Corren malos tiempos para las cosas muy muy longevas. Si hace unas semanas os contábamos que lo que tienen en común la mayoría de los supercentenarios es "el error y el fraude", ahora es el Universo el que tiene problemas con su partida de nacimiento.
Ahora, nuevas metodologías que pretenden poner en valor la utilidad de las lentes gravitacionales para calcular la expansión del universo pueden cuestionar la edad del universo. No mucho, no os preocupéis: solo un par de miles de millones de años. Pero lo suficiente para darnos cuenta de todo lo que desconocemos sobre el cosmos.
¿Cómo sabemos qué edad tiene el Universo?
En 1929, Edwin Hubble y sus colegas llegaron a la conclusión de que el Universo se estaba expandiendo. Y eso, entre otras muchas cosas, planteaba una pregunta inmensa: ¿Qué edad tenía, entonces, el espacio-tiempo? Y, claro, para calcularlo se necesitaba saber la velocidad de expansión. Lo que los físicos llaman la Constante de Hubble.
Puede parecer una curiosidad malsana y poco útil, pero es solo apariencia: junto con la velocidad de la luz, la Constante de Hubble es una pieza central de nuestra comprensión de los fundamentos de la realidad física. Sin embargo, no se puede medir la constante en un laboratorio.
Resumidamente, los científicos se las han apañado para descubrir dos formas de medir la velocidad de expansión del Universo. La primera son las supernovas de tipo 1a. Este tipo de explosiones emiten siempre la misma energía, por eso si las localizamos en el espacio y medimos la energía que nos llega obtenemos su distancia. Gracias a este dato (y teniendo en cuenta que la luz de las galaxias se va a rojo conforme se alejan), podemos tener una aproximación de la Constante de Hubble.
El otro mecanismo usa el Fondo Cósmico de Microondas; es decir, el ruido de fondo que aún queda de aquella enorme explosión que fue el Big Bang. Estudiándolo a fondo podemos extraer conclusiones sobre cómo eran los primeros días del Universo y, tirando del hilo, podemos conseguir también un valor de la constante que explique cómo hemos llegado desde entonces hasta hoy en día.
El gran problema de la cosmología
El gran problema de la cosmología no es otro que los dos métodos no dan el mismo resultado. De hecho, la mejora de los dos sistemas de medición solo consigue reafirmar (¡Incluso ampliar!) esa distancia entre los dos valores de la constante de Hubble.
Para intentar resolver la cuestión, los investigadores llevan años tratando de encontrar otra forma de medir la constante que ayude a mediar en el problema. Ahí es donde entra en juego Cosmograil, la metodología que nos acaba de arrojar una medida nueva de la constante que sugiere que el Universo es más joven de lo que creíamos.
Cosmograil usa las lentes gravitacionales (es decir, el efecto de la gravedad en la luz) para usar dichas lentes al modo de fotografías que comparar con lo que vemos directamente. Eso nos permite usar los cuásares para realizar una estimación del valor de la constante. Y el resultado es preocupante.
No porque pasar de los tradicionales 13,8 mil millones de años a los 11,4 sea un problema en sí mismo, sino porque (como dije un poco más arriba) la constante de Hubble es esencial para entender cómo se formó el universo. Nuestra comprensión cosmológica depende mucho de que el universo tenga esos 13.8 mil millones de años. Si no es así, es posible que tengamos que empezar de nuevo.
Imagen | Bryan Goff
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