En ese nuevo orden mundial que se rige en el planeta, China no solo tiene un lugar destacado, lo tiene todo para ser la potencia a perseguir. Pongamos como ejemplo la megaconstrucción de un puente de 24 kilómetros con túneles submarinos. Normalmente, un proyecto así puede durar más de una década si no tiene retrasos. Bien, en China comenzaron la nueva joya de la corona de su arquitectura, el puente de Shenzhen-Zhongsham, en 2017. Ya está terminado.
Maravilla inaugurada. La noticia principal ocurrió el pasado fin de semana. China anunciaba a bombo y platillo la finalización y apertura del enlace Shenzhen-Zhongshan, un nuevo sistema de puentes y túneles a través del mar ubicado en la provincia de Guangdong, en el sur del país. En clave arquitectónica estamos ante algo insólito.
Una obra faraónica. A pocos kilómetros de otra joya arquitectónica de la nación, el Hong Kong-Zhuylai Macao (el puente marítimo más largo del mundo con 55 kilómetros de largo), China se propuso en 2017 levantar una arquitectura cuya complejidad se diferenciaba de casi todos los puentes conocidos. No tanto por su longitud, 24 kilómetros de largo, sino por su entramado complejo (en el medio hay un túnel submarino que corre entre dos islas artificiales, con puentes que conectan cada isla con la ciudad de ese lado).
Las prisas venían dadas por la situación del enclave. El estuario del río Perla, donde el río desemboca en el Mar de China Meridional, es una de las zonas más densamente pobladas del mundo. Abarca Hong Kong, Macao y nueve ciudades de Guangdong separadas por masas de agua, y eso hace que desplazarse sea un dolor de muelas. El puente era la solución conectando las dos ciudades que lleva su nombre. El plan: tenerlo listo para 2024.
El puente de los récords. Al poco tiempo supimos que iban muy en serio. Batieron un récord mundial al pavimentar en un solo día más de 22.600 metros cuadrados. Con ocho carriles que permiten velocidades de hasta 100 km/h, el enlace aparentemente reduce lo que normalmente es un viaje de dos horas a 30 minutos.
Después de siete años de construcción, finalmente se abrió al tráfico el 30 de junio. Detrás, nada menos que hasta once récords mundiales según la Red Mundial de Televisión de China (CGTN). Eso sí, extremadamente específicos:
- La luz más grande para un puente colgante de vigas de cajón de acero (1.666 metros)
- Plataforma de puente más alta (91 metros)
- Mayor autorización de navegación para un puente marítimo
- El ancla de puente colgante marino más grande (344.000 m3)
- Velocidad de prueba de resistencia al viento más alta para un puente colgante (83,7 metros)
- El tablero de puente de acero más grande con pavimento de asfalto epoxi de mezcla en caliente (378.800 m2)
- El túnel sumergido de ocho carriles y dos vías más largo (5.035 metros)
- El túnel submarino de tubo sumergido de hormigón y carcasa de acero más ancho (hasta 55,6 metros)
- La pieza fundida de un solo volumen más grande para un tubo sumergido con carcasa de acero utilizando hormigón autocompactante (29.000 m3)
- El tope de agua en forma de M plegable repetidamente más ancho utilizado en la junta final de un túnel de tubo sumergido (3 metros)
- Primer intercambio de autopistas y aeropuerto submarino del mundo
Seguridad. Todavía tenemos en el recuerdo lo ocurrido hace pocos meses en el puente de Baltimore. La seguridad en una obra del calibre de un puente es prioridad, y en el caso del Shenzhen-Zhongshan todo indica que se ha llevado la máxima. Por ejemplo, se han incluido en las secciones de los túneles nuevos sistemas de extinción de incendios y de extracción de humo.
Máquinas supervisoras. Además, habrá un equipo de 14 robots patrulla constantemente en el túnel, monitorizando las tuberías y cables o posibles accidentes. Según los medios, en el caso de un accidente se activa un protocolo donde los robots son capaces de guiar el tráfico a través de altavoces incorporados o filmar la escena mientras la transmiten a un centro de control remoto.
Incluso las luces cuentan con sistemas de iluminación codificados por colores. ¿Qué significa? Por ejemplo, cuando todo está bien, son verdes, pero en caso de emergencia se vuelven rojos. También pueden cambiar progresivamente de amarillo a verde a lo largo del túnel para ayudar a guiar a las personas en la dirección correcta durante una evacuación.
En definitiva, una obra faraónica, que se suma a otras parecidas en el país, terminada en los plazos indicados a comienzos del proyecto. Le iba mucho en juego a China si tenemos en cuenta que hablamos de un país que cuenta con más del 18% de los habitantes del planeta. La densidad de su población posiblemente convertirá a China en uno de los grandes constructores de enlaces y puentes que descongestionen o simplemente ayuden a moverse entre las urbes masificadas.
Imagen | Xinhua
En Xataka | Este impresionante puente es la última locura arquitectónica de China y lleva más de 200.000 visitantes
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