Regalar en lugar de vender. Así es como funciona Gratix, una aplicación que se puede encontrar desde hace dos meses en el catálogo de la App Store y de Google Play. Se trata de una plataforma que, según su fundador, está predispuesta a revolucionar los hábitos de consumo de nuestra sociedad. En una era en la que el mercado de segunda mano está cada vez más extendido en todo el mundo, surgen alternativas a las opciones que ya todos conocemos como Wallapop, Chicfy o Vibbo. La nueva filosofía de Gratix es regalar lo que no se usa y pedir lo que se necesita. El gran desafío que tienen por delante no es sólo convencer a la gente de que use su aplicación, sino también el cómo monetizarla.
Para hablar de las ventajas y desventajas de Gratix, es necesario conocer su funcionamiento. Y es que esta aplicación se basa en un sistema de trueques en diferido, una plataforma para que los usuarios puedan regalar lo que no usan y “desear” lo que necesitan. Es decir, si una persona precisa algo que tú tienes, puedes regalárselo sin recibir nada a cambio y conseguir puntos. De esta manera, también podrás pedir tú otros objetos si cuentas con suficientes puntos. Tampoco se trata de un intercambiador de bienes, ya que esto implicaría dar y recibir algo. El objetivo de la aplicación es allanar el terreno para las ocasiones en las que no se necesita nada y se quiere dar una segunda vida a las cosas que ya no se necesitan.
Carmen Valor, experta en Consumo y profesora de Economía en la Universidad Pontificia de Comillas, razona sobre la idea que hay detrás de muchos de estos regalos: "Tenemos tantos problemas de espacio normalmente en las familias que que alguien te libere de esos bienes puede ser una gratificación en sí misma. Aunque no recibas dinero, el hecho de desalojar los objetos de tu salón o trastero es una manera de compensarte".
Desde Gratix señalan que uno de los objetivos de su aplicación es la lucha contra el cambio climático. "El consumo es el arma más poderosa que tenemos para cambiar el mundo. La gente dice estar preocupada por el cambio climático, pero luego nuestras acciones no están alineadas con esos valores”, afirma su CEO y fundador, José María García. En este punto, Valor coincide en que “si extendemos la vida útil de los bienes, la mayoría del impacto en el medioambiente solo se produciría en el transporte del bien. Cuanto más extendamos la vida útil, menos impacto creamos". Y agrega: "Lo cierto es que los datos apuntan a que los vertederos ya no dan más de sí". Pero la experta también incide en los desafíos que la compañía va a tener si quiere crear una red lo suficientemente grande para cambiar esos “hábitos” de los que hablan en Gratix.
Riesgos derivados de una aplicación basada en el altruismo
Actualmente, la aplicación no cuenta con publicidad a la hora de acceder a la plataforma y aún es una incógnita el modelo de negocio de la empresa. José María García explica que aún están barajando varias vías de obtener beneficios. Una de ellas ya se ha implementado, y consiste en la puesta en marcha de un servicio de envíos en colaboración con la empresa de paquetería Koiki.
Con este sistema, Gratix adquiere una pequeña comisión del precio del envío —que paga quien recibe el regalo para poder recibirlo en su domicilio— por la gestión a través de su plataforma. "Ahora mismo nos centramos en lo que necesitan los usuarios. Estamos contemplando la posibilidad de ofrecer servicios más avanzados de la aplicación por los que quizás nuestros usuarios querrían pagar", señala García, quien aún no revela los planes de Gratix en materia de financiación.
Uno de los retos a los que Gratix va a tener que hacer frente es el aprovechamiento ajeno. "Al haber altruismo, también puede haber picaresca. Podría suceder que una persona se haga con objetos gratis y luego los venda en su tienda de segunda mano", explica Valor. En esta línea, desde la aplicación no explican qué controles siguen para controlar este tipo de situaciones. Apelan al sistema de puntos que han diseñado: "Llega un momento en el que si no regalas, no tienes puntos para recibir más regalos".
Además, Valor incide en los riesgos civiles que podrían derivarse de estos intercambios. "Si te regalo un tostador que no funciona bien y te provoca un cortocircuito en tu casa no está claro quién tiene la responsabilidad", comenta. En este sentido, desde la compañía afirman que ellos solo son “una herramienta de comunicación que pone en contacto a los usuarios y que no puede validar lo que ocurra entre particulares”.
También habría que controlar casos fraudulentos o usuarios que regalen objetos pero que, en realidad, están intentando ocultar una venta. Ya hemos visto casos de este tipo en páginas webs como Milanuncios o similares, donde es común encontrar mensajes como este: "Vendo boli bic por 50 euros y regalo una entrada para…". Además, también es una incógnita el uso que las tiendas y empresas harán de esta aplicación para dar visibilidad a sus productos o a sus marcas.
Hasta el momento, la aplicación funciona entre particulares y fundaciones, pero la idea de que las empresas comiencen a hacer uso de la aplicación no es descabellada. "El problema surge cuando esas empresas utilicen la plataforma para promocionar sus productos o para hacer publicidad", señala Valor. Algo que la compañía no considera un problema: "Si hay una empresa que tiene productos en buen estado y los quiere regalar, no vemos problema mientras el resto de la comunidad lo acepte. En el momento en el que veamos algo que se salga de los valores de la aplicación, ya sea por publicidad o promociones, entonces quitaremos esos artículos", explican desde la aplicación.
El futuro de Gratix y cómo la sociedad hará uso de la aplicación aún está por ver, al igual que los métodos que van a utilizar para superar estos retos y establecer un modelo de negocio sólido. Con poco más de dos meses de vida, la organización ya piensa en ampliar sus servicios a más países donde este tipo de hábito de "regalar" pueda calar.
A pesar de las incógnitas y los desafíos, la experta se muestra positiva en que aparezcan iniciativas que favorezcan la reutilización de bienes: "La tendencia a la circularización se está extendiendo en las nuevas generaciones. Este tipo de aplicaciones acercan a la gente, nos entrenan a ser generosos, desplazan la atención de que todo tiene un precio, generan vínculos y fortalecen el tejido social", concluye Valor. Habrá que ver hasta qué punto las empresas no busquen el beneficio propio más allá del bien común.
Imágenes | Gratix
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