Generalmente solemos ver el premio a mejores efectos especiales por parte de la Academia para películas de ciencia ficción, ambientadas en el espacio o con criaturas que hay que crear a ordenador. No ha sido así este año, '1917' se ha llevado el Oscar a mejores efectos especiales, una película ambientada en la primera Guerra Mundial con un espectacular (y falso) plano secuencia que dura todo el largometraje.
Una de las cosas que más se ha destacado de '1917' desde su estreno es el enorme plano secuencia por el que se compone la película entera. Desde el primer minuto hasta el final de la película tenemos la impresión de que la cámara no para de grabar, dos horas de película sin descanso. Todo ello acompañado de minas, balas y explosiones por todos lados. El despliegue técnico para conseguir eso ha sido meritorio de varios Oscar.
'1917' competía con 'Avengers: Endgame', 'El Irlandés' y 'Star Wars: The Rise of Skywalker' entre otras, pero finalmente se ha llevado el Oscar en esta categoría. No ha sido '1917' la ganadora en sí del Oscar, sino los responsables de los efectos especiales de esta película, que son Guillaume Rocheron (gano previamente otro por 'Life of Pi'), Greg Butler (nominado previamente por una película de Harry Potter) y Dominic Tuohy (nominado previamente por dos películas de Star Wars).
Mantener la ilusión de que es una sola escena
Cuando vemos la película tenemos la sensación de que está grabada sin cortes, en un sólo plano secuencia. La realidad es bien distinta, hay decenas de planos y cortes de cámara que, con un poco de truco, se pueden juntar para simular un sólo plano. Es lo que ha hecho Sam Mendes en esta película ambientada en la primera Guerra Mundial, que según contó en NYT hay más de 60 escenas distintas y la más larga dura unos siete minutos sólo. Con fondos oscuros, objetos de por medio y movimientos rápidos se ha conseguido juntar todas las escenas para parecer una sola.
No solamente hace falta hacer uso de estos trucos para "cortar y juntar" escenas, sino que se requiere de ajustar correctamente los cambios para no perder la sensación de estar viendo una sola toma. Además de grabar en condiciones ambientales lo más similares posibles, se requiere de correcciones de color y luz o elementos visuales creados por ordenador. Eso ha sido en parte tarea del equipo de efectos especiales, que ha tenido que juntar y combinar espacios distintos manteniendo un mismo estilo.
Behind the scenes of 1917 pic.twitter.com/gOp4Ef1oZO
— Eyes On Cinema (@RealEOC) January 11, 2020
Por otro lado (aquí vienen algunos spoilers), en la película hay diversos sujetos y espacios creados directamente por ordenador. La pelea inicial entre los perros, el avión que acaba derrumbado o por ejemplo uno de los soldados que cae al rio, que fue creado por ordenador. ¿Por qué? Resulta que el rio y la ciudad están en lugares distintos en la realidad, el rio es en realidad un parque acuático mientras que la ciudad fue construida a kilómetros de distancia. El equipo de efectos especiales se encargó de combinar ambos lugares en uno solo con un soldado que cae sobre una colchoneta y no al agua.
Todo milimétricamente planeado antes de la puesta en escena
Conseguir todo lo anterior supone tener una buena preparación antes de grabar. En películas donde no se busca hacer largos planos secuencia es más fácil arreglar en postproducción errores de la grabación, ya que son escenas cortas y no afecta a toda la película. Aquí sin embargo todo debía parecer una sola escena, por lo que modificar demasiado una de las escenas podía implicar que se notase que son escenas separadas. La preparación fue meticulosa antes de grabar cualquier escena.
Go see 1917 in a theater. Full stop. pic.twitter.com/bUwmvJSqbV
— One Perfect Shot (@OnePerfectShot) January 11, 2020
El equipo preparó decenas de maquetas en miniatura con las que ajustaron las luces de las escenas por ejemplo. Pero sobre todo sincronizaron tiempos y espacios. Es decir, los espacios debían ser del mismo tamaño que lo que iban a durar los actores en moverse, que lo que iba a durar la escena. Una coreografía y sincronización descomunal entre director, equipo de fotografía y equipo de efectos especiales entre tantos otros. Prácticamente la película estaba planeada al completo antes de ser grabada.
Lo que mejor ha hecho '1917' frente a sus competidores en el Oscar a mejores efectos especiales es precisamente hacer invisibles estos efectos especiales. Todo parece real, no notas actores rejuvenecidos como en 'El irlandés' ni está grabada en mundos imaginarios como los del universo Marvel o Star Wars. Es lo que ha recompensado este año la Academia, unos efectos especiales que consiguen justamente su propósito: dar la sensación de realidad a algo no real.
Más información | Universal
Ver 5 comentarios