Hace apenas unas horas os hemos ofrecido los datos en crudo sobre el LG Cinema 3D OLED. Durante su presentación en Mónaco pudimos pasar un rato más largo con él del que tuvimos oportunidad en CES y estas son nuestras impresiones sobre el terreno.
Antes que nada, confirmar que la tecnología de panel OLED es, casi con toda probabilidad, el futuro estándar para las pantallas domésticas aunque ahora sus precios sean desorbitados. La calidad de imagen de este nuevo televisor es espectacular, sobre todo en lo que a contraste, colores y ángulo de visionado se refiere.
Los colores y nitidez de movimiento de los que es capaz el LG Cinema 3D OLED son dignos de verse y dejan muy atrás a los LCD o LED actuales. También es cierto que los vídeos promocionales que ponen en estos equipos están pensados ex-profeso para que se muestren con toda su espectacularidad. Habrá que esperar a ver cómo le sienta al OLED el cine o los eventos deportivos.
Un detalle que probablemente tengan que ajustar en el futuro será la resolución. El 4K se acerca y su diferencia con el Full HD es muy grande, por lo que es probable que en unos años los OLED tengan que subir el listón hasta los 2160p.
Cuando vimos el LG Cinema 3D en CES nos quedamos con una duda, y era cómo habían resuelto los ingenieros de la coreana la base. En Mónaco hemos podido comprobarlo y la solución es, cuanto menos, extraña. La pantalla se apoya en una base metálica con una peana de metacrilato sobre la que reposa la pantalla sujeta mediante dos piezas metálicas. Probablemente no sea la base más estética del mundo, pero no está mal.
Lo extraño viene derivado de su sistema de conexiones. LG se ha sacado de la manga una pareja de cables propietarios de fibra que son los encargados de llevar los datos desde la base y toda su circuitería y conexiones hasta la pantalla. La razón de esta configuración es que el usuario pueda montar la pantalla en la pared mediante un soporte Vesa, dejando la base cerca.
Los cables son transparentes y bastante finos, pero los acompaña un tercer cable de corriente bastante grueso y negro. En LG nos comentan que sacarán una versión de ese cable también transparente, aunque no acabamos de entender cómo puede hacerse un cable transparente capaz de portar corriente.
En cualquier caso, tampoco nos han convencido mucho los acabados de la base, sobre todo los de los botones de la izquierda. No es que estén mal hechos, pero con un televisor que va a rondar los 8.000 euros en el mercado esperábamos unos acabados perfectos y un sistema de conexión para pared algo menos lioso y menos soviético en su diseño. Casi parece como si en LG hubieran tenido que desarrollar una base a toda prisa para su nuevo panel. En calidad de imagen, eso sí, es un televisor casi perfecto.
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