anfibios (al menos a priori) y de Auke Ijspeert y su equipo, en cuyo currículum también figura el Amphibot. Un robot que busca imitar en esta ocasión el movimiento de las lampreas y otros animales similares y que como veremos a continuación lo logra en gran parte. Aquí lo vemos echando una carrera con un nadador (humano):
El objetivo en esta ocasión también tenía varias metas, como vemos en la publicación de la Escuela de Laussane. Por un lado buscaban construir un robot apto para realizar tareas a distancia en un entorno acuático, y por otro de nuevo se trataba de una manera de investigar el movimiento y las conexiones anatómicas en los animales. El Amphibot lleva ya tres generaciones y están desarrollando la cuarta, que forma parte del proyecto Envirobot del programa Nano-Tera.
Medusas, ¿por qué no?
Puede que los robots que hemos mencionado hasta ahora emulen animales que te causen al menos cierta simpatía, pero el siguiente quizás no te cause el mismo sentimiento. En Festo tuvieron la idea crear un robot que imitase el llamativo desplazamiento de las medusas, con una estructura que lograba, además de imitar el movimiento, una similitud bastante conseguida en cuanto al aspecto de este invertebrado tan poco querido en los litorales.
¿Y por qué una medusa? Bien, en este caso en Festo pensaron que se trataba de una manera de poner a prueba la eficiencia de los sistemas en el entorno acuático. Por ejemplo, a la hora de recoger datos de zonas a las que es complicado llegar, al poder comunicarse con un smartphone y mostrar los datos.
Hablemos de los monos espaciales
Si los humanos tenemos androides, ¿por qué no crear robots a imagen y semejanza de nuestros primos hermanos? Algo así debieron pensar en la Universidad de Bremen cuando idearon la construcción del iStruct Demonstrator (Charlie para los amigos). Un simio robótico creado con el fin de investigar localizaciones de acceso complicado, tanto como el propio espacio exterior.
Así, la idea es que sirva para investigar cráteres de profundidad y pueda proporcionar información del lugar y las condiciones. Este robot cuenta con hasta 60 sensores para detectar presión, temperatura, distancia, aceleración y otros parámetros, localizados en lo que serían los "pies".
El salto del canguro, versión robot
¿Habéis visto la película "Kingsman: servicio secreto"? Si no, además de aprovechar para recomendarla, nos referimos a ella por el peculiar desplazamiento que tiene uno de sus personajes, Gazelle, dado que nos recuerda bastante a la forma que tienen las patas del simpático robot canguro, de nuevo de la mano de Festo.
En este caso se imita el salto de estos marsupiales, un movimiento bastante eficiente teniendo en cuenta los terrenos por donde se mueven, utilizando el mismo principio de reciclaje energético que veíamos en el BigDog. Aquí de hecho se buscaba crear un precedente en cuanto a la eficiencia y la reutilización energética en las máquinas con sistemas neumáticos y eléctricos.
Mejor que un dron, un murciélago
Quizás al hablar de vigilancia pensemos antes en un búho o algún otro animal que destaque por su visión nocturna, pero en esta ocasión los científicos tomaron el murciélago como ejemplo. Se trata de un equipo de la Universidad de Illinois que creó el Bat robot con partes impresas en 3D.
Estos murciélagos artificiales están dotados de seis sensores DOF IMU y un microprocesador que los hacen capaces de ser unos buenos vigilantes, con ventajas de hecho sobre los cuadrucópteros que hemos empezado a ver desde hace tiempo. Según explican los ingenieros pueden ser más seguros que éstos al causar menos daño ante una colisión y carecer de hélices.
La naturaleza es sabia: imitémosla
Queda pues mucho por ver en la robótica referida a la imitación de los animales viendo que son numerosas las iniciativas en este sentido y que la mayoría de proyectos siguen evolucionando para mejorar las versiones previas o mirando a nuevas vías de investigación. Cada vez, además, vemos que se afinan más esos movimientos logrando resultados tan buenos como el de la salamandra o la lamprea.
Además de poder llegar a rincones inexplorados o de difícil acceso, es muy interesante el hecho de que parte de estos proyectos puedan ayudar a desarrollar mejores soluciones para pacientes de enfermedades y lesiones del aparato locomotor. Así, no sabemos qué otros animales veremos en un futuro próximo, pero para acabar os dejamos con este vídeo en el que vemos un uso alternativo al BigDog de Boston Dynamics, algo más lúdico que lo previsto para este robot.
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