El teletrabajo ha traído consigo incontables beneficios: no lidiar con atascos de tráfico o tener que coger el transporte público para acudir a la oficina, una flexibilidad y conciliación laboral nunca antes vista (donde sí, se puede poner una lavadora o cuidar de tus hijos mientras se trabaja) o incluso poder usar ropa cómoda. Sin embargo, no todo son bondades, la gente está trabajando más duro y más tiempo para compensarlo.
Y no sólo eso, las personas han empezado a trabajar estando enfermas. Los días de enfermedad solían significar descansar y no ir a la oficina. Pero, desde que ya estás en casa, ¿por qué tomarse un tiempo libre? La gran pregunta que surge es la siguiente: ¿Cuánto de enfermo tienes que estar para realmente parar de trabajar aún teletrabajando?
Hola al teletrabajo, adiós a descansar. Antes de que esta modalidad se instaurara como lo ha hecho después de la pandemia, la elección para los empleados era bastante simple: continuar a pesar de sentirse mal e ir a la oficina, o quedarse en casa y no trabajar por un día o dos. La primera brindaba al trabajador la posibilidad de mantenerse al día y, como no, complacer al jefe de turno. La segunda, quizás te ahorraba una semana de malestar por atajar el problema a tiempo.
Ahora las cosas han cambiado. Si bien una gripe puede ser motivo para no coger un metro por la mañana, para los teletrabajadores puede ser tentador continuar enviando correos electrónicos y realizar tareas mientras tosen en el sofá, en lugar de tomarse un descanso.
Caída de las bajas laborales. El fenómeno ha quedado plasmado en cifras. En Reino Unido, el ausentismo por enfermedad alcanzó mínimos históricos en 2020. Según publicó el periódico Financial Times, se redujo del 3,1% en 2015 al 1,8% en 2020 el tiempo de abstención laboral por una enfermedad. Y una encuesta de Estados Unidos concluye que dos tercios de su población se ahorrarían pedirlo si la enfermedad fuera leve y que se sienten obligados a fichar de forma remota.
La tendencia. La gente siempre ha trabajado estando enferma. De hecho, el ausentismo por enfermedad ya estaba disminuyendo antes de la pandemia, tanto en EEUU (que no tiene baja por enfermedad remunerada obligatoria a nivel nacional) como en Europa (donde muchos países sí la tienen). Pero ahora esa tendencia ha continuado, incluso cuando la situación se ha estabilizado. El teletrabajo ha permitido a los griposos abrir sus portátiles y trabajar desde la cama, lo que hace que saltarse las bajas por enfermedad a favor del presentismo sea más fácil que nunca.
Un dolor de garganta, migraña o una intoxicación estomacal eran antes motivos de baja, pero ahora se lidia con estos problemas por vergüenza, miedo o por el mero hecho de que es difícil justificarlos.
¿Qué dice la ley? Que no hay motivo alguno por el que un trabajador debería hacer caso omiso de las bajas laborales por el mero hecho de estar en casa. De hecho, el método de pedir una baja sigue siendo el mismo que en la modalidad presencial. Sin embargo tal y como apuntan varios expertos en este artículo de EL PAÍS, pese a que haya menos solicitudes, también hay algo novedoso: para las empresas es más difícil comprobar que sea dicha enfermedad sea verdad. "Como es en el espacio doméstico, y viene protegido por la Constitución, existe la complicación de que no se puede pasar al lugar de trabajo por proteger el derecho a la intimidad".
Es algo malo. Tanto para el trabajador como para la empresa. Y es que hay múltiples razones por las que podría ser mejor hacer una pausa adecuada para recuperarse. Los datos han demostrado que trabajar mientras se está enfermo conduce a un peor desempeño laboral. La investigación también sugiere un vínculo entre no tomar días por enfermedad y un mayor riesgo de depresión. Un estudio de 2022 mostró que trabajar desde casa por estando malo hizo que los trabajadores se sintieran más culpables que si se hubieran tomado el día libre. Además, podría provocar más agotamiento.
Un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) publicado en 2021 expone que las bajas desde el estallido del coronavirus hasta aproximadamente un año después fueron menores en cantidad, pero mayores en duración.
Pero ojo. Sí, es cierto que las personas ya no van a trabajar con síntomas y propagan enfermedades, contagiando a sus compañeros de oficina. Y el obstáculo de decidir si trabajar mientras está enfermo es menor, porque ahora puede simplemente trabajar desde casa mientras está enfermo. Pero hay un ciclo negativo, ya que cuanto más te esfuerzas, menos te recuperas y menos eres capaz de concentrarte.
Estos "enfermos silenciosos" perjudican su salud y la de su empresa. Los expertos dicen que tanto los jefes como los trabajadores deben detenerse y pensar las implicaciones sobre la productividad, la cultura empresarial y el bienestar, antes de que se convierta en una práctica arraigada.
Imagen: Pexels
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